Denegados dos proyectos ‘bandera’ de la ciencia española en África


 

ROSA M. TRISTÁN

La arqueología y la paleontología están de capa caída en los Proyectos Nacionales de I+D aprobados a finales del pasado año, la convocatoria del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, tanto en la categoría de ‘excelencia’, como en la de ‘Retos para la Sociedad’. Al menos, así es para dos de los proyectos ‘bandera’ a nivel internacional, uno en Tanzania y otro en Egipto. Ni los investigadores que llevan 30 años trabajando en la Garganta de Olduvai (Tanzania) en busca de las raíces de nuestra especie humana, hace dos millones de años, ni los investigadores del Proyecto Djehuty, que en Luxor (Egipto) están sacando a la luz una necrópolis entera de hace 3.800 años, las raíces de nuestra cultura occidental, han merecido recibir fondos públicos para seguir haciendo ciencia, según criterio de los responsables de esta decisión en el Ministerio. Para otros responsables, los de ambos proyectos, esta falta de recursos pone su continuidad  en peligro, por tanto podría echar por tierra el esfuerzo y el trabajo de muchos años en el continente africano.

Empecemos por el más ‘primitivo’, tanto por los hallazgos como por el tiempo que lleva en marcha.

Sin fondos para el proyecto español en la Cuna de la Humanidad

Hace ya 30 años que el arqueólogo Manuel Domínguez-Rodrigo desembarcó en la Cuna de la Humanidad, en el corazón de Tanzania, un lugar que he tenido el privilegio de visitar de su mano hace cinco años. En la zona que excava, y donde con mucho esfuerzo se ha hecho un hueco con su equipo entre las grandes universidades anglosajonas, ha logrado duplicar el número de yacimientos que se conocían. Fue allí donde los famosos Leakey encontraron en los años 60 los primeros restos de ‘Homo habilis‘, de hace dos millones de años. Desde que llegó Domínguez-Rodrigo, en 2006, el número de yacimiento abiertos ha pasado de cuatro a ocho y con ello no sólo han hecho nuevos y sorprendentes hallazgos sino que ha logrado abrir una superficie tan extensa que puede recrear cómo era el paisaje en aquel pasado remoto. «Queremos reconstruir el ecosistema del lugar, los riachuelos que había, las plantas, los animales, ubicar donde estaban nuestros ancestros, que hacían y cómo lo hacían», explica el arqueólogo.

La Garganta de Olduvai en el fondo es como una foto fija. Hace dos millones de años un volcán entró en erupción y cubrió todo lo que había bajo más de medio metro de cenizas. Y se selló. En muchos lugares, así estuvo hasta que llegó este arqueólogo español, que codirige el yacimiento con el también arqueólogo Enrique Baquedano. Gracias a tan especial circunstancia, están averiguando cómo los homínidos se movían por el lugar, incluso cómo era su organización social, su comportamiento: «Vemos que no se organizaban por familias, sino como lo hacen las manadas de leones: cazaban un antílope y en vez de repartirse en trozos para cada grupo familiar, se lo comían juntos», afirma. Hay un yacimiento en el que se han identificado claramente ese patrón.

Otro, curiosamente, les ha permitido averiguar que la gran migración del Serengueti no comenzó hace 200.000 años, como se pensaba hasta ahora, sino que tiene casi dos millones de años. Por ello, en algunas capas encuentran ñús y en otras no los hay; varía según la estación. También han descubierto que la dieta de los homínidos se basaba en carne de animales similares a las gacelas steenbock o antílopes waterbuck o ñús, pero nunca mas grandes. Como ya saben que era una zona con mucho bosque, se cree que los cazaban emboscados en los árboles, quizás después de haberles perseguido corriendo hasta allí.

No menos fascinante es el ‘tesoro’ de  fósiles de homínidos que han encontrado, en total una docena entre restos de ‘habilis‘ ‘parantropos’ y una especie que podría ser un ancestro del Homo erectus . «Estos tres primates convivían en el espacio sin hacerse competencia. No está claro que los ‘habilis‘ comieran carne de animales de 300 kilos, como un antílope grande, más bien lo hacía el  primitivo ‘erectus‘, que ya medía 1,80 y que tenía un pie como el nuestro y una mano capaz de hacer herramientas», apunta el arqueólogo. La cuestión es que para estudiar todos los fósiles que han encontrado precisan tiempo, dado que no se los pueden traer a España, y tiempo es dinero, así que allí están, a la espera de sacarles toda la información.

Un gran paso para el proyecto ha sido la creación  del Instituto de Evolución en África (IDEA)  . Tan importante es su prestigio en el país africano que el equipo ha sido el responsable de la nueva gran exposición en el nuevo Museo de Olduvai, por el que pasan todos los turistas , y de todo el mundo, que visitan el Parque Nacional del Serenguetti para descubrir dónde están sus raíces.

En total, cada campaña 60 personas participan en las excavaciones, un tercio de ellas, alumnado de la Universidad de Carolina del Sur que paga por ir, como vía que se ha encontrado para ayudar a financiar los gastos. Y luego está el ‘surrealismo’ del sistema: en todos estos años no ha podido comprar ni un vehículo para el proyecto, porque no está autorizado, pero si alquilarlo, lo que sale mucho más caro. Desde 2001, además, el equipo contaba con financiación del Programa Nacional de I+D,+i ,pero este año alguien decidió que no merecía la pena: «El último recurso que nos queda es dejar el proyecto en manos de la Universidad de Carolina del Sur, que lo quiere, pero dejaría de ser español después de tanto trabajo y esfuerzo por estar aquí», se  desespera Domínguez-Rodrigo. De momento, con una ayuda del Ministerio de Cultura y algunos ahorros, tiene para la campaña de este año. El siguiente, está en el aire, ¿quizás volando hacia USA?

Crisis financiera en la necrópolis de Tebas

Djehuty, el tesorero de Hatshepsut, fue la puerta de entrada del equipo de José Manuel Galán, del CSIC, en Luxor, y tras asomarse por ella se topó con la necrópolis de Dra Abu El Naga frente al Nilo de la antigua Tebas, en la que lleva ya 17 años excavando. Desde entonces, el proyecto no ha dejado de crecer y crecer, como pude comprobar ‘in situ’ hace unos años. La presentación de sus hallazgos cada temporada son objeto de rueda de prensa en el CSIC, la última sobre un espectacular jardín de unos 4.000 años de antigüedad, en el que esta campaña están centrando sus esfuerzos. Son noticias que dan la vuelta al mundo, en publicaciones como National Geographic y hallazgos que se exponen en museos, en concreto, en el de Luxor.

Por ello sorprende, como en el caso anterior, que el Proyecto Djehuty  no sea considerado de interés para el Plan Nacional de I+D+i como ‘Reto para la Sociedad’. El Ministerio también lo ha dejado fuera de la financiación pública. Un batacazo, como reconocía Galán pocas horas antes de salir para Egipto, del que no saben cómo van a salir en los años siguientes…

No hay que olvidar que ya este año tuvieron que lanzar un crowdfunding para poder tener fondos y realizar la actual campaña. En ella, al equipo de investigadores nacionales e internacionales se unen 100 trabajadores egipcios, sin los que sería imposible su desarrollo. Tampoco hay que olvidar que su iniciativa de recurrir a la financiación ciudadana fue mal vista en el CSIC, cuando es una institución que no apoya a la hora de conseguir patrocinadores. Vamos, como si a los científicos les divirtiera hacer ‘crowdfunding’.

Si este año optó por presentar el proyecto en la categoría de ‘Retos de la Sociedad’ fue, asegura, porque le comentaron que tendría más posibilidades de conseguir fondos públicos para su proyecto. Pero ha dado igual. «No nos lo esperábamos porque estamos convencidos de que hay interés en nuestro trabajo, pero no sabemos cómo vamos a continuar si no tenemos apoyo ni para excavar ni para investigar; el colmo es que me echen en cara que parte del dinero lo iba a utilizar para contratar a una persona, como si eso fuera algo negativo», explicaba el egiptólogo. «El dinero que nos da el Ministerio de Cultura  y las aportaciones de empresas como Técnicas Reunidas o Indra no es suficiente para un proyecto de esta envergadura», añadía.

En su caso, hay que mencionar que hubo un tiempo que disfrutó de una financiación privada cuantiosa, de Unión Fenosa Gas, pero acabó al tiempo del interés de la compañía en el gas egipcio y no ha sido sustituida por otra porque ya se sabe que a las grandes empresas del IBEX, apostar por la ciencia, salvo excepciones, parece crearles urticaria.

Si en Tanzania buscamos los orígenes de la especies humana, gracias a Djehuty sabemos hoy mucho más de cómo era aquella civilización milenaria que sentó las bases de la nuestra, conocemos la fauna y la flora que había en aquel momento, hace casi cuatro milenios, las relaciones de poder, las redes comerciales, sabemos más de su sistema educativo y las relacione de poder. No en vano, muchos de los hallazgos del equipo español están, como ya se mencionaba, en el Museo de Luxor, un lugar que se disputan los arqueólogos más prestigiosos del mundo. «No sabemos que pasará en 2019, pero no hay muchas posibilidades si las cosas no cambian», reconoce Galán.

Un vistazo a las resoluciones de ambas convocatorias da idea de cual ha sido el criterio en Humanidades: mejor repartir ‘a poquitos’ , proyectos pequeños, unipersonales y poco ambiciosos sobre asuntos como el estudio de «la variación diastrática en las variedades habladas del árabe vernáculo de Marruecos» o de «la memoria e historia en el contexto de la literatura contemporánea en inglés«. El documento de resolución de los proyectos  está plagado de ejemplos de este tipo, con repartos de 10.000 o 15.000 euros para tres años, un dinero que no dan para casi nada, desde luego para nada de impacto real a nivel internacional, y que parece basarse más en el criterio de dar un poco a todos y NADA  a proyectos como éste que en promover una real «ciencia de excelencia». Es, como señala Galán, «justo lo contrario de lo nos que dicen en público», condenando a las Humanidades, a medio plazo, a la mediocridad y al localismo.

Así nos va…

 

 

 

 

Cientos de momias, objetivo del ‘Proyecto Djehuty’ en Luxor


Acumulación de momias de ibis y halcones, en su lugar original.|ROSA M. TRISTÁN

Acumulación de momias de ibis y halcones, en su lugar original.|ROSA M. TRISTÁN

Son cientos de momias de ibis y halcones amontonadas bajo la tierra, un montón de pequeños paquetes que desprenden un olor extraño, a muerte. Una tumba llena de secretos que el equipo del Proyecto Djehuty se ha propuesto empezar a investigar en la campaña que comienzan hoy lunes 13 de enero, cuando cojan el avión que lleva a los 16 miembros españoles del equipo, un año más, a Egipto.

Es la XIII campaña que el egiptólogo José Manuel Galán (del ‘semivacío’ Centro de Ciencias Sociales y Humanas del CSIC) dirige en la colina de Dra Abu El Nagha (Luxor), gracias a la financiación de Unión Fenosa Gas, que aporta los 150.000 euros que la hacen posible en estos tiempos de penuria para la ciencia española. Un dinero que permite pagar los gastos y a los 80 trabajadores egipcios que les esperan como ‘agua de mayo’ (esos ingresos les vienen muy bien en un país sumido en el caos desde hace tres años).

Junto a José Manuel Galán, rodeados de momias de animales.|ROSA M. TRISTÁN

Junto a José Manuel Galán, rodeados de momias de animales.|ROSA M. TRISTÁN

Antes de partir, Galán estaba muy tranquilo con respecto al panorama social que encontrarán a su llegada.  Y me contaba en que tenía puestas sus expectativas este año. Entre ellas está seguir excavando en la zona donde el pasado año encontraron el ‘cementerio de la familia del príncipe Ahmose Sapair (adorado tras su muerte), que perteneció a la poco conocida Dinastía XVII. En esa zona, sacaron material sobre este personaje, sobre otro príncipe llamado Intefmose y la tumba de un niño de 5 años. «Gran parte del trabajo lo concentraremos ahí porque ese lugar puede dar muchas sorpresas», señalaba el científico.

También continuarán con el hombre que da nombre a su proyecto, Djehuty, el escriba, el ministro de Hacienda de la poderosa reina Hatsehpsut hace 3.500 años, el dignatario cuya tumba de hermosos grabados les llevó hasta esta colina a las orillas del Nilo, una necrópolis en la que se acumulan decenas de enterramientos que eran desconocidos. Como el objetivo de los españoles es lograr que un día sea visitable, continuarán las restauraciones, pero otra parte importante de la tarea será colocar una estructura de metal y luces en el techo del pasillo que lleva a la cámara donde una estatua de Djehuty y de su esposa esperan a los futuros turistas.

Campaña de 2012, la número 11 del proyecto.|R.M.T.

Campaña de 2012, la número 11 del proyecto.|R.M.T.

Para estudiar las momias de los animales, ocultas muy cerca de la Tumba de Hery primero hay que sacarlas del pozo de unos 12 metros por el que bajé hace ya dos años, emocionada, con cierto temor, mientras el polvillo de momia se me metía por la nariz y abajo me esperaba Galán y el fotógrafo Fito Latova. Para estudiarlas, este año estará allí la experta Salima Ikram. Otro de los cuatro extranjeros de la campaña 2014 es un estadounidense experto en el estudio de huesos de animales, que ayudará a la identificación de las especies. El tercero es un experto en huesos de dientes humanos que ayudará a afinar la edad del guerrero Iquer, de la mujer llamada Valentina, de otras momias que han ido rescatando del olvido en estos años.

Todos estos trabajos quedarán grabados por el fotógrafo y director de documentales Javier Trueba, que filmará toda la campaña para Televisión Española para su emisión en la cadena. Galán comenta que para conseguir fondos para esta filmación primero pensaron en la Fundación Española de Ciencia y Tecnología (FECYT), donde les informaron de que sin garantías de emisión en una televisión, no les subvencionaban. Así que acudieron a TVE, que para su sorpresa decidieron patrocinarlo. Curiosamente, al final de la FECYT no consiguieron ni un euro.

 

Uno de los almacenes,llenos de piezas. |R.M.T.

Uno de los almacenes,llenos de piezas. |R.M.T.

Galán recuerda que ya hay cinco grandes hallazgos españoles en el Museo de Luxor, uno de los más visitados del mundo. Este año, en principio, no llevarán nada, aunque no es por falta de piezas, que se acumulan en los almacenes del proyecto.

A saber con qué nos sorprenderán este año. Sin duda, la mejor forma de estar al día es siguiendo el diario que con no poco esfuerzo, José Manuel Galán redacta cada noche, arrrastrando el cansancio, como el resto del equipo. También se les puede seguir en Twitter (@Proyecto Djehuty) y en Facebook tienen su página. Y, por supuesto, en este Laboratorio para Sapiens.

Hallan el ‘cementerio’ de la dinastía del príncipe Ahmose


Shabti del ajuar funerario de Ahhotep|CSIC

Shabti del ajuar funerario de Ahhotep|CSIC

ROSA M. TRISTÁN

Salieron rumbo a Luxor esperando encontrar la tumba del príncipe Ahmose, pero han regresado con los restos de una dinastía: los enterramientos de los nobles y personajes reales de la Dinastía XVII, que fue enterrada en la colina de Dra Abu El Nagha hace 3.500 años, justo detrás de la cual se esconde el Sol que sale entre las columnas del gran templo, al otro lado del Nilo. Se trata del equipo del Proyecto Djehuty (CSIC), que dirigido por José Manuel Galán ha vuelto a rescatar fascinantes tesoros del pasado.

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