Brecha de género: A las científicas ‘las suspenden más’ en las revistas


R

ROSA M. TRISTÁN

A pesar de que el papel de las mujeres científicas no deja de aumentar, aún estamos muy lejos del deseable equilibrio. Las investigadoras no sólo tienen más problemas para conseguir una plaza y obtener un puesto de relevancia o un equipo de trabajo, sino que los trabajos que dirigen son menos aceptados en las publicaciones científicas que los de sus colegas. Estos ‘suspensos’ metafóricos son otro ‘agujero’ que tiene más que ver con su género que con otros motivos, según un trabajo publicado en la revista de la Real Sociedad de Química (Royal Society of Chemistry, RSC) recogida por la revista ‘Nature’.

A esta conclusión han llegado en la RSC después de analizar los más de más de 700.000 manuscritos que les han enviado entre enero de 2014 y julio de 2018 para ser publicados en su revista, una de las más prestigiosas que existen en esta materia.  La sociedad comprobó los nombres de pila de los autores  y encontró que casi el 36% de los autores eran mujeres, pero que solo un 23% de los artículos que fueron aceptados para su publicación tenían autores femeninos. 

El informe, (titulado: Is Publishing in the Chemical Sciences Gender Biased?) tenía por objetivo identificar si había un sesgo de género y llega a la conclusión de que existe «una interacción compleja de sesgos sutiles en todo el proceso de publicación, que se combinan para poner a las mujeres en desventaja cuando difunden su investigación». Se detectó, asimismo, que cuando las mujeres publican, sus documentos obtienen menos citas en trabajos de otros colegas que el promedio de las investigaciones de  autores masculinos y comprobó que aunque los trabajos de autores masculinos tienen más citas que los de las mujeres, es poco probable que sean autoras y no de autores.

Como señala en ‘Nature’ el químico de la Universidad de York David Smitt, «resulta evidente que la brecha de género se manifiesta en cada etapa del proceso de publicación: elección de revista, decisiones editoriales, decisiones de los árbitros e incluso citas, así que se sugiere que algo está sistemáticamente mal».

En similares términos se manifiesta Molly King, socióloga de la Universidad de Santa Clara en California, que reconoce que algunos de estos resultados se alinean con su propio trabajo, sobre la desigualdad de género a la hora de ocupar los prestigiosos primeros puestos de una lista de autores, y asegura que los académicos masculinos tienen un 70% más de probabilidades que las  femeninas de citar sus propias publicaciones. «Aunque las brechas de género pueden parecer pequeñas individualmente, suman más de 30 a 40 años de carrera y en todas las etapas de la cartera de publicaciones», dice King.

En todo caso, no es un problema único de la Real Society of Chemistry. Otro informe similar publicado en 2018 por el Instituto de Física en Bristol (también en Gran Bretaña) encontró que los trabajos con autores femeninos también eran menos aceptados. Y un análisis de 30.000 envíos a la revista biomédica ‘eLife’ encontró que los revisores tienden a favorecer los manuscritos de autores del mismo género. Y, claro como las mujeres están subrepresentadas como editoras de revistas, pues salen perdiendo.

El RSC señala que su análisis es limitado porque sus métodos hacen suposiciones sobre el género de los autores y solo pueden asignar el género en términos binarios, así que las personas con género desconocido fueron eliminadas. Pero la sociedad dice que tomará medidas para abordar los prejuicios de género, incluida la oferta de capacitación sobre prejuicios inconscientes a su personal editorial y la contratación de más revisoras pares y miembros de la junta editorial. De hecho, su responsable, Robert Park, señala en la presentación del informe: «Tenemos que reconocer dónde sucede esto. Estamos comprometidos a seguir analizando nuestros propios procesos en cada etapa y pedimos a otros editores que hagan lo mismo. Queremos trabajar juntos para que la publicación científica, revisada por pares, sea adecuada para la era moderna. Garantizar que la comunidad de la ciencia química fomente de manera justa, permita el acceso equitativo y conserve una gama más diversa de voces conducirá a una mejor ciencia y, por extensión, beneficiará a la sociedad.

Sería interesante tener estudios similares de revistas científicas españolas…

Los científicos ‘exiliados’ ¿diplomáticos de España en el extranjero?


Embajada española en Estados Unidos.

ROSA M. TRISTÁN

Varios miembros de la Fundación Española de Ciencia y Tecnología (FECyT) han publicado un artículo en la revista Science&Diplomacy hace unos días que ha tenido una contundente respuesta en otra revista, Nature, por parte de una científica española en el exilio, que considera el contenido del primero «hechos alternativos», al estilo Trump, dado que señala que los investigadores en el extranjero son  diplomáticos españoles de la ciencia, cuando en realidad, asegura, la inmensa mayoría han tenido que dejar este país por falta de oportunidades. Por contra, una de las asociaciones aludidas en Science@Diplomacy, ECUSA, considera «muy positivo que los agentes políticos en España muestren interés por nuestras actividades». En definitiva, la polémica está servida. ECUSA es la asociación de investigadores en EEUU. Y en similares términos se ha manifestado CERFA (su equivalente en Alemania), si bien con matices.

Los siete autores del primer artículo, todos ellos personal de FECYT, afirman que el Gobierno de España se esfuerza en  «autorizar un sistema de jugadores en este juego internacional: asociaciones de investigadores españoles al exterior», de forma que los científicos españoles que trabajan en instituciones extranjeras y proyectos extranjeros, sean la «diplomacia de la ciencia» ya que muchos mantienen contactos con investigadores en nuestro país. «Con la ayuda de estas redes preexistentes de científicos, España ha podido consolidar su diplomacia de la ciencia en el país y en el extranjero, reforzar su presencia científica en países estratégicos y fomentar las oportunidades de la carrera para los investigadores españoles», señalan los autores.

Añaden que «con la reciente turbulencia económica en España, se requerían  perspectivas alternativas para implementar y aprovechar un enfoque centrado en la «circulación de cerebros»….Esta red de diplomáticos-científicos permitiría a España relacionarse con los países de acogida de los científicos españoles  y ampliaría la presencia de la ciencia en la agenda de la política exterior española». «Este enfoque combinado también contribuiría a mantener a los investigadores españoles en el extranjero involucrados en el ecosistema nacional español de ciencia e innovación, asegurando a los científicos en el extranjero un papel continuo en el desarrollo de la ciencia dentro de su país de origen» . 

Amaya Moro-Martin @ROSA M. TRISTÁN

El artículo recuerda que existen al menos 13 asociaciones de investigadores españoles en el extranjero. Pero se aboga por mejorar los canales que tienen con las instituciones, así que por ello se ha llamado a los científicos exiliados en Estados Unidos, Reino Unido y Alemania para, ya que conocen sus países anfitriones y España, asesoren a las partes interesadas. 

Una de ellas es ECUSA, que reúne a 60 investigadores españoles en Estados Unidos y que se define como totalmente apolítica y apartidista. Entre sus principales sponsors (como en CEFA) figura el Gobierno, la FECYT y la Fundación Ramón Areces. ECUSA, en un comunicado, explica que entre sus miembros hay científicos y otros profesionales de la ciencia y la tecnología emigrados por la imposibilidad de encontrar un puesto de trabajo de calidad en España. Para ECUSA es «muy válido» el reconocimiento mencionado en el artículo en Science&Diplomacy sobre el papel jugado por esta asociación en la escena científica actual porque «los científicos españoles en el extranjero debemos ser tenidos muy en cuenta a la hora de fijar las políticas científicas en España, las cuales deben, entre otras cosas, facilitar el retorno de aquellos que deseen volver y fomentar el desarrollo de colaboraciones con otros países». De ahí que feliciten a FECYT por la iniciativa. «Es el momento de aunar esfuerzos si queremos hacer de la ciencia un elemento fundamental para el desarrollo de las sociedades española y estadounidense», concluyen. El comunicado de CERFA es similar.

Pero no todos opinan igual y el mismo artículo de FECYT ha sido respondido en Nature por la astrofísica española Amaya Moro Martín, que trabaja en el Instituto Científico del Telescopio Espacial de la NASA desde que se vio obligada a dejar España: «Nunca me consideré una diplomática, así que es una sorpresa ser etiquetada como tal por el Gobierno español.  Oficialmente, los científicos emigrantes españoles como yo, obligados a abandonar España debido a las terribles circunstancias que rodean la investigación en nuestro país, no existían previamente.Nos dijeron que éramos  una «leyenda urbana.Ahora, resulta que no sólo soy real, sino que también soy parte de una estrategia política deliberada y astuta del Gobierno español para enviar a científicos extranjeros para sembrar la colaboración internacional y para fortalecer, no debilitar, la ciencia española», afirma en su respuesta.

Moro-Martín, que tuvo un contrato Ramón y Cajal y luego fue despedida, considera que es otra forma de generar «hechos alternativos», al estilo del nuevo presidente de EEUU: «El Gobierno español es un líder mundial en incorporarlos en el tejido de su política científica, ya que recorta los fondos y el apoyo…Por lo tanto, los científicos de todo el mundo deben estar en guardia y deben desafiar declaraciones engañosas que intentan ocultar la degradación política de la ciencia». La investigadora denuncia que  «España se jacta de cómo los investigadores que han sido forzados a irse son ahora parte de su esfuerzo por reforzar su presencia científica en países estratégicos».

También considera inadmisible que los políticos españoles quieran hacer creer que la ciencia que se hace fuera de España es Made in Spain y que se les quiera usar de asesores científicos en las embajadas, a miles de kilómetros de los puntos de decisión sobre la ciencia en su país de origen:  «La realidad es que el ambiente para la investigación en España es preocupante.En este mes (febrero), vimos el desmantelamiento de Abengoa Researc, el buque insignia del sector privado español de I + D, el mayor laboratorio de investigación básica en el país para las energías renovables y un líder mundial en el campo.Su cierre es sintomático: la inversión pública en I + D atrae la inversión privada y ésta no puede prosperar si la primera se arruina».

Para Martín-Moro «el tiempo para ser diplomático ha desaparecido hace tiempo», como deja claro en su respuesta.

¿Los científicos españoles en el extranjero quiere ser embajadores de la ciencia española? División de opiniones.

Científicos de Europa: «Han elegido la ignorancia»


ROSA M. TRISTÁN
Hace unos días, se daban a conocer los funestos presupuestos para 2015 que exprimen hasta dejar bajo mínimos a la investigación en España. Ahora, una carta publicada en la revista Nature, y firmada por un grupo de científicos europeos, encabezados por la astrofísica española Amaya Moro-Martín, contextualiza la debacle en nuestro país en un entorno europeo en el que la situación es igualmente preocupante. Se titula Han elegido la ignorancia (y aquí en inglés)  y en ella piden la firma de todos los ciudadanos en apoyo de la ciencia, que vive sus horas más bajas en el continente.

Sigue leyendo