Luis Siret, el belga que descubrió dos culturas en España


Luis Siret,, en un yacimiento a finales del siglo XIX.

Luis Siret,, en un yacimiento a finales del siglo XIX.

El belga Luis Siret se pasó la vida entre picos y palas sacando huesos. Lo hizo en el sur de la Península Ibérica, en Almería, ciudad donde hoy un colegio público lleva su nombre como póstumo homenaje a un hombre que ha pasado desapercibido para los no iniciados en el mundo de la Arqueología. Siret (1860-1934), quien sacó a la luz una decena de yacimientos  paleolíticos, neolíticos, calcolíticos y, sobre todo, de la Edad de Bronce, en Andalucía, le tocó vivir  una época en la que hacer agujeros por el mundo para encontrar vestigios del pasado, ya fuera en Egipto, Mesopotamia o Mojácar, tenía un atractivo irresistible.

Ahora, 81 años después de su muerte, el Museo Arqueológico Nacional, saca a la luz el archivo personal del arqueólogo, y lo hace en su versión digital tras ocho años de trabajo. Más de 31.000 documentos en los que Siret nos habla de todo aquello que encontró, junto a su hermano Henry y el capataz Pedro Flores. Más de 150 cuadernos de excavación, con anotaciones, dibujos, fotos e informes que desde el lunes 2 de marzo de 2015 están disponibles en la página web del Museo para aquellos que quieran investigar sobre sus trabajos, si es que logran apoyo financiero para ello, claro. Y material hay de sobra, desde las cartas que envió a otros científicos de prestigio en aquel momento, a recortes de prensa, informes sobre su participación en congresos y un largo etcétera de documentos.

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En la nota de prensa que envía el Museo, llama la atención que se tardara tanto tiempo en hacer inventario y organizar, pues Siret le donó sus colecciones en 1928 y  ese trabajo con las piezas se realizó entre los años 50 y 90, ni más ni menos que 40 años!

Siret había nacido en Saint Nicolas Waes (Bélgica) en una familia acomodada y culta que le inculcó, como a su hermano, interés por el pasado. Ambos se decantaron por la ingeniería y fue Henri el primero en venir a España a trabajar en la Sierra Almagrera, en Almería, pasos que poco después, con 21 años recién cumplidos, seguiría Luis. Hay que recordar que por entonces en España necesitaba de esa mano de obra cualificada, así que pronto crearon su propia compañía minera en Parazuelos (Murcia).
Juntos, durante unos años, compaginaron su profesión con su pasión, que fue buscar y excavar yacimientos arqueológicos tanto en Murcia como en Granada o Almería, y encontraron un buen número de ellos y, aunque no puede decirse que fueran muy exhaustivos en las excavaciones, lo cierto es que encontraron restos de una cultura de la Edad de Bronce que hoy se conoce como argárica, que se extendió por esas tierras desde hace 5.000 años hasta el siglo II de nuestra era. Hasta entonces, era desconocida.
Fruto de ese trabajo es su obra ‘Les premiers âges du métal dans le Sud-Est de l’Espagne’, publicada en Amberes en 1887, poco después de que Henri se volviera a su país de origen. Pero Luis se quedó, con su capataz Pedro Flores, y poco años después descubría la necrópolis de Villaricos (Almería) que excavaría hasta 1910. Se trataba de la antigua ciudad fenicia y romana de Baria, fundada por los navegantes tirios a finales del siglo VII a.C. para la explotación de las cercanas minas de plata y plomo. Siret excavó allí más de 2.000 tumbas de varios siglos, así como un área en la que se preparaban salazones y restos de un templo. Es penoso que sólo una pequeña parte de ello esté acondicionado para visitas del público, aunque no hay noticias de que ni siquiera se realicen más que de forma esporádica.
Paralelamente, mientras construía una vía férrea, encontró otro yacimiento en la Sierra de Gádor, que resultó ser un poblado fortificado de otra cultura desconocida, Los Millares, uno de los asentamientos más importantes de Europa del Calcolítico (también de hace unos 5.000 años), que se encuentra en  el municipio de Santa Fe de Mondújar. Allí, desenterró tumbas megalíticas con corredores y recintos circulares de falsa cúpula.
Hasta el final de sus días, Siret siguió trabajando como arqueólogo. Fue enterrado en Águilas (Murcia).

Escaparate del nuevo Museo Arqueológico Nacional


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ROSA M. TRISTÁN (Publicado en ESCUELA)

La Dama de Elche espera al final de una gran sala. Está dentro de una vitrina iluminada, como una reina. A su lado unos paneles señalan que este busto íbero con 2.400 años de historia pudiera ser parte de una escultura que estaba sentada, o quizás de pie. Es un misterio. Esta mujer con peineta y mantilla es una de las ‘estrellas’ del recién ‘reinaugurado’ Museo Arqueológico Nacional (MAN), en el centro de Madrid.

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