Humanos y chimpancés, fetos distintos a las 22 semanas


  Compartimos con ellos el 99% del ADN, pero hasta ahora no conocíamos en qué momento de nuestro desarrollo biológico toman derroteros distintos desde hace más de siete millones de años. Mirando la imagen de la derecha, es difícil distinguir cuál es el feto de chimpancé y cual el humano.
Esa bifurcación de caminos, según han revelado científicos de la Universidad de Kioto,  ocurre a las 22 semanas desde el inicio del embarazo porque sería a esa edad cuando el cerebro de un feto de chimpancé deja de crecer, mientras que nuestro sigue aumentando de tamaño hasta pesar ese kilo y medio que tan doloroso hace el parto humano.
La investigación que revela este dato ha sido publicado en la revista ‘Current Biology’ de esta semana por Satoshi Hirata y sus colegas Tomoko Sakai y Hideko Takeshita. Su trabajo nos descubre que al principio el cerebro crece muy rápido dentro del útero en ambas especies de primates, pero con cinco meses y una semana de gestación, el de los chimpancés se estabiliza, mientras que el humano sigue en aumento acelerado durante otros dos meses, o más. (el tiempo de gestación humana sólo es ligeramente superior al de los chimpancés, 38 semanas versus 33 o 34 semanas).

VíDEO. Ecografía de un chimpancé

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores tomaron imágenes en ultrasonido 3D de dos chimpancés embarazados de 14 a 34 semanas de gestación. Luego, la compararon con las de fetos humanos de esas mismas edades.
«Aclarar estas diferencias cerebrales proporcionará claves importantes para comprender el sofisticado comportamiento de los humanos modernos», ha señalado Sathosi.
A lo mejor también nos aclara por qué si hasta las 22 semanas, nada nos diferencia de un chimpancé, se ponen tantas trabas para que las mujeres paran cuando desean, y no cuando venga estipulado en una ley.
Aborto limitado a la semana 14
Llama la atención que los abortos sólo se permitan, en la ley vigente desde 2010, hasta la semana 14 de gestación, salvo en los casos de malformaciones muy graves del feto o que éste sea inviable. Pero aún llama más la atención que esa legislación quiera revocarse, para hacerla todavía más restrictiva.
Pese a la creencia general de que el aborto es libre en este país, nada más lejos de la realidad. Un estudio reciente del grupo Mujeres ante el Congreso refleja que mueren 30 veces más madres en países con leyes que limitan este derecho. Sin embargo, casi todas ellas (y sus parejas)  deciden la interrupción en los primeros meses de embarazo. Sólo un 1,54% aborta a partir de la semana 22, que sería cuando feto humano y de chimpancé comienzan a diferenciarse.
Así, y pese a que ambos serían iguales hasta entonces, a los que promueven eliminar ese derecho a decidir de los padres no se les ocurría denunciar la práctica de abortos en  chimpancés.
El tamaño del cerebro es lo que complica tanto el parto humano, como explica Juan Luis Arsuaga en su último libro, ‘El primer viaje de nuestra vida‘. Es una pena que, una vez desarrollado plenamente en la edad adulta, se utilice para manipular y coartar libertades. Eso es una auténtica involución.