ROSA M. TRISTÁN
Casi tengo la certeza de que las primeras notas cantadas de la Humanidad salieron de la garganta de una madre acunando a su cría, allá por las lejanas tierras del centro de África, en medio de una naturaleza de pasmosa belleza y llena de peligros. Tengo casi la certeza de que con ese ‘runrún’ tranquilizador la Tierra, también en femenino, sintió que una vibración nueva acababa de nacer para acompañarla en su devenir completando así la música de los trinos de los pájaros y las voces de otros animales y del viento. Por ello, cuando este año anunciaron que el Festival Pirineos Sur se dedicaba a las mujeres, que era ‘Femenino Plural’, tuve claro que, una vez más, repetiría con esta cita veraniega.