Exploradores españoles, entre los 50 mejores del mundo: Oficialdegui y Carpintero


Ignacio Oficialdegui, miembro del proyecto Trineo de Viento

El explorador y biólogo navarro Ignacio Oficialdegui, uno de los componentes del proyecto polar del Trineo de Viento, ha sido elegido como uno de las 50 personas “que necesita el planeta y es preciso conocer porque están cambiando este mundo” por parte de la prestigiosa sociedad norteamericana Explorers Club de Nueva York, una entidad creada en 1904 y de la que han formado parte a lo largo de su historia personajes como Roald Amundsen, Edmund Hillary o Neil Armstrong. También han escogido al manchego Manuel José Carpintero, maestro en un colegio de Villarta de San Juan (Ciudad Real) y presidente de la Sociedad Astronómica y Geográfica de su provincia.

Los miembros del jurado del Explorers Club han escogido a Oficialdegui y Carpintero entre unos 400 candidatos de 48 países, destacando la capacidad de innovar y explorar que han demostrado a lo largo de toda su trayectoria, tanto a nivel profesional como personal. En el caso de Oficialdegui, ingeniero de profesión y especializado en energías renovables, es miembro del Club norteamericano desde agosto de 2020. Su candidatura fue presentada por otro gran explorador polar español, Ramón Larramendi, con el que participa en el “Trineo de Viento”, el único vehículo polar del mundo movido al 100% por energías renovables y capaz de transportar hasta dos toneladas de peso a lo largo de miles de kilómetros de hielo.

Última expedición a la Antártida con el Trineo de Viento. Oficialdegui, el segundo por la izquierda.

Desde el año 2000, Oficialdegui trabaja en el diseño de las que denomina “Autopistas Eólicas polares” en los lugares más prístinos e inhóspitos del planeta, como son las grandes mesetas heladas de Groenlandia y la Antártida, en las que ha recorrido más de 13.000 kilómetros, cambiando el modelo convencional de investigación en estas regiones gracias al Trineo de Viento.

La última de las expediciones realizada tuvo lugar en 2019, Antártida Inexplorada 2018-2019. En esta última aventura recorrieron 2.500 kilómetros alrededor de la región más fría del planeta, confirmando el modelo de investigación polar más económico y respetuoso con el medio de los existentes hasta el momento. Otros de sus logros son su participación en la “Expedición Navarra al Polo Norte Geográfico”;  la primera expedición “Transantártica española 2005-06” con un primer modelo de Trineo de Viento (se alcanzó por primera vez el Polo Sur de la Inaccesibilidad); la expedición “Polo Sur sin límites”  al Polo Sur Geográfico en 2009 con personas con minusvalías; la expedición transantártica “Acciona WindPowered Antártica” en 2012 , que también pasó por el Polo Sur Geográfico con el vehículo polar;  el cruce de Groenlandia en 2016 a través de su punto más alto de hielo, “Greenland Ice Summit 2016«; y la mencionada “Antártida Inexplorada 2018-19”. En esta última, se realizaron investigaciones para la Agencia Espacial Europea y diferentes universidades en  colaboración con el Comité Polar Español. 

Otra faceta de Oficialdegui está ligada a la cooperación al desarrollo y la ayuda humanitaria, pues ha trabajado en el conflicto de la ex Yugoslavia, Zimbabwe y Rwanda), lo que propició que también dedicara tiempo a la exploración de regiones de sabana y remotas cordilleras del continente africano.

«Es un honor formar parte de ese grupo de 50 personas escogidas en todo el mundo por el Explorers Club tras décadas de viajar por los lugares más inhóspitos con gracias al viento. Creo que este reconocimiento puede ser un gran impulso a nuestros proyectos de exploración y movilidad en regiones polares extremas que, tras dos años de parón por la pandemia, siguen muy vivos ”, señala el explorador navarro.

La distinción abre la puerta a que el Trineo de Viento español y sus “Autopistas Eólicas Polares” sean conocidos más allá del ámbito académico nacional e internacional, donde ya ha conseguido los avales suficientes, además de convertirse en un canal para la divulgación de la situación de los territorios polares más remotos y desconocidos.

Manuel José Carpintero

En el caso de Carpintero, destaca su afán por transmitir a sus alumnos el espíritu de la exploración y el cuidado por el planeta. Su primera aventura la vivió con 20 años, cuando pasó dos meses en la selva colombiana del Chocó. También ha estado en el Ártico -en un viaje con trineo de perros- y en la Antártida, con una embarcación de 14 metros de eslora en la que llegó hasta los 66º 33″ del Círculo Polar Antártico. En México, repitió la aventura del explorador manchego Diego de Mazariegos por la selva de Chiapas.

El Explorers Club pretende precisamente, con la nominación de estas 50 personalidades, dar visibilidad a sus logros más allá de sus fronteras y avalar su trabajo con el prestigio de una institución de la que han formado parte grandes exploradores y científicos, como son Robert E. Peary, los tripulantes del Apolo XI que aterrizó en la Luna, el alpinista Edmund Hillary, la bióloga Jane Goodall, la paleontóloga Mary Leaky, el cineasta James Cameron o la oceanógrafa Silvya Early, entre otros muchas personalidades.

Por último, Ignacio Oficialdegui es también miembro de la Sociedad Geográfica Española y presidente del Club Geográfico de Navarra. En estos momentos participa en la formación de una Agrupación de Geografía, exploración y viajes en el Ateneo de Madrid.

Michel Mayor, el sabio que nos abrió la ventana a otros mundos


Festival Starmus 2017 @RosaTristán

ROSA M. TRISTÁN

Hay seres humanos que se nos quedan prendidos dentro, personas que irradian sabiduría y sencillez a partes iguales y que con las que merece la pena mantener el fino hilo que un día surgió y que, si bien no crece si que permanece ahí, a la espera de nuevos encuentros. En mi caso, uno de esos hilos me une al nuevo Nobel de Física, Michel Mayor, el científico suizo que hace ya casi 25 años nos descubrió, junto con su alumno Didier Queloz, que más allá de nuestro Sistema Solar había mundos, miles, millones de mundos quizás, a la espera de ser descubiertos. Michel y Didier, un día de 1995 encontraron que cierto movimiento en la velocidad radial de la lejana estrella 51 Pegasi (también llamada Helvetios) era, sin duda, un pequeño planeta, un exoplaneta porque está fuera de nuestro Sistema Solar. Nuestro mundo, con este hallazgo, dejó de ser tan especial. Si a 50 años luz de la Tierra, en la constelación de Pegaso, había un planeta orbitando otra estrella ¿por qué iba a ser el único?

Con Michel Mayor y el astronauta Claude Nicollier en Starmus 2017 @RosaTristán

 

Hoy ya se han localizado 4.031 confirmados y otros 2.420 potenciales y es un número que no deja de aumentar, pero la brecha que abrieron Michel y Didier con el abrasador planeta Dimidio (antes se conocía como 51 Pegasus B) fue clave  y por ello cuando hace 10 años le entrevisté por primera vez el tiempo se me hizo infinitamente corto para tanto como podía aprender con ese hombre tímido y discreto, de los que parece que no tienen más vida que mirar por un telescopio (en realidad las pantallas del telescopio) hacia el mucho más allá de nuestra mirada. Y de repente descubres que no, que esa persona es, además, un sabio, un filósofo de la vida.

En 2011, nos volvimos a encontrar en el Starmus Festival de Tenerife, adonde acudió con su mujer Francoise y en los años siguientes repetimos citas en las nuevas ediciones de ese festival de ciencia, divulgación y música, organizado por su amigo y colega Garik Israelian, al que nunca ha querido faltar. Con ellos, recuerdo una fría y mágica noche mirando las estrellas por un telescopio de aficionados en las cercanías del Teide. «No entiendo como no le han dado ya el Nobel», le dije entonces. Y Michel Mayor se reía mientras me explicaba que, en realidad, poco sabía de constelaciones, que lo suyo era de buscar lo que no somos capaces de ver, de hacer visible lo invisible.

Y tenía que llegar… porque antes del Nobel ya tenía la Medalla Albert Einstein (2004), era Caballero de la Legión de Honor francesa (2004), el Premio Shaw de Astronomía (2005), la Medalla de Oro de la Real Sociedad Astronómica del Reino Unido (2015) y el Premio Wolf de Física (2017), considerado el más prestigioso del área tras el Premio Nobel. Junto con Isaelian, con el que ha publicado más de 40 artículos científicos, también recibió el prestigioso Premio Viktor Ambartsumian, en Rusia. Hoy, por fin, el ansiado premio de la Academia sueca.

La última vez que nos encontramos fue en el Starmus de 2017 en Trondheim. Llegamos a la vez al aeropuerto, aunque la pareja venía de recoger el mencionado Premio Wolf de la calurosa Israel. Les perdieron las maletas y el clima en Noruega no era para andar desabrigados. De aquellos días en Starmus tengo infinidad de recuerdos; desde luego las conferencias de otros Nobel sobre temas apasionantes, las meteduras de pata machistas de algunos, el compartir canapés y cerveza con el mediático periodista Larry King y el no menos mediático Oliver Stone, la recepción con los príncipes noruegos, el concierto de Steve Vai, para el que nos dieron tapones para los oídos…

Con Francoise y Michel Mayor, en Tenerife.

Pero de todo ahora me vienen a la mente las tertulias improvisadas en torno a un café con Michel Mayor, con Francoise, que habla un excelente español, por cierto, y con su amigo de aventuras, el astronauta suizo Claude Nicollier, el primer europeo en viajar al espacio.

Ahí descubrí a un ser humano pegado a la Tierra, a un viajero cuya curiosidad es tan infinita en nuestro planeta como en el Universo, eso sí, siempre con el empuje, a su lado, de una mujer tan fuerte como discreta e imprescindible. Y donde menos lo esperaba encontramos un hilo que nos unía y que pasaba por África subsahariana, que habían recorrido, para viajar desde allí a las estrellas. Tampoco olvido el cariñoso mensaje que Michel me envió cuando se enteró, hace ya más de siete años, de que había dejado de trabajar en El Mundo (en este caso, bien terrenal) a través del cual nos habíamos conocido.

Por eso, cuando hoy supe que este sabio y el que fuera su doctorando, Didier Queloz, son los nuevos Nobel de Física 2019, junto con el norteamericano, James Peebles, he sentido muy cerca la alegría: llega el reconocimiento global que hace tiempo pienso que lo merecía. Así que, desde este Laboratorio para Sapiens, gracias Michel por habernos ‘empequeñecido’ en el Universo. Para los seres humano nos debiera sacudir de soberbia saber que, muy muy probablemente, no somos tan especiales…

Otros muchos mundos están ahí fuera y esa ventana la abristeis Didier y tú a la Humanidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

Tecnalia 2012 premia un reportaje sobre el hambre de Rosa M.Tristán


Recogiendo el Premio TECNALIA 2012

Recogiendo el Premio TECNALIA 2012

El reportaje ‘LA CIENCIA, AGENTE SOLIDARIO CONTRA LAS HAMBRUNAS’, que publiqué el pasado 14 de mayo en el diario EL MUNDO ha recibido una Mención Especial en los Premios Tecnalia 2012, que cada dos años premian a los periodistas que más se han distinguido en la divulgación de la investigación y la innovación tecnológica. 

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