ROSA M. TRISTÁN
La campaña en Atapuerca de este año se presentó excelente desde los primeros días. Al final, lo más fascinante, sin duda, son esos restos de hace 400.000 años que aparecieron al final en la Cueva El Fantasma, en la que este año se ha empezado a excavar. «Hay que estudiar ese trozo de parietal, pero estoy casi seguro que será de neandertal primitivo», me asegura Eudald Carbonell, transcurridas ya varias semanas desde aquel momento, y recién acabadas las excavaciones en su otro ‘niño mimado’, el yacimiento neandertal del Abríc Romaní.
Ese hallazgo me pilló a muchos miles de kilómetros de Burgos, pero ya antes de producirse, el equipo de esta sierra castellana había sacado a la luz piezas que escondían grandes historias, como las ocho que, tras ser escogidas por los coordinadores de cada uno de los yacimientos, he relatado en una serie publicada en el Diario de Burgos. Un pequeño fósil de águila, una gran mandíbula de caballo, un cráneo humano o un toro salvaje son la excusa perfecta para viajar del Neolítico al Pleistoceno sin salir de este pequeño Laboratorio para Sapiens. En cada link, un capítulo de la serie..
EL DEDO QUE SEÑALA LA SIMA DE LOS HUESOS
BANQUETE NEOLÍTICO DE UN TORO SALVAJE
UN CRÁNEO HERVIDO Y CANIBALIZADO
LA SONRISA DE UN CABALLO DE ATAPUERCA
ATAQUE DE CUERNOS EN LA GRAN DOLINA
AGUILAS PESCADORAS DEL PLEISTOCENO
EL PUERCO ESPÍN Y LOS CUERVOS DE LA TRINCHERA