Un espacio creado por ROSA M. TRISTÁN para investigar y profundizar en el trabajo y la vida de aquellos seres humanos que aportan sabiduría en este pequeño y maltratado planeta azul
Si hay un protagonista de este domingo, desde luego es este lobo marino (o león marino). Estaba cómodamente tumbado en Caleta Argentina, un enclave en la costa de Isla Livingston, justo al pie de uno de las lenguas de glaciar Hurd, que por cierto ya no llega al mar debido a su retroceso. Era un animal enorme, comparado con las focas que ví en el pasado, que es lo más parecido a este mamífero pinnípedo que he visto en mi vida. Y, sin embargo, me ha despertado una gran ternura su mirada, su gesto, esa sensación de vulnerabilidad que transmitía.
RESPUESTA DEL AYUNTAMIENTO DE MADRID: Después de publicar este artículo, finalmente, una portavoz del Ayuntamiento responde que «el proyecto de renaturalización es compatible con la práctica del remo en el Manzanares, dejando libre la mayor parte del tramo urbano e incluyendo una escala de peces en la presa número 9», e insiste en lo de la ‘escala de peces’, un sistema para que puedan salvar el obstáculo que les han puesto, como si fuera lo único que destroza el ‘rellenado’ del río al ser ‘apresado’.
Y continúa: «El Ayuntamiento está realizando un seguimiento de la fauna en el Manzanares, que, por supuesto, continuará ahora para compatibilizar al máximo posible la biodiversidad con el uso deportivo». ¿Y cómo se compatibiliza la desaparición de la flora, las isletas, los cañaverales, etc, con la biodiversidad en ese tramo? ¿Los vecinos y decenas de miles de visitantes del Manzanares (entre Matadero y cerca de Puente de Toledo) deben dejar de disfrutar del espectáculo que tenían por 113 remeros, que es la única actividad ‘deportiva’ fluvial de la escuela Remo Madrid Río? ¿Quién si no ha exigido y presionado para reiniciar esta actividad más que la asociación de remo que gestiona el centro? ¿Ha habido manifestaciones reclamándolo?
Por último, insisten en que la ‘canalización’del río «ya se dijo y salió en los medios en 2016», como si por ello debiéramos conformarnos, cuando en estos dos años hemos visto crecer la vida, hemos comprobado que cuando a la naturaleza se la deja en paz, se recupera de nuestro destrozo humano, hemos aprendido a apreciar lo que tenemos en el mismo centro de la ciudad. Y ahora, 700 días más tarde de lo que ‘se dijo’, nos lo quitan sin avisar, cuando pensábamos que este Ayuntamiento era más ‘verde’ e iba a proteger y conservar esa belleza natural.
De colofón, rematan las fuentes municipales que la presa (nº 9) «había que arreglarla porque estaba rota». Pues muy bien, la arreglan, pero la dejan abierta porque, insisto, respuesta convincente sobre quién ha pedido su cierre, excepto una escuela de remo de gestión privada, no dan ninguna.
En definitiva, en este largo tramo del Manzanares regresamos al pasado de Ana Botella y el PP que creíamos superado…. Pero seguiremos luchando para recuperar el Manzanares porque seguimos pensando que #EsUnRíoNoUnCanal.
(debajo la noticia entera anterior)
ROSA M. TRISTÁN
El río Manzanares, a su paso por Madrid Río, será ‘desnaturalizado’ en las próximas horas, como mucho en los próximos días… Un kilómetro del cauce volverá a ser un canal para que unos pocos (¿veinte? ¿cien personas?) se regocijen remando en unas aguas semi-estancadas mientras la naturaleza que había ‘recolonizado’ el cauce en todo su trazado es de nuevo destruida en uno de sus tramos. Y todo ello sin que los ciudadanos, los miles que cada día disfrutan de la fauna y flora de ese lugar hayan sido informados convenientemente.
Operarios limpiando cauce del Manzanares en zona que se canalizará. @ROSA M. TRISTÁN
Hay que recordar que cuando se inauguró el parque de Madrid Río, el cauce del río era un canal en un intento de emular al Támesis de Londres o el Sena en Paris. Cerrando las nueve presas existentes, el nivel del agua subió y creó una falsa imagen del río caudaloso que nunca fue ni será. Eran los tiempos, allá por 2007, en los que Gallardón tenía el sueño de las Olimpiadas que tanto nos costó y pretendía convertir el Manzanares en sede del deporte de remo.
Finalmente, se creó una escuela municipal a la altura del Matadero para aficionados al remo, un deporte con escasa implantación en Madrid, pero es que no es Cambridge, claro. Cabe recordar que en cuatro años (2012-2016) esta escuela, según los datos de la web de la entidad privada que la gestiona -la asociación Federación Madrileña de Remo-, consiguieron 110 usuarios permanentes de una población madrileña de 3,16 millones de residentes en Madrid y más de 150.000 en el distrito de Arganzuela. En ese momento, todo el río Manzanares no era tal, sino un canal de oscuras y sucias aguas en el que las aves prácticamente no paraban, ni anidaban y en el que la vegetación no se veía por ningún lado, ni tampoco peces. Una absurda sucesión de ‘piscinas’ en un río casi muerto.
En 2016, a sugerencia de Ecologistas en Acción, el nuevo gobierno municipa. decidió abrir las ocho presas existentes para ‘renaturalizarlo’. Vamos, para que volviera a ser el río Manzanares. De nuevo el agua corría libre… y en poco tiempo se volvió cristalina. También hay que recordar que desde el Consistorio se invirtieron 1,2 millones de euros en esta ‘renaturalización’ del tramo urbano, que incluyó reincorporación de plantas autóctonas, la limpieza de las orillas, la instalación de barandillas para acercarse al cauce ….
Ánades reales naciendo esta primavera justo en el lugar que se canalizará. @Rosa M. Tristán
Hoy Madrid Río se ha convertido en un lugar único en la gran ciudad para acercarse a la naturaleza. Han surgido infinidad de islas en las que crecen cientos de árboles (fresnos, álamos, olmos…) y miles de arbustos, así como áreas de cañaveral. Es el escenario perfecto para las aves y los peces, que no tardaron en llegar. Garzas reales, gallinetas, garcetas, ánades reales, martin pescador, chorlitejos, andarríos y miles de gaviotas procedentes de los duros inviernos nórdicos… Pasear por Madrid Río en primavera y disfrutar del nacimiento de unas garzas pescando, de ánades alimentando a sus crías o enseñándolas a sobrevivir, de galápagos leprosos tomando el sol sobre una piedra… Eso ha sido el día a día de miles de madrileños, que han descubierto un lugar donde acercarse a la naturaleza, conocerla, valorarla y disfrutarla. No todos, claro, pero si la mayoría. Si algo faltaba eran unos carteles en los que informar de todo ello.
Hace 10 días, sin embargo, los vecinos de Arganzuela no daban crédito. De hecho, primero pensaron que los operarios que segaban toda la vegetación del cauce entre las presas 8 y 9 (un kilómetro largo) se dedicaban a tareas rutinarias de limpieza, pese a estar aún las crías de la aves en sus primeros días. ¿Pero qué otra cosa podía ser?
Erraron. El Ayuntamiento ha iniciado la transformación de ese kilómetro (a la altura de Matadero) para que vuelva a ser un canal de aguas semi-estancadas . ¿Con qué único objetivo? Reabrir la escuela Remo Madrid Río de gestión privada y que sus 110 usuarios permanentes retomen su actividad, como venían demandando desde la Federación.
Una se pregunta si acaso no hay otro lugar y recuerda que en su día, la coordinadora de Medio Ambiente municipal, Inés Sabanés, habló de habilitar para ellos en embalse de El Pardo , hoy cerrado. ¿Qué fue de aquello? Bien, también se puede remar en la Casa de Campo, en el Parque Juan Carlos, en El Retiro. ¿Era realmente necesario volver a ‘mutilar’ el Manzanares ‘a la chita callando’?
Ánades reales descansando en una zona del Manzanares que se inundará. R.M.T.
Visto lo visto, en realidad, la intención del Ayuntamiento de Madrid nunca fue liberar el río totalmente, pero la presa número 9 no funcionaba y la naturaleza recuperó lo que era suyo. Es decir, que pese a las ruedas de prensa felicitándose del cambio en el río, en las que no se ha hablado de remeros, la intención siempre fue canalizar un tramo, razón por la que se ha arreglado la presa, por cierto que con un coste para las arcas públicas que no habrá sido pecata minuta. Así el ‘lobby’ remero (y quienes vivimos cerca nunca vimos una afluencia masiva de piragúistas) logra su objetivo: usar el Manzanares a costa de la pérdida de un kilómetro de biodiversidad y sacarse un dinero, que gratis no es. Echen cuentas…
La presa nº 9, recién arreglada para facilitar la escuela de remo.
Por cierto que las preguntas enviadas por la autora al Consistorio respecto a esta ‘recanalización’ siguen sin respuesta, aunque basta asomarse al Manzanares a la altura del Matadero para verlo a punto de ser inundado –si es que no lo está siendo mientras escribo estas líneas- . Mejor prepárense que cuando los madrileños que pasean por ese tramo se asomen al Manzanares ya no verán corretear a las crías de gallinetas, ni incubar a una hembra de ánade, ni martinetes balanceándose en un junco, ni chorlitejos chicos (https://www.youtube.com/watch?v=9RHyxxDlLlw) picoteando insectos.
También es llamativa la respuesta a la campaña en redes #EsUnRioNoUnCanal, en la que os animo a participar. Desde la escuela Remo Madrid Río se alude a la ‘falta de empatía’ con los remeros, y algunos de sus alumnos, en su ignorancia, argumentan que cuando haya metro y medio de agua canalizada habrá más patos. ¡Por favor! ¿Acaso se han asomado al cauce en estos dos años? Les diría que se apunten a un paseo con Aver Aves para aprender a mirar.
Y por último los hay que señalan que “sólo es un kilómetro afectado” y que se trata de aprovechar las instalaciones y evitar la pérdida de tres empleos, pero ¿acaso se ha hecho un informe de impacto ambiental reciente ? Pedido está. Enviado no. Y para aprovechar las instalaciones y recuperar TRES puestos de trabajo¿Qué les parece si lo reconvierten en un centro de interpretación de la fauna y flora del Madrid Río al que puedan ir cientos de escolares? Personalmente, me parece mucho mejor idea, así que les regalo la sugerencia.
Pero, por favor, no olvidemos que el Manzanares #EsUnRíoNoUnCanal.
Garza en Madrid Río, en zona que se inundará. @R.M.T.
Camaleón que nos da la bienvenida a GREFA. Fue entregado por su propietario, al saber que tenerlo era ilegal. |@ROSA M. TRISTÁN
ROSA M. TRISTÁN
Hacía tiempo que quería visitar el centro de la organización GREFA (Grupo de Rehabilitación de Fauna Autóctona y su Hábitat) en Madrid. Casi 34 años en activo, desde que un grupo de jóvenes comenzó a preocuparse por los heridos y enfermos entre la fauna salvaje en nuestras tierras, han hecho crecer su prestigio tanto como sus instalaciones. La ocasión llegó el sábado 17 de enero, en una visita organizada por la Asociación Española de Comunicación Científica (AECC), con el secretario general de GREFA, Fernando Garcés Toledano, como maestro de ceremonias. Todo un lujo.
Enfermería del hospital de GREFA. |@R.M.T.
Injertado cuando apenas era un embrión en el Monte del Pilar de Majadahonda (Madrid), lo que empezó siendo una clínica veterinaria especializada es hoy todo un complejo en el que no sólo hay un hospital, sino también programas de cría, recuperación y reintroducción de especies y una importante actividad formativa, educativa y de divulgación. Y todo ello funciona con 31 empleados fijos y un centenar de voluntarios, que mantienen activo el centro las 24 horas del día y los 365 días del año. Más de 10.000 llamadas a sus teléfonos de emergencia y 4.000 pacientes anuales requieren una dedicación muy similar a la de cualquier centro de emergencias. Son ‘la cruz roja’ de los animales.
La veterinaria Irene López es quien nos introduce en el Hospital en ese día soleado, pero gélido, en el que unos 20 socios de la AECC les visitamos. Hay de todo: sala de admisiones, servicio de Enfermería, Quirófano, UCI, sala de necropsias, zona de rehabilitación, ‘habitaciones’… y los laboratorios, de los que se siente especialmente orgullosa: recientemente han podido incorporar algunas máquinas de análisis que les facilitan, y abaratan, muchos de los diagnósticos. «En GREFA, con tantos animales, conseguimos miles de datos que son útiles para infinidad de investigaciones, pero nosotros no tenemos medios para realizarlas, así que colaboramos con universidades o centros como Raptor Center [Universidad de Minnesota] para publicarlos en revistas científicas de impacto», apunta Irene.
Águila culebrera, en GREFA. ¡Qué mirada!. @R.M.T.
Es allí, en el laboratorio, donde nos habla del brutal impacto del plomo en la sangre de las rapaces. «En el último año, hemos tenido 24 buitres negros y 60 leonados con plomo en sangre; lo ingieren al comerse presas con perdigones, y no siempre llegamos a tiempo con los tratamientos», explica la bióloga.
En la UCI, espacios asépticos en los que los enfermos se recuperan de los casos más graves, estos días hay pocos animales. Algún milano, buitres con las alas amputadas, un zorro que ingresó el día anterior… Se nota que la naturaleza está ‘invernando’.
Dos buitres negros, hospitalizados. Sufrieron electrocuciones.|@R.M.T.
Por todo los lugares, unos carteles nos recuerdan que estemos en SILENCIO. «En GREFA tratamos de reducir al máximo la manejo de los animales, que nos vean lo menos posible, porque el objetivo es que vuelvan a su hábitat», explica Irene. De todos los que pasan por sus manos, y las de sus colegas, un 80% serán aves, un 15% reptiles y un 5% mamíferos. Un reflejo de la fauna ibérica.
Cernícalos primilla, del programa de cría y reintroducción de GREFA. |ROSA M. TRISTÁN
Como profesionales de la comunicación, aprovechan la ocasión para pedirnos que les ayudemos a difundir su teléfono de contacto, aquel al que cualquier persona, y a cualquier hora, puede llamarse si se encuentra un animal salvaje malherido, ya sea un jabalí, un milano o un reptil. «Tenemos un servicio de rescate para atenderles. También hemos creado una red de información con los cuerpos de seguridad de la Comunidad de Madrid y aledaños. Les damos cursos y se nota que ha mejorado la concienciación sobre la importancia de cuidar a nuestra fauna. A veces, nos traen animales decomisados».
Un cernícalo primilla me mira con malas pulgas…por interrumpir su desayuno, en GREFA. |@RMT
Cada paciente de este Hospital tiene su registro. Ninguno recibe ‘el alta’ hasta tener plenas garantías de que podrá sobrevivir, y sin haber pasado por el servicio de Rehabilitación. Un ala rota son tres meses de recuperación en unas estancias, en este caso semi-externas, para que los animales tengan contacto con la naturaleza. «Ahora tenemos un pollo de cigüeña negra que tendrá que quedarse hasta que vuelvan los suyos, porque ya han emigrado a África y no sobreviviría», explica Fernando Garcés.
Fernando Blanca muestra una radiografía de un galápago europeo. Es hembra, y ¡tiene un montón de huevos! @R.M.T.
Los que, pese a sus cuidados, no sobreviven pasan a Necropsias, donde sus restos servirán para la ciencia. Son 200 cadáveres al año, de media, que ofrecerán valiosa información sobre su muerte; casi nunca por enfermedad, casi siempre por la acción humana o por sus infraestruturas, ya sean atropellos, electrocuciones en torretas de alta tensión, venenos o disparos. «La lucha contra el veneno es espcialmente difícil, pero a veces descubrimos casos gracias a los animales marcados. Ayer mismo salió una sentencia que condena a los dueños de un coto de Guadalajara porque encontramos un águila marcada envenenada, y junto a ella otros animales muertos. La gente debe saber que tenemos mucha fauna marcada y que les podemos encontrar. Que se anden con ojo. Este coto será multado y cerrado dos años», nos cuenta el secretario general de GREFA, que sabe que este fallo judicial es un gran éxito contra los matarifes de nuestra fauna.
Simpático y macabro búho en la sala de necropsias. @RMT
Pero GREFA no solo sana, también cría especies en riesgo de extinción para reintroducirlas en nuestros ecosistemas. Son programas con los que están tratando de conectar poblaciones de buitres negros ibéricos con otras del Mediterráneo, hasta Turquía; de reintroducir los leonados, que aquí abundan, en países como Bulgaria donde su presencia es anecdótica; para instalar cajas de cría o ‘primillares’ para los cernícalos primilla a los que tanto mal han hecho los insecticidas que acaban con su comida; reintroducir el águila real en Orense, controlar plagas de topillas con ejemplares de lechuzas y cernícalos… y tantos otros que muestran a sus visitantes en unas instalaciones pensadas para que niños y mayores se hagan idea de la riqueza natural que nos rodea.
En la zona de reptiles, el rey es el galápago europeo, un animal capaz de enterrarse los seis meses de invierno bajo tierra o bajo el agua y sobrevivir sin respirar. Un pequeño ser que es víctima de un comercio ilegal (se paga a 200 euros el ejemplar) que ha acabado con sus poblaciones en buena parte de España, y también de una enfermedad introducida por galápagos exóticos, como nos cuenta su responsable, el naturalista Fernando Blanca. «Hay casos registrados de que viven hasta 130 años, pero no se sabe con certeza. Y el problema es que crían muy poco al año, así que no es fácil su reintrodución. En 2015, esperamos soltar unos 65 ejemplares», cuenta.
Fernando Garcés, con un artilugio para insectos. |@RMT
Pero ¿cómo se financia todo esto? Pues no es fácil, pero lo van consiguiendo. A medida que han disminuido las subvenciones, GREFA ha buscado recursos en el ámbito privado, ya sea con socios (y ya tiene casi 2.500), patrocinios, apadrinamientos de animales, organizando cursos o alquilando sus instalaciones. También recurren a subvenciones europeas, a través de los programas LIFE. Pero siempre falta, porque siempre hay proyectos pendientes. «Ahora queremos acondicionar una zona para traer algún lince del programa de cría de Doñana y crear un módulo sobre Cambio Climático, para explicar a los visitantes cómo está ya afectando a nuestras especies», afirma Fernando Garcés.
Al final de la mañana, abandonamos el Monte del Pilar con los ojos llenos de espectaculares buitres, pequeñas tortugas, altivas cigüeñas y hasta un simpático camaleón que nos saluda sin temor. Y con un mensaje claro para quienes les hacen daño (os están vigilando…), para quienes se los encuentren malheridos (la ‘cruz roja’ de los animales nunca duerme) y para quienes desean un futuro compartido con ellos: hay que apoyar a GREFA y a organizaciones similares que luchan contra una naturaleza ‘vacía’.
Un neandertal, con un ciervo ‘H. mediterraneus’ al hombro, en Getafe. |ILUSTRACIÓN CEDIDA POR MAURICIO ANTÓN.
ROSA M. TRISTÁN
Hace unos día se presentaba en el Museo Arqueológico de Madrid un ciervo paleolítico madrileño. Sus huesos, enterrados hace 84.000 años junto al cauce el Jarama, a su paso por Getafe, lucen recién restaurados en el Museo Arqueológico Regional de Madrid. Se trata de un ‘Haploidoceros mediterraneus‘, una especie asiática que llegó a Europa en dos oleadas, hace 300.000 y unos 100.000, según los expertos, y que ahora el director del Museo, el arqueólogo Enrique Baquedano, utiliza para que los estudiantes y el público sean conscientes de lo que supone el trabajo científico en un contexto arqueológico. El rico yacimiento donde se encontró lleva 10 años sin excavar por falta de fondos para su investigación.
La exposición no es de grandes dimensiones: una vitrina en la que lucen los fósiles, que suponen casi el 100% del esqueleto, lascas utilizadas por los humanos que vivían por la zona, una foto de la excavación, y dos fantásticas ilustraciones de Mauricio Antón en la que se puede ver a un neandertal cargando con uno de estos ciervos, de unos 120 kilos, echando la gota gorda.
El ciervo, que inaugura un espacio bautizado como El presente de la arqueología Madrileña en el museo, estará expuesto hasta octubre y Baquedano confía en que «despierte vocaciones paleontológicas porque explica el descubrimiento, restauración y estudio»; por ello ha llamado la exposición con el nombre científico del cérvido.
Enrique Baquedano, director del Museo Arqueológico Regional, en la presentación. |ROSA M. TRISTÁN
El paleontólogo Jan van der Made, del Museo Nacional de Ciencias Naturales, y el tafónomo José Yravedra, profesor en la Universidad Complutense (al menos hasta febrero, que acaba su actual contrato) han sido los responsables del estudio del cérvido, que desde que se encontró, en 2005, ya se adivinaba distinto a los conocidos en Europa. «Lo encontramos en una gravera, en Preresa, hace casi 10 años, cuando se puso en marcha un proyecto para buscar yacimientos en la Comunidad, pues se conocían los mismos desde los años 70», recuerda Yravedra para este Laboratorio.
Eran otros tiempos. Cuando había dinero para estas cosas de la ciencia. El primer año en este lugar ya encontraron un posible uro en conexión anatómica y restos de un elefante ‘comidos’ por humanos, que publiqué en EL MUNDO. Al siguiente, en 2005, apareció el ‘Haploidoceros‘, que por entonces era el primero del continente. Años después se localizó otro en Cataluña y también restos en Francia que se acabaron publicando en una revista científica antes. «Nosotros aún no hemos publicado un artículo sobre este ejemplar, siendo el más completo, porque la mayor parte del equipo está en precario y hemos tenido que dejarlo para buscarnos la vida con otros trabajos», apunta el arqueólogo Yravedra.
Afortunadamente Van der Made, especialista en macrofauna del CSIC, si pudo dedicarle tiempo y averiguó que sus extrañas astas tenían un pariente muy lejano: en Asia, de donde llegó en las dos oleadas mencionadas aprovechando un clima cálido. También averiguaron que vivía en zonas pantanosas y que su muerte fue natural, probablemente arrastrado por el río hasta quedar sepultado tal cual en un terreno limoso. Para su sopresa, carecía de marcas de corte hechas por herramientas de piedra, que sí había en otros animales en el mismo lugar. «Lo importante», comentaba Baquedano, «no es sacar una pieza y punto, sino que se entienda el contexto en el que vivió y el proceso científico».
Mauricio Antón y Jan Van Der Made, en la exposición. |@RosaTristán
Claro que de ese contexto hay muchas más preguntas pendientes que respuestas, asegura Yravedra, que participó en la excavación con sus responsables, Joaquín Panera y Susana Rubio. «Sabemos que los humanos estuvieron allí y que comieron elefante, lo que no se ha visto en ningún otro lugar. También encontramos en Preresa el único diente de león que existe en Madrid, pero la investigación está parada fdesde hace una década; por desgracia, somos una generación en la que casi nadie tiene un contrato y si nadie paga, parece evidente que no podemos dedicarnos toda la vida a investigar gratis, aunque a menudo lo hacemos», apunta el arqueólogo.
Yravedra ha sentido no poder ir a la inauguración, al estar dando clase, y haber aprovechado para pedir recursos para reabrir este yacimeinto al director general de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, Fernando Carrión, que estuvo en la inauguración, en la que la que había muchas cámaras y fotógrafos. Podría interpretarse como interés por la ciencia, pero todo parece indicar que no es eso lo que llevó a Carrión a Alcalá de Henares, habida cuenta de que el dinero en esta comunidad ha ido para otros asuntos: candidaturas olímpicas, el proyecto retomado de la Ciudad de la Justicia, etcétera, etcétera.
Ahora bien. Que a un científico, cansado de que no le hagan caso desde las instituciones, no se le ocurra contar alguna noticia importante a un periodista sin foto de por medio, porque entonces le montan ‘la de San Quintín’ .
Un espacio creado por ROSA M. TRISTÁN para investigar y profundizar en el trabajo y la vida de aquellos seres humanos que aportan sabiduría en este pequeño y maltratado planeta azul
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