‘RAICEX’ : la voz de los científicos españoles en el extranjero


ROSA M. TRISTÁN

Cuando la crisis económica, generada fundamentalmente por movimientos bursátiles y la burbuja inmobiliaria, estalló en España, fueron muchos los jóvenes científicos de este país que tuvieron que hacer las maletas… y se desperdigaron por los cinco continentes. Es un tema que he tratado a menudo en este espacio. Ahora, muchos de ellos, se han organizado en una red, a la que han denominado RAICEX (Red de Asociaciones de Investigadores y Científicos Españoles en el Exterior) porque, regresen o no si las condiciones mejoran en este país, que está por ver, están convencidos de que pueden aportar conocimiento y sus experiencias en el exterior. Y no son pocos: RAICEX agrupa a organizaciones de 15 países y más de 3.500 investigadores.

 

Durante su visita a España, fueron recibidos en el plenario del Congreso de los Diputados con una gran ovación, incluso desde la bancada del PP, que con sus recortes en ciencia han obligado al exilio a muchos de ellos. Y también hicieron su presentación ‘oficial’ en la Fundación Ramón Areces, donde conocí a Javier Escudero, presidente de Raicex y de la Asociación de Investigadores Españolas en Reino Unido (SRUK CERU). «Hace ya tiempo que hablamos de ello y hace ya 3 años que las asociaciones de todo el mundo nos reunimos por primera vez. Sabíamos que la voz hace la ciencia y que unidas tendríamos más fuerza ante las autoridades españolas, porque buscamos que la red un punto de encuentro, si bien fue el año pasado cuando le dimos el gran impulso».

Aquel encuentro tuvo , en septiembre pasado, tuvo como telón de fondo el ánimo del Gobierno de considerarles ‘embajadores’ de la ciencia española, aun cuando hubiera sido más adecuado llamar a muchos ‘exiliados’ por falta de recursos en su país. Así se recogió en este Laboratorio para Sapiens.

«Lo que queremos es poner en relevancia la ciencia, partiendo de la base de que algunos queremos volver y otros no, pero en todo caso todos queremos contribuir a mejorar el sistema de I+D+i español y a fomentar colaboraciones internacionales y multisectoriales entre nosotros y los que están aquí. Queremos aportar nuestro conocimiento de medidas que existen fuera y pueden ser aplicables en España», explicaba Escudero.

Paula Fernández, que vive en Dinamarca, destacaba que hay cosas que funcionan en otros lugares exportables. «En el caso de México, la mitad de los socios somos de ciencias sociales y humanidades, pero todo es ciencia, y por otro lado, queremos facilitar las vías a quienes quieren irse fuera de España, dado que nosotros ya hemos pasado por esa experiencia.

Ya por la tarde fue la reunión con la recién estrenada Comisión de Ciencia, Innovación y Universidades para presentarles RAICEX , iniciar canales de comunicación y poner sobre la mesa la necesidad de impulsar un Pacto por la Ciencia, como el que ya se firmó en 2013 (lo firmaron todos los partidos menos del PP). «Queremos políticas a largo plazo para la ciencia, al margen de quien estén en el poder, porque será la forma de saber si estamos de acuerdo en que la ciencia debe ser el motor del crecimiento económico, del bienestar social, de mejoras en salud, etcétera», añadió Escudero.

En la presentación estuvo también el científico Emilio Muñoz representando a la Asociación Española para el Avance de la Ciencia (AEAC), de la que formo parte. «Creo que ambas somos complementarias. Ellos tienen ahora una asociación paraguas para científicos en el extranjero y nosotros hemos creado una asociación paraguas para toda la ciudadanía española. De hecho, hay algunos de sus miembros que están en ambas. Lo importante es que no sean corporativos, sino que colaboren en hacer sociedad con la ciencia. Nosotros lo que queremos es llegar a ser 40.000 personas que demuestren que hay apoyo social a la ciencia».

Tras unos años de sequía en políticas científicas, con un nuevo y flamente

Abro la puerta.. y entro en Alianza por la Solidaridad


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ROSA M. TRISTÁN

Cuando hace mucho tiempo decidí el periodismo como profesión no podía imaginar los vericuetos que habría en ese camino. Como para tantos, los primeros pasos fueron en un pequeño sendero con no pocos baches y algunos desvíos equivocados. Tras no poco esfuerzo, acabé llegando a lo que comenzó siendo una carretera comarcal y acabó convirtiéndose en una autopista, llamada EL MUNDO, donde logré mantener una velocidad constante mucho tiempo. En 2012, y en un proceso similar al que ocurrió en España con las de peaje, aquella vía de comunicación se tambaleó en una crisis en la que se confabularon muchos factores, y el movimiento sísmico, también llamado ERE, acabó expulsándome a un terreno que a simple vista parecía baldío.

Fue entonces cuando este Laboratorio para Sapiens se convirtió en un refugio que gracias a vosotros, los lectores, creció y abrió en el horizonte nuevas sendas. Bifurcaciones que me llevaron de la televisión a la radio, de revisas y periódicos semanales y  digitales. En todo ellos traté de no perder el rumbo ni el empeño por mantener un espíritu crítico e inconformista frente a una realidad global demasiado imperfecta. Y también por conocer el trabajo de todos aquellos  que ayudan a mejorar la vida en este pequeño y valioso planeta.

Ahora, en este 2015 ya estrenado, pero aún poco usado, ese camino me ha llevado hasta una gran puerta: la de Alianza por la Solidaridad, una organización no gubernamental que parece joven, pues se fundó como tal en 2013, pero que es una adulta con muchos años de experiencia, ya que es la suma de fuerzas de otras tres grandes organizaciones, con décadas de trabajo a sus espaldas: Habitáfrica, Ipade y Solidaridad Internacional. 

Y me lleva hasta ahí para entrar y dedicarme a una labor tan gratificante como es trabajar para dar a conocer al resto del mundo, como  coordinadora de comunicación, el trabajo que desempeña esta organización en África, en América, en Oriente Próximo o en Europa «para conseguir un mundo mejor y más sostenible para todas y todos, sin importar donde hayan nacido o donde decidan vivir». Ayudar a hacer aliados contra ese absurdo crecimiento económico «sin fronteras» que está poniendo en un brete los derechos humanos en muchos países, y contra el que Alianza lucha ayuda fortaleciendo las asociaciones locales. Ayudar a hacer aliados por los derechos de las mujeres, porque parece que para esta batalla casi nunca «es el momento», pero mientras siguen sufriendo violencia, miseria y muerte. Ayudar a que la sociedad colabore en paliar, y ser posible evitar, los efectos de desastres humanitarios que dejan tantas víctimas en el camino. Ayudar a que se apoye un desarrollo de esos pueblos, casi siempre olvidados, local y sostenible, porque es la única alternativa sabia que hay para el futuro.

Hay un gran equipo humano detrás de todos estos proyectos en Alianza por la Solidaridad y en sus socias, y están logrando abrir, aunque sea a miles de kilómetros, caminos para que muchas gentes vean en su horizonte una salida. Es una tarea que consiguen pese a que los recursos públicos con los que cuentan son cada vez más exiguos, porque resulta que para este año el Gobierno de España dedica apenas el 0,17% del PIB a ayuda al desarrollo (¡Qué lejos estamos de aquella gigantesca acampada por el 0,7% hace ahora 20 años!). Y lo consiguen porque en la otra cara de esa moneda ‘oficial’ está la cara de la solidaridad de quienes creen firmemente que se pueden cambiar las cosas si se apuesta por ello. Porque aún somos muchos, y debemos ser más, los que pensamos que su salida depende de cada uno de nosotros, como  la nuestra está ligada a la suya .

No hay que olvidar que es una solidaridad que viene de antiguo (en los yacimientos de Atapuerca han descubierto que hace medio millón de años, los ancestros humanos ya cuidaban de los ancianos y de los niños enfermos), porque el altruismo y la cooperación nos ayudaron en el pasado a llegar a ser lo que somos, aunque en algún momento nos perdimos, liados en el entramado de consumismo y el expolio.

Esta solidaridad que busca aliados, y que ya tenía su hueco en este Laboratorio -porque contar con ella era imprescindible su identidad-, tendrá desde hoy más metros cuadrados, entre probetas llenas de medio ambiente, de investigaciones científicas y reflexiones personales.

Ahora, abro la puerta de Alianza por la Solidaridad y entro.

Os espero.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El ébola, ese virus que paraliza a los gobiernos


ROSA M. TRISTÁN

COLABORA CON STOP EBOLA DE MSF

Desesperados, colapsados, muy muy preocupados. Los trabajadores de Médicos Sin Fronteras (MSF) ya son saben cómo gritarlo más alto para que les oigan. Para que los gobiernos (empezando por el de España) actúen de una vez por todas para frenar el ébola en África, porque diríase que a ellos no les mata, pero les paraliza. Para que las palabras huecas en los grandes foros (nacionales e internacionales) den paso a medidas urgentes y concretas. Los virus son agentes infecciosos con millones de años de existencia, con un largo historial de mutaciones genéticas. Y no saben de plazos, ni de programas electorales, ni de corruptelas, pero sí de insolidaridad, discriminación, de violencia. Son el caldo de cultivo en el que se hacen fuertes.

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El ‘papelón’ de España frente al Fondo de la Población de la ONU


imagen_ninezROSA M. TRISTÁN

De 33 millones de euros destinados al Fondo Mundial de la Población de Naciones Unidas (UNFPA) en 2010 a cero, cero disfrazados de cuatro, que son un remanente de lo que se quedó sin ejecutar y que se repartirá en los próximos dos años. Esta es la aportación que, finalmente, reconoció el subdirector general de Políticas de Desarrollo, Javier Hernández Peña, en un acto en el que se presentó el informe ‘Maternidad en la niñez» de este Fondo, en un acto organizado por la Federación de Planificación Familiar en Casa de América.

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