Un ciervo paleolítico que emigró de Asia a Getafe y un yacimiento abandonado


Un neandertal, con un ciervo 'H. mediterraneus' al hombro, en Getafe. |ILUSTRACIÓN CEDIDA POR MAURICIO ANTÓN.

Un neandertal, con un ciervo ‘H. mediterraneus’ al hombro, en Getafe. |ILUSTRACIÓN CEDIDA POR MAURICIO ANTÓN.

ROSA M. TRISTÁN

Hace unos día se presentaba en el Museo Arqueológico de Madrid un ciervo paleolítico madrileño. Sus huesos, enterrados hace 84.000 años junto al cauce el Jarama, a su paso por Getafe, lucen recién restaurados en el Museo Arqueológico Regional de Madrid. Se trata de un ‘Haploidoceros mediterraneus‘, una especie asiática que llegó a Europa en dos oleadas, hace 300.000 y unos 100.000, según los expertos, y que ahora el director del Museo, el arqueólogo Enrique Baquedano, utiliza para que los estudiantes y el público sean conscientes de lo que supone el trabajo científico en un contexto arqueológico. El rico yacimiento donde se encontró lleva 10 años sin excavar por falta de fondos para su investigación.

IMG_7905La exposición no es de grandes dimensiones: una vitrina en la que lucen los fósiles, que suponen casi el 100% del esqueleto, lascas utilizadas por los humanos que vivían por la zona, una foto de la excavación, y dos fantásticas ilustraciones de Mauricio Antón en la que se puede ver a un neandertal cargando con uno de estos ciervos, de unos 120 kilos, echando la gota gorda.

El ciervo, que inaugura un espacio bautizado como El presente de la arqueología Madrileña en el museo, estará expuesto hasta octubre y Baquedano confía en que «despierte vocaciones  paleontológicas porque explica el descubrimiento, restauración y estudio»; por ello ha llamado la exposición con el nombre científico del cérvido.

Enrique Baquedano, director del Museo Arqueológico Regional, en la presentación. |ROSA M. TRISTÁN

Enrique Baquedano, director del Museo Arqueológico Regional, en la presentación. |ROSA M. TRISTÁN

El paleontólogo Jan van der Made, del Museo Nacional de Ciencias Naturales, y el tafónomo José Yravedra, profesor en la Universidad Complutense (al menos hasta febrero, que acaba su actual contrato) han sido  los responsables del estudio del cérvido, que desde que se encontró, en 2005, ya se adivinaba distinto a los conocidos en Europa. «Lo encontramos en una gravera, en Preresa, hace casi 10 años, cuando se puso en marcha un proyecto para buscar yacimientos en la Comunidad, pues se conocían los mismos desde los años 70», recuerda Yravedra para este Laboratorio.

Eran otros tiempos. Cuando había dinero para estas cosas de la ciencia. El primer año en este lugar ya encontraron un posible uro en conexión anatómica y restos de un elefante ‘comidos’ por humanos, que publiqué en EL MUNDO. Al siguiente, en 2005, apareció el ‘Haploidoceros‘, que por entonces era el primero del continente. Años después se localizó otro en Cataluña y también restos en Francia que se acabaron publicando en una revista científica antes. «Nosotros aún no hemos publicado un artículo sobre este ejemplar, siendo el más completo, porque la mayor parte del equipo está en precario y hemos tenido que dejarlo para buscarnos la vida con otros trabajos», apunta el arqueólogo Yravedra.

Afortunadamente Van der Made, especialista en macrofauna del CSIC, si pudo dedicarle tiempo y averiguó que sus extrañas astas tenían un pariente muy lejano: en Asia, de donde llegó en las dos oleadas mencionadas aprovechando un clima cálido. También averiguaron que vivía en zonas pantanosas y que su muerte fue natural, probablemente arrastrado por el río hasta quedar sepultado tal cual en un terreno limoso. Para su sopresa, carecía de marcas de corte hechas por herramientas de piedra, que sí había en otros animales en el mismo lugar. «Lo importante», comentaba Baquedano, «no es sacar una pieza y punto, sino que se entienda el contexto en el que vivió y el proceso científico».

Mauricio Antón y Jan Van Der Made, en la exposición. |@RosaTristán

Mauricio Antón y Jan Van Der Made, en la exposición. |@RosaTristán

Claro que de ese contexto hay muchas más preguntas pendientes que respuestas, asegura Yravedra, que participó en la excavación con sus responsables, Joaquín Panera y Susana Rubio.  «Sabemos que los humanos estuvieron allí y que comieron elefante, lo que no se ha visto en ningún otro lugar. También encontramos en Preresa el único diente de león que existe en Madrid, pero la investigación está parada fdesde hace una década; por desgracia, somos una generación en la que casi nadie tiene un contrato y si nadie paga, parece evidente que no podemos dedicarnos toda la vida a investigar gratis, aunque a menudo lo hacemos», apunta el arqueólogo.

Yravedra ha sentido no poder ir a la inauguración, al estar dando clase, y haber aprovechado para pedir recursos  para reabrir este yacimeinto al director general de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, Fernando Carrión, que estuvo en la inauguración, en la que la que había muchas cámaras y fotógrafos. Podría interpretarse como interés por la ciencia, pero todo parece indicar que no es eso lo que llevó a Carrión a Alcalá de Henares, habida cuenta de que el dinero en esta comunidad ha ido para otros asuntos: candidaturas olímpicas, el proyecto retomado de la Ciudad de la Justicia, etcétera, etcétera.

Ahora bien. Que a un científico, cansado de que no le hagan caso desde las instituciones, no se le ocurra contar alguna noticia importante a un periodista sin foto de por medio, porque entonces le montan ‘la de San Quintín’ .

 

 

 

 

 

La Cuna de la Humanidad viaja de Tanzania a España


Recreación Garganta de Olduvai, según Mauricio Antón. |ROSA M. TRISTÁN

Recreación Garganta de Olduvai, según Mauricio Antón.

ROSA M.  TRISTÁN 

«La ignorancia genera confianza más frecuentemente que el conocimiento» (Charles Darwin, que nació un 12 de febrero, 1809)

Que un equipo español haya logrado traer a España más de 200 piezas del Museo Nacional de Tanzania, uno de los que más tienen del rompecabezas que es el pasado de la especie humana, es un acontecimiento sin precedentes. Que, además, algunas de las piezas más importantes hayan sido encontradas, precisamente, por ese equipo, sin prácticamente  ningún apoyo oficial, es una heroicidad.  Y que la exposición ya esté siendo demandada por museos de toda Europa es el resultado de su excepcional calidad. Se trata de ‘La cuna de la Humanidad’, que esta semana ha sido presentada oficialmente en el Museo Arqueológico Regional de Madrid, una cita imprescindible para todos aquellos que quieran saber de dónde venimos y por qué somos como somos. Son cuatro millones de años de historia resumidos en una hora.

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