Érase un pueblo muy pequeño, tanto que el día que murió una viejita se quedó vacío. Estaba colgado de una colina tan estrecha que solo había un lugar por el que caminar sin peligro de caer al vacío: la Calle Única. Las casas, derruidas, se ordenaban en una estricta fila porque la que se salía un poco del único orden posible acababa en un barranco: el de la izquierda o el de la derecha. Ese lugar existe y se llama Ascaso, en Huesca, la aldea pirenaica que hace cuatro años ‘resucitó’ para convertirse en la sede de la Muestra de Cine más pequeña del mundo, un certamen que no deja de crecer a medida que la aldea vuelve a la vida.
La idea de montar un festival bajo las estrellas, rodeados de montes y bosques, la tuvieron Miguel Cordero y Néstor Prades, los promotores que unos años antes pasaron por Ascaso, se compraron una ruina y decidieron convertirla en su hogar de montaña. Para entonces, nadie vivía allí,y nadie lo hace aún permanentemente, pero en verano, a finales de agosto, el pueblo se llena de gentes llegadas de muy cerca o muy lejos para disfrutar de buenas películas y de coloquios con las gentes del cine.
«Nosotros lo organizamos todo. No recibimos prácticamente ninguna ayuda pública. El año pasado nos dieron menos de 300 euros en la Diputación de Huesca. Y éste hemos puesto todo el presupuesto de nuestro bolsillo, unos 2.000 euros», explica Miguel, un funcionario que ha vuelto a poner Ascaso en el mapa, sino por la puerta grande, sin con una pantalla bien hermosa.

La guionista Alicia Luna, Miguel Cordero y la directora del Instituto Francés de Zaragoza, en Ascaso |ROSA M. TRISTÁN
Esta edición, que ha durado cinco días y acabó el día 30 de agosto, comenzó con el documental ‘Costa da morte’ de Lois Patiñol y echó el telón con la película ‘Estrella cadente’ de Luis Miñarrol. Entre medias, el homenaje a Jacques Tati, con dos proyecciones (día 28) que fueron comentadas por la guionista, y premio Goya Alicia Luna, en una nocha mágica en la que las imágenes de ‘Mi tío’ se entremezclaban con los relámpagos de una tormenta que se acercaba y no llegó a caer hasta que no se puso el cartel de ‘FIN’.
Al día siguiente, en el mismo escenario, ‘Los Increíbles’ del joven director David Valero nos dejó pegados a la silla con las historias reales de tres personas, que no personajes, que son tres luchadores que se cruzaron en la vida del cineasta para que, al final, plasmara sus historias. Y luego, de nuevo, la gratificante charla bajo las estrellas, entre las montañas… Tan hermosas son esas noches de cine que más de un centenar de personas se acercan hasta el este perdido lugar, ya de noche, para participar de la Muestra.
«Vamos a seguir manteniendo el festival, con o sin apoyos. Ahora hemos montado una red de pequeños festivales de cine de todo el país para tener más fuerza. Queremos que la cultura llegue al mundo rural y hacerlo desde lo pequeño, pero saliendo adelante», explica Miguel Cordero.
Entre los patrocinadores, el Arte-Hotel La Demba, un establecimiento 100% ecológico, que facilita el alojamiento gratuito a los invitados; y las bodegas Enate, que regalan unos vinos; y la cerveza Estrella Damm o la empresa de iluminación y sonido Milán que les ha facilitado el proyector…
Por lo pronto, ya han conseguido que el alcalde responsable de este enclave haya reparado algo la derruida carretera que sube a Ascaso, aunque aún quedan muchos agujeros pendientes. También se ha reformado otra casa del lugar. De a poquitos, hasta que la resurrección de este pueblo se consolide y salga del olvido de la historia. Ascaso ya no figura en la lista de pueblo tristes, solos y muertos que tanto proliferan en el Pirineo. La cultura lo ha salvado. Una senda que otros pueden seguir…
Buen artículo y buena manera de intentar resurgir a un pueblo muerto. Con tu invitación me he subido al coche de google para que me enseñara la zona, pero me ha dejado a mitad de camino. Y veo que es problema de la zona por que Jávonas que esta en un valle, ha muerto también. Pero buena zona para disfrutar de mundo rural. Saludos
Me gustaMe gusta