Son tantas las vivencias concentradas en dos días que resulta difícil por dónde empezar. Aún tengo en la retina la imagen de las ballenas que pasaron por delante del Hespérides según llegábamos a Isla Livingston, apenas hace dos horas desde que me pongo a escribir. Al fondo, inmensos glaciares nos recibían brillando al sol… (SIGUE)