El pasado martes en el Museo Arqueológico Nacional, el investigador francés Gäel de Guichen explicó en una conferencia su «Programa de investigación para la Conservación Preventiva y régimen de acceso de la Cueva de Altamira», un lugar donde en los últimos ocho meses se han perdido 2 milímetros de pintura de hace 15.000 años. Tan largo nombre se refiere al trabajo que el equipo que dirige realiza desde agosto de 2012, para analizar, una vez más, su delicada salud y decidir si se abre de nuevo al público, algo que ya se ha hecho de forma limitada: cinco personas a la semana desde el pasado mes de febrero.
De ese tiempo, los investigadores solo han estado 13 meses en el interior de Altamira, pues el resto se fue en planificar, comprar instrumentos… y aún deben elaborar el informe definitivo. «Es poco tiempo, hubiéramos necesitado más de dos años», reconocían entre dientes algunos de los científicos que, como todos en general, tienen vetado hablar con la prensa sin autorización del Ministerio correspondiente.
Para esta presentación, el maestro de ceremonias fue el director general de Bellas Artes, Jesús Prieto, quien aseguró literalmente: «Hay una tensión social grande reclamando la apertura de Altamira« , una declaración que sorprendió puesto que hoy la sociedad en general tiene otro tipo de demandas a las que, por cierto, se hace poco caso. Prieto señaló también que, según la ley, el Patrimonio «debe favorecer el enriquecimiento», y esa cuestión que si que la relacionó con las visitas. Pero para conseguirlo…¿Cuàntas se necesitarían? ¿O costarían una barbaridad?
Una vez tomada la palabra, De Guichen, que fue conservador en las cuevas rupestres francesas de Lascaux (cerradas) se esmeró en explicar en qué consiste la conservación preventiva en un lugar que llegó a recibir 177.000 visitantes al año en sus peores tiempos y que sólo conserva el 47% de las pinturas que tuvo en el pasado su maravilloso Techo.
Ese programa, que se inició en agosto de 2012 y entregará sus conclusiones al Patronato de Altamira dos años después (el 31 de agosto), se basa en cinco pilares: el control biológico, el ambiental, la conservación de las pinturas, la accesibilidad y el valor social. Para los cuatro primeros, detalló que toman datos de temperatura, humedad, biodeterioro, CO2, presión atmosférica, infiltraciones de agua, roedores o insectos, y precisó que han escogido ocho zonas sensibles del Techo para efectuar controles exhaustivos cada tres meses. Para lo segundo, han realizado encuestas a la población, a políticos y un seguimiento mediático.
De Gäel indicó que dado que la temperatura interior sube en función del número de personas y el tiempo que estén, la presencia de los científicos impidió hacer un control previo para tener una comparativa de los resultados. Un problema, reconoció.
A continuación, mostró un gráfico en el que se observa como en enero de este año los mesófilos (algas), que causaron cierre de la cueva en 2002, aumentaron muchísimo, y volvieron a bajar, un hecho para el que aún no tienen una explicación contundente pero si una hipótesis: «Esos días hubo más gente dentro y pudo afectar, pero luego volvieron a su estado normal», planteó un investigador del equipo presente en la sala.
El experto francés también enseñó datos en los que se observa cómo la temperatura interior fluctúa un 1,3º arriba o abajo en el año; y otros que reflejan la humedad en la Sala de Polícromos, a punto de la saturación. Ahí, dijo, está la razón por la que en ocho meses ha habido una pérdida de pintura de dos milímetros cuadrados (en octubre de 2013 cayó una gota de agua que se llevó algo de pigmento y la semana pasada hubo otra). Dos milímetros en ocho meses en unas pinturas con 15.000 años.
Para el científico francés este hecho significa que el deterioro de la cueva «es un proceso natural por infiltración y condensación de agua desde el exterior que levanta el pigmento, un fenómeno que no se había observado hasta ahora en tiempo real». Lo llamó «lavado por goteo» que «se ha producido durante siglos y es incontrolable».
Respecto a las «visitas experimentales», que se realizarán durante cuatro meses (hasta julio), apuntó que se ha comprobado que aumentan la temperatura interior y dejó caer que «solo con un trabajo de investigación permanente se podrá aumentar el número de visitantes», entre otras cosas porque, como explicó un miembro de su equipo, «la cueva se comporta de manera diferente cada mes del año».
La cuestión es que Gäel de Guichen entregará sus conclusiones con datos de un tercio del año, es decir no se hará un ciclo completo. «Deberíamos probar con 5 visitantes durante más tiempo; desde luego, la accesibilidad será un proceso lento porque Altamira es un enfermo terminal que entra y sale de la UVI», precisó otro científico del equipo.
Pero no fue el único en dejar entrever que dos años no bastan para una investigación de cuyo resultado depende el futuro de Altamira. Y es que, aunque Gäel de Guichen había dejado claro al inicio de su charla que «aún no se sabe si se podrán realizar visitas porque faltan cuatro meses», varios de los presentes de su equipo dieron por hecho que las visitas seguirán, al menos las experimentales. Conclusión en forma de pregunta: ¿Y por qué tanta prisa en terminar un trabajo que puede contradecir otros previos que el CSIC realizó durante 10 años y aconsejaban el cierre?
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Me parece una barbaridad lo de la apertura para cinco personas a la semana – habría que ver cuál es el criterio de selección – y dudo mucho que esa medida contribuya al enriquecimiento (supongo que se refiere al cultural) de la población. En un ecosistema tan frágil, y teniendo en cuenta que los interesados tienen una réplica perfecta para “enriquecerse”.
Lascaux lleva años cerrada y no parece que los franceses se hayan “empobrecido” por esa causa.
Lo de la tensión social … pues no recuerdo esa como una de las reivindicaciones de las manifestaciones de los últimos años.
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Reblogueó esto en La evolución humanay comentado:
Los estudios que pretenden determinar el estado de las cuevas de Altamira para decidir si se abrirán de nuevo al público demuestran que se han perdido 2 mm de pinturas.
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