Teresa Rodríguez (Podemos): de maestra a eurodiputada


ROSA M. TRISTÁN

(Publicado en ESCUELA)

teresa rodriguez podemos

Docente de vocación y política por elección popular inesperada. Teresa Rodríguez es uno de los cinco eurodiputados de Podemos, la formación política, liderada por el politólogo Pablo Iglesias, en la que iba como número dos en la lista y que ha sido la gran sorpresa de las últimas elecciones europeas. Nacida en Rota (Cádiz), a sus 32 años tiene muy claro el tipo de mundo que quiere. “Podemos era necesario”, asegura. Ahora, su voz ha pasado del Instituto de Secundaria Manuel de Falla,  en Puerto Real, al Parlamento Europeo, donde la Educación será uno de los ejes de su discurso, pero no el único.

¿Cómo acaba una profesora en la política?

Empecé a hacer política desde el instituto. Era delegada de alumnos y ya allí montamos una organización de reivindicaciones sociales. Más tarde, en la Universidad de Sevilla, donde estudié, participé en movimientos feministas y pacifistas, en organizaciones de apoyo a los inmigrantes, en el Foro Social de Sevilla… Siempre he estado en iniciativas sociales. Y también he sido militante de partidos. Primero, en Izquierda Unida y luego en Izquierda Anticapitalista, que surgió del sector crítico de IU. Y una vez ya de profesora, participé en la Marea Verde, a través del sindicato  USTEA, porque hay que defender la escuela pública. Fue a través de las redes de movimientos sociales, como se  comenzó a gestar Podemos, con una iniciativa que se llamó “Mover ficha” para convertir la indignación en un cambio político. Yo firmé ese manifiesto y ahí empezó la historia, cuando hicimos una rueda de prensa para presentarlo y pedimos 50.000 firmas para comenzar a construir la iniciativa.

¿De dónde le vino ese  interés en los temas sociales?

En mi familia no ha habido ningún político hasta ahora, pero si me educaron con una conciencia social, en el sentimiento de padecer en carne propia las injusticias ajena. También tuvo mucho que ver el tipo de profesorado que tuve en el instituto, docentes que me hicieron crecer  como ciudadana activa,  que me ayudaron a ser quien soy. Y soy alguien que necesita tener actividad política y social, que no puede observar de forma pasiva la pobreza, la precariedad, el poco reparto de la riqueza…

fotoTeresa

Ha tenido poco tiempo para  dar clase

He pasado por el IES Astaroth, en Rota, por el IES Manuel de Falla, de Puerto Real, y ya tengo plaza fija en Mijas (Málaga) para el próximo curso, pero no tomaré posesión porque tengo servicios especiales como europarlamentaria.  Pero no he impartido muchas clases porque hacía  tres años fui elegida delegada sindical de USTEA, periodo que se acababa este año. Ahora sí iba a dar clases, y de nuevo lo he aplazado.

Su elección ¿pensaba que era algo posible?
Nunca lo pensé al principio, pero luego los acontecimientos han sido tan rápidos que cambiaron todo. Dimos una semana para recoger 50.000 firmas y las conseguimos en 48 horas. En los últimos días de campaña había miles de personas acudiendo a los actos electorales, más de  400 asambleas por todo el país, 33.000 personas participando en las primarias abiertas y ciudadanas para elegir los lugares de cada cual en la lista. Cada círculo debía avalar a un candidato, y luego todos aparecieron en una página web con su currículo y con vídeo para que se les votara. Verme la segunda fue toda una sorpresa, no me imaginaba de europarlamentaria. En general, en Podemos llevábamos  cuatro meses  sorprendidos con la acogida de la iniciativa. Y luego los votos, 1.200.000, que confirmaron que tenía calado y que merece la pena que continúe. Ha sido la situación del país la que ha precipitado el éxito.

Hay aún muchas cosas que son una incógnita con Podemos. Muchos críticos dicen que es sólo un reflejo de la indignación, pero sin un programa sólido. ¿Qué diría a esta reflexión?

La verdad es que había un momento Podemos. La situación social es insoportable por el desempleo, los desahucios, los recortes sociales, en Sanidad, en dependencia. Y todo ello conjugado con la falta de perspectivas políticas, porque la gente votaba a los dos grandes sabiendo que no cambiaba la situación.  Convertir la indignación en ilusión era un reto, pero Podemos no es solo un estado de ánimo. Los movimientos sociales llevaban en activo siete años, desde el 15-M, trabajando y repensando la realidad con medidas para salir de la crisis que son diferentes, con otras políticas públicas. No sólo con las protestas, sino planteando alternativas. De ese bagaje nosotros nos alimentamos. Llevamos mucho tiempo con expertos e investigadores en diferentes ámbitos que han participado en los debates. Ahí surgieron las propuestas con las que hemos elaborado nuestro programa, y con una participación abierta a través de internet. Es un programa sólido porque lleva mucho tiempo elaborándose en esos movimientos. No son sólo cuatro meses de campaña electoral.

¿Qué papel ocupará la Educación en su trabajo en el Parlamento Europeo?

Como docente uno de mis temas prioritarios sí será  la Educación, pero también es verdad que hay pocas competencias en la Unión Europea. Donde sí hay competencias es en términos presupuestarios,  porque los recortes sociales afectan a los servicios sociales, a la inversión pública que genera o no empleo, y también hay memorándums de la ‘troika’ comunitaria que afectan a temas que antes dependían del Estado. Ahora esa ‘troika’ está detrás de que haya menos dinero para la educación pública, de que se precarice trabajo de los profesores, de que se les despida o se les recorte el sueldo. Por eso, en Europa estoy interesada en participar en la cuestión económica, en el control presupuestario que se quiere imponer a los países, en las reformas estructurales que quieren imponer para recibir rescate, en  el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, que plantea medidas agresivas contra inversiones públicas y servicios sociales. Con este Tratado los quieren plantear como si fueran un producto más a liberalizar. Empezaron con las empresas estratégicas, la energía, el transporte, el agua…y ahora consideran la Educación y la Sanidad como otro negocio. Eso influye en lo que pasa cada día en los centros educativos. Por ello he solicitado trabajar en la Comisión de Economía. Tampoco quiero perder el ritmo de lo que ocurre en las aulas, en las calles, la realidad del día a día.

¿Cómo compatibilizar ese contacto con la calle con un cargo en Bruselas?
Los europarlamentarios tenemos la mitad de la semana destinada a la función europea y la mitad a la circunscripción de origen. Debemos estar en Bruselas martes, miércoles y jueves, así que tengo el lunes para ello. Desde la Oficina de Información Parlamentaria, que se va a montar, y vía internet estaré en contacto con los problemas que hay en España en los centros. Ya lo hago. Estoy informada de lo que ocurre en el IES Salvador Dalí de Madrid, con el recorte de líneas para el próximo curso, sobre  los centros que quieren cerrar en la provincia de Cádiz, etcétera. Seguiré manteniendo el pulso con mis compañeros. Por otro lado, hemos firmado un compromiso por el cual no estaremos en un cargo público más de dos legislaturas. A mí con una me basta. No me veo más de cinco años fuera de las aulas. Además, no prolongarlo creo que es la mejor forma de no alejar a los representantes públicos de la calle.

En estos días ya ha empezado a trabajar en Bruselas ¿Cómo es su primera visión del Parlamento Europeo?

Es un sitio en el que se fabrican papeles e informes, un espacio poco accesible a la transparencia y al control ciudadano. Si que he conocido grupos que quieren cambiarlo. Pero es un sitio hostil. Es interesante conocer fuerzas que están planteando alternativas similares a las nuestras, y estar en contacto con redes internacionales de los movimientos sociales, que dan una dimensión europea a la lucha contra la austeridad, pero si te metes en la dinámica burocrática del Parlamento puedes trabajar sin parar y sin que ese trabajo tenga ningún efecto en tu territorio. El Parlamento hoy tiene poco que ver con la vida cotidiana de la gente. La mayoría de las decisiones ejecutivas y legislativas están en manos de la Comisión Europea, que es un espacio no democrático, formado por tecnócratas, de los que sólo elegimos al presidente cada 8 años. Tiene más que ver con poderes financieros y económicos que con los intereses  y la voluntad de la gente. Utilizarlo como altavoz de las luchas, recabar  información que proporcione gasolina a los movimientos sociales en nuestros países puede ser útil, así como intentar hacer una denuncia pública de esa falta de control ciudadano, porque los que de verdad gobiernan Europa son las grandes multinacionales, la gran banca y el Banco Central Europeo, un organismo absolutamente autónomo dirigido por un ex banquero de Goldman Sachs. Hoy hay un muro enorme entre los ciudadanos y las instituciones europeas.

¿Cuándo comienza su trabajo en el Parlamento?

Ya ha comenzado. El 1 de julio se ha convocado el primer Pleno en Estrasburgo, pero ya tenemos reuniones en los grupos parlamentarios. Estos días pasados nos hemos estado reuniendo con las fuerzas políticas que apoyan a Alexis Tsipras, del partido griego Siriza.  Los cinco eurodiputados de Podemos nos hemos unido a la Izquierda Europea, con los que coincidimos en la lucha contra los recortes, en la democratización de las instituciones europeas  y en la necesidad de una auditoría externa de la deuda de los países. Si estas cuestiones las planteamos con otros grupos europeos tenemos una posición de más fuerza.

¿Cuál es el siguiente paso de Podemos de cara a las elecciones de 2015?

Depende del grado de madurez y organización de quienes construyen la iniciativa desde abajo. En las Elecciones Municipales, si en una localidad hay un círculo que presenta una candidatura, se hará. Hay muchos círculos nuevos a partir estas elecciones europeas y son ellos quienes decidan donde se presentan. Desde luego, nuestros resultados nos indican que tenemos que estar preparados lo mejor posible para las próximas convocatorias electorales.

A nivel educativo,  ¿qué análisis hace de la situación actual?

Además de los recortes económicos, hoy un grave problema es que se quieren convertir las escuelas en una herramienta más de los poderes financieros, quieren que sea un espacio de disciplina en los que se forma mano de obra, que les enseñemos lo básico para un mercado laboral que siempre está cambiando: un poco de Lengua, de Matemáticas y de Informática, aunque cuando los alumnos salen deben reciclarse a través de cursos privados porque todo va muy deprisa. Es una educación que no está encaminada a conseguir la felicidad, ni a adquirir capacidad crítica como ciudadanos, no busca el conocimiento de la realidad: ni en las ciencias naturales ni en el funcionamiento de las instituciones. Y la Educación no es eso. No se puede mercantilizar para formar mano de obra barata y dócil, por un lado, o muy especializada por otro, profesionales que conozcan poco el mundo que les rodea, pero que se adapten como una tuerca al mercado. Creen que el departamento de formación de las empresas es la escuela pública. Del mismo modo que quieren que se investigue solo lo que la empresa demanda, mientras se abandona lo que no es rentable. Encima, en España, como marca la casa, tenemos un sistema educativo dual entre la concertada y la pública. Con la excusa de la libre elección de centro, hemos convertido los colegios públicos en centros de exclusión, donde el 80% de los alumnos tiene necesidades especiales.  Y eso alimenta la creencia de que la concertada se enseña mejor, de que promueve más la disciplina y da más oportunidades que la escuela pública. No se lucha por esa escuela pública, que es de máxima calidad, tiene  criterios integradores y no se supedita a dogmas religiosos.

¿Cuál sería el programa de Podemos?

En Podemos defendemos un sistema público cien por cien, sin desvió de fondos públicos a la enseñanza privada. Hay que acabar con la rémora de la Transición, que mantiene una escuela de gestión religiosa con fondos públicos. Queremos una enseñanza con libertad de creencias y de expresión, que construya ciudadanos críticos, además de trabajadores bien formados.

¿Han sido satisfactorios los resultados de la Marea Verde?

La lucha fue contra los recortes, los despidos y contra la LOMCE y la verdad es que no hemos vencido en ninguno de esos tres campo, pero ahora el marco de la pelea se lleva centro a centro, con medidas de desobediencia a LOMCE para no aplicar en las aulas las medidas más duras, defendiendo cada línea y cada pupitre,  pero es una dinámica defensiva. Yo creo que el reto de la Marea Verde es añadir a esa dinámica defensiva una ofensiva. No basta con resistir en la calle, sino que hay que plantear alternativas de poder, propuestas que desalojen a quienes deciden los recortes. Los representantes públicos no están cómodos en la calle, como demuestran los escraches, pero sí lo están en las instituciones y tenemos que hacer que sientan la presión donde día a día desarrollan políticas agresivas contra la mayoría. Un gran logro de las mareas ha sido haber derribado las fronteras entre trabajadores públicos y usuarios, lo que era complicado. Al principio, muchos pensaban que los funcionarios debíamos dar ejemplo, que éramos unos privilegiados. Intentaron que calara el mensaje que nos separaba de los padres, los pacientes, los usuarios de servicios, pero ahora la lucha se ve de otro modo. En la comunidad educativa, con profesores y padres unidos. Es algo que el movimiento sindical no había conseguido.

¿De qué perfil es el votante de  PODEMOS?

Nos hemos dado cuenta de que, frente a la imagen que  de que somos una iniciativa muy joven, hay mucha diversidad de edad y de ideologías. Mucha gente que no se adscribe a una identidad política, ha visto en Podemos la solución a sus problemas. Hay mucho votantes del PSOE que en los últimos años  acudían a las urnas con un voto defensivo frente a las políticas más agresivas del PP, y ahora ha encontrado posibilidad de votar con ilusión, saliendo del círculo vicioso de PSOE y PP. Llevábamos muchos años en esa dinámica, aunque se ha visto que las políticas económicas son continuistas y comunes entre ambos. Incluso hemos tenido votantes que no eran de izquierdas, pero que quieren compartir esta alternativa ciudadana, de los de abajo. Es verdad que Podemos se puede identificar con valores de izquierda, pero se alimenta de una capa social de descontentos. Posicionarnos contra la oligarquía política ha sido muy eficaz en la campaña.

¿Cambiarían la ley electoral?

Tenemos aún que debatir ese asunto. El programa que hemos presentado se destinaba a las elecciones europeas. Es evidente que habrá que cambiarla, para que las circunscripciones no favorezcan a los dos grandes partidos, y habrá que corregir la Ley D’Hont, pero no puedo decir más hasta que nos pongamos a hacer una alternativa que aún está en fase de debate.

¿No pensaron unirse a otros partidos similares, como Equo?

La primera consigna que se dio antes Elecciones Europeas fue que había que hablar con otras iniciativas similares, organizaciones que tuvieran un análisis de la realidad parecido, pero hubo tan poco tiempo que las conversaciones se quedaron en una mera toma de contacto. No se trataba de unir siglas, sino de construir juntos. Además, nosotros no nos definimos como partido político, sino como iniciativa. Tampoco se trata de unir a los partidos izquierdas, sino de constituir un frente de  ciudadanos que pueden militar en otros partidos. En los círculos Podemos hay personas que son de IU u otras formaciones, y pueden seguir siéndolo. Nosotros no tenemos afiliados. También queríamos que hubiera coincidencia en la metodología, en la forma de participar en procesos controlados desde abajo, aceptando revocabilidad cualquier cargo público por referéndum o consulta, yendo juntos con quien no tiene experiencia política, sin pactar puestos en los despachos.

¿Cómo se ha tomado su familia su traslado a Bruselas?

Como desde hace años he estado moviéndome de un lado a otro, no ha habido un cambio radical en la vida familiar. Obviamente, Bruselas no es Sevilla, pero ya me dicen que ‘no me ven el pelo’.

¿Y qué tal los idiomas?
Yo hablo inglés y me manejo en francés y en alemán. He dado clases como profesora de Lengua castellana y Literatura,  pero estudié árabe, que es mi gran frustración vital. Es como un novio, que hay que cuidarlo un poco cada día. De hecho, me gustaría participar en la Comisión Europea con Palestina y Norte de África para recuperar ese contacto con el mundo árabe. Inshallah.

 

 

  1. ¿Y cuando ha dado clase? ¿Tiene oposiciones? Su pasi’on la enseñanza, pero lejos de las aulas, siempre liberada, «activista», claro, para redimir a miles de profesoras y profesores que si se implican día a día con su alumnado. Y ella tan joven, reci’en llegada y ya tres años sin entrar en un aula. Eso si es compromiso y activismo con la educaci’on. Mesías …

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