El calor es asfixiante, polvoriento, reseco. Para llegar hasta allí hace falta subir por una pista de tierra, ya cerca de Torrejón de Velasco, que sube y sube sin una mala sombra en la que cobijarse. Es el murmullo de una voces el que sirve de guía para encontrar, metidos varios metros en un agujero, a un grupo de paleontólogos trabajando bajo la tenue sombra de una lona. Sudando la gota gorda.