Auge del marcado negro de las clases particulares


PUBLICADO EN ESCUELA: Página 1  y Página 2

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La crisis dispara el intrusismo profesional en el refuerzo escolar a domicilio, que demandan más del 60% de los alumnos, a precios de coste

ROSA M. TRISTÁN

“Ofrezco clases de ciencias en Primaria y ESO. 8 euros la hora”. En el mercado de las clases de refuerzo los precios están por los suelos. El desempleo entre los licenciados, tanto de Magisterio como de casi todas la licenciaturas, ha hecho crecer como la espuma un sector de la economía sumergida que no sale en los datos oficiales, pero que afecta directamente a la educación de los niños. No hay control sobre una oferta que funciona en la ‘alegalidad’ y no hay información para los padres que la demandan. Sin embargo, según los últimos estudios, ya recurren a ella más del 60% de los escolares, el doble que hace 20 años. ¿Qué está pasando?

Un informe realizado por la plataforma digital Etueri On Line School, que ofrece clases particulares ‘on line’, sitúa a España en el segundo puesto de Europa en cuanto a la demanda de clases particulares entre escolares; en concreto un 63%, cuando en los años 90 rondaba el 30%. Según sus datos, es un sector que mueve unos 700 millones de euros al año, pero todos coinciden en señalar que es una cifra más que estimativa dado el oscurantismo financiero en el que se mueven los docentes a domicilio.

Nada más hay que asomarse al portal Tusclasesparticulares.com para percatarse de la situación: hace unos días se ofertaban 72.991 anuncios de clases particulares en toda España. En 2011 se registraron una media de 52.000. Para ofrecerse como docente en esta página web tan sólo hay que inscribirse de forma gratuita. Basta poner la formación, las asignaturas que se enseñan, niveles, localización por provincia, contactos y precios. La media se sitúa entre los 12 y los 15 euros, aunque hay también auténticas gangas. No hay control sobre el anunciante. Los padres serán quienes hagan la criba.

Pero si la oferta es desaforada a caballo del aumento del desempleo (sólo entre los docentes hay 65.000 parados más desde 2011), la demanda tampoco ha dejado de crecer a pesar la crisis. El italiano Matteo Zehnaro, fundador de Etueri.com, ha visitado muchos países antes de lanzar su iniciativa y destaca cómo “a pesar de lo que está afectando la situación económica a las familias españolas, se sigue considerando fundamental la educación de los hijos y los padres prefieren eliminar otros gastos antes que el apoyo escolar que éstos necesitan”.

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Pablo Suárez, director general de IPROFF.ES, una agencia on line, pero de clases presenciales, confirma esta impresión: “Los padres forman parte de una generación que sí recibió una buena formación, de las primeras en este país, y por ello también quieren dejársela en herencia a sus hijos, aunque se priven de otras necesidades”.

RECORTES ‘REFUERZOS’ PÚBLICOS

De hecho, un estudio realizado por Ariadne Runte-Geidel, en la UNED, ya recogía en 2011 un aumento lento pero contenido en la que denomina “educación en la sombra” en España durante la pasada década, si bien entonces señalaba que existían “políticas públicas” de refuerzo escolar (programas puestos en marcha por las comunidades autónomas para ofrecer clases extras en los centros) que ahora han sido recortados.

Se trata del Plan PROA (Plan de Refuerzo, Orientación y Apoyo) puesto en marcha hace cuatro años por el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes y las comunidades autónomas, pero que en el que se va retrasando cada curso su puesta en marcha (en Madrid ha salido en enero) y que no alcanza a todos los centros. Gracias a este programa, los alumnos tienen la oportunidad de continuar en sus centros educativos recibiendo clases extra,  en ocasiones a través de organizaciones no gubernamentales como la Fundación Tomillo.

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Para los responsables de estos negocios, el hecho de que el 64% del alumnado requiera de clases privadas es un síntoma de que algo en la educación reglada está fallando. Ana García, que ofrece clases en casa a través de Profesalia, resume los que considera los más evidentes: “Con los recortes en plantilla y el aumento del ratio por aula los niños ya no reciben en los colegios una educación personalizada; hoy, a los que les cuestan más algunas materias, como Matemáticas o Física, se van quedando atrás. Y luego, cuando llegan a casa, resulta que no están los padres porque ahora tienen que trabajar más horas y cuando aparecen están demasiado cansados para ayudarles en sus tareas. Si a eso se suma la falta de motivación de los jóvenes, que no ven futuro en estudiar, porque no hay trabajo, al final la solución pasa por buscar un profesional que ayude a superar los baches”, argumenta.

García decidió organizar su propio grupo de profesores, utilizando la red para captar clientes, después de ser despedida de una academia, un sector que ha sufrido una auténtica debacle en estos años. Y lo mismo ha pasado con las agencias destinadas a contratar clases particulares: si mediados de 2011 había 18.000, se calcula que han desaparecido casi el 50% porque no podían pagar las nóminas, como ocurrió en la empresa de Ana: “Ahora en Profesalia llevamos ya cuatro años funcionando, ofreciéndonos a través de internet. Y al principio nos fue bien, pero ahora todo está más parado. Los padres buscan apoyo externo únicamente en febrero o junio, cuando llegan los exámenes, pero antes lo hacían todo el curso. También es verdad que, en general, son conscientes de que no podemos hacer milagros de un día para otro. En tan poco tiempo, lo que tratamos sobre todo es de motivar a los chavales hacia el estudio, que sigan un método”, argumenta.

Y es que, a medida que se han cerrado locales, la red ha ido cogiendo protagonismo, hasta convertirse en el canal de acceso al mercado. Sin  gastos fijos de infraestructuras, de servicios, ni nóminas es mucho más fácil sobrevivir en esta selva depredadora de precios.

“Las empresas de clases particulares que tenían locales, muchas franquicias, han cerrado hasta en un 80%, no han podido sobrevivir porque eran más caras y con el mercado negro en pleno auge, estaban condenadas”, asegura Pablo Suárez, cuyo portal envía profesores a casi 300 domicilios en Madrid.

¿LO BARATO ES CARO?

Suárez hace un mal diagnóstico de la realidad, que tiene su retrato en la mencionada web de anuncios gratuitos: contables en paro reconvertidos en profesores de Matemáticas, filólogos que se ofrecen para impartir clases de ciencia, estudiantes de Ingeniería que quieren acabar la carrera enseñando inglés…

“Seguro que todas esas personas saben mucho de las materias que ofrecen, pero no tienen ni idea de docencia y eso es algo que a corto plazo no se nota, pero sí a la larga porque no están preparados para detectar si el problema del alumno es un cambio de centro, la presión familiar, la forma de explicar de su profesor en clase. Hay muchos factores y sin ese conocimiento de lo que falla, se genera un estrés adicional en el alumno y el rechazo al estudio se agudiza”, señala Suárez.

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Pero ¿cómo convencer a los padres de que 8 euros pueden salir muy caros cuando los ingresos familiares caen en picado? Para el responsable de IPROFF.ES, ese es uno de los principales problemas para la educación que está generando la crisis, del que no se habla lo suficiente: “Los padres se fijan en lo económico, pero nadie les está informando de las consecuencias. A menudo se fían de un conocido. Ocho euros es lo que cobra un teleoperador. También es poco, pero es que el profesor que se ofrece a ese precio en teoría incluye el transporte, el tiempo que tarda en llegar, lo que invierte en preparar la clase y su experiencia. No salen las cuentas. Ni por 8 ni por 12. Se está degradando el sector con gente muy poco cualificada para educar”, añade.

A este panorama suma también una falta de recursos en los colegios cada vez más clamorosa. Aulas que han pasado de 28 a 35 alumnos, laboratorios cerrados que impiden las prácticas, pocas pizarras electrónicas o medios audiovisuales, menos profesores de apoyo para los niños más complicados. “No podemos llegar a todos, atender las necesidades específicas de cada uno. Yo soy consciente de que no hago mi trabajo como antes porque no puedo. Lo de la enseñanza personalizada es historia”, reconoce un docente de un centro de Madrid, que prefiere guardar el anonimato.

Hay quien podría pensar que los padres podrían hacerse cargo de ese hándicap, pero los pedagogos creen que no es buena idea, sobre todo a partir de determinadas edades. Al cansancio y el exceso de horas de trabajo que apuntaba Ana García, Suárez añaden otros condicionantes: “Aunque quieran hacerlo, no es recomendable”, afirma. “Con frecuencia en casa, y es algo que ocurre también entre los que se dedican a la docencia, se pierde más fácilmente la paciencia, lo que acaba generando nervios y tensiones en la familia. Gran parte del problema es la desmotivación hacia el estudio. ¿Para qué voy a estudiar?, se preguntan los chavales de 16 o 17 años, y si le añades más tensión el resultado nunca será bueno”, argumenta Suárez.

FALTA DE REGULACIÓN

Con este panorama, no resulta alentador que en la actualidad no exista ningún organismo público que controle el ejercicio de las clases particulares, ninguna normativa que estipule las características básicas que debe tener un docente a domicilio y ponga trabas al intrusismo.

No hace falta más que hace ‘la cuenta de la vieja’ para darse cuenta del volumen de dinero en circulación. Si en España hay unos ocho millones de escolares, y de ellos el 63% reciben una media de dos horas semanales, se trata de un negocio 10 millones de clases cada siete días. Mucho más dinero que los 700 millones de euros que recogen las cifras ‘semioficiales’.

Cada minuto que pasa, una nueva oferta aparece en la página web… A estas alturas del reportaje son casi 80.000: “El 80% de los padres acuden a ese mercado negro. Pero no es el camino. Hay que explicárselo, ayudarles a realizar esa criba, porque si no al final el problema no se soluciona. Nosotros, en IPROFF.ES, recibimos unos 50 currículos cada mes de profesores que quieren trabajar con nosotros, y sólo un 10% son válidos porque aquí les exigimos un mínimo de cinco años de experiencia dando clase, reciclarse con nuevos materiales y, por supuesto, conocer la asignatura. Muchos de esos rechazados a continuación se apuntan en  tusclasesparticulares.com u otra similar a buscarse la vida. Y es verdad que la gente tiene que vivir, pero eso no es bueno ni para los profesores ni para los alumnos”, argumenta el responsable de IPROFF.es.

Matt Zhenaro utiliza una estrategia similar en Etueri.com, aventura que inició hace tan solo un año. “Para mí, a la hora de elegir a un profesor, es tan importante que conozca la materia como la empatía, su capacidad para ser interactivo con el alumno porque considero que enseñar es un arte, sea en la casa o sea a través de una pantalla”.

CLASES A TRAVÉS DE LA PANTALLA

Y es que en Etueri.com las clases particulares se imparten y se reciben a través de un ordenador, una opción en auge que ya triunfa en el mundo anglosajón, en Alemania y hasta en Corea, y que desde hace unos años también se ofrece en España. Sólo en Estados Unidos dos  empresas ya proporcionan 18 millones de clases ‘on line’. “Se trata de aprovechar las nuevas tecnologías como un recurso útil para la educación. En España la demanda es, fundamentalmente, de alumnos de Secundaria, Bachillerato y Universidad. Es la generación que ha nacido rodeada de  móviles y ordenadores, que utilizan estas herramientas cada día”, señala Zhenaro.

Para matricularse en un ‘aula virtual’ es necesario abrir una cuenta en la plataforma y elegir la materia y el horario que se necesita, gracias a un programa de software propio que no hay que descargarse. En el caso de Etueri.com, se  enviará al interesado un listado de los 120 docentes disponibles entre los que puede elegir y reserva hueco con el seleccionado. Zhenaro especifica que también se comunica con el alumno para concretar cuáles son sus puntos más flojos.

A través del ordenador, el alumno siempre tiene en pantallas a su profesor en exclusiva, que le va enviando tareas y ayudándole a resolverlas. Y, por supuesto, puede enviarle archivos con los ‘deberes escolares’. “Los dos pueden escribir en una pizarra que está en el centro de la pantalla, ver vídeos  y analizarlos, y la clase queda grababa para poder repasarla. Al final, se envía un informe sobre cómo se ha desarrollado”, explica Zhenaro.

Similar oferta, pero menos personalizada, es la que ha puesto en marcha Academiaonline.com, aunque en este caso las clases son en grupos virtuales de alumnos, y Donprofesor.com, que ha realizado paquetes de clases ya grabadas y ejercicios que van y vienen a través del correo electrónico de la web.

Este tipo de clases ‘a distancia’ es especialmente interesante en las zonas rurales, donde también los estudiantes necesitan apoyo extraescolar y las alternativas son mucho más reducidas y costosas. “Imagine las dificultades de disponer de un profesor nativo de inglés en un pueblo de 500 habitantes, o encontrar a alguien que se ajuste a las necesidades de un estudiante de Bachillerato con un hándicap en Física. De este modo, basta con que tengan acceso a internet, y les sale mucho más económico”, argumenta el fundador de Etueri.com.

EL FUTURO ‘ON LINE’

En un extenso estudio realizado en 2012, el doctor Cherie Mazer, de la escuela de Educación en la Universidad de Harvard, destacaba en sus conclusiones que “los estudios realizados determinan que los estudiantes lograron un mejor conocimiento del contenido de las materias que habían estudiado y tenían una mejor actitud ante la búsqueda de ayuda, incluso con mayores tasas de retención, en las tutorías virtuales respecto a las interacciones cara a cara”. Es más, indicaba que estas clases virtuales ayudan a evitar la vergüenza que a puede suponer para los adolescentes tener que recibir ayuda externa, poniendo en evidencia sus limitaciones.

Éste es uno de los documentos en los que Zehnaro se apoyó cuando decidió crear su negocio en España, que no es más barato que las ofertas de particulares, pero que está teniendo muy buena acogida, gracias al ‘boca a boca’. “Tenemos bonos de 10 clases por 15 euros la hora, cuando en las agencias tienen un coste de  entre 20 y 25, más la matrícula. En el mercado negro es más barato, pero la nuestra es una opción económica si además se quieren tener garantías de que las personas que ayudan a tus hijos saben lo que hacen. A través de la web, los alumnos pueden hacer pruebas gratuitas y, al final, hemos comprobado que más de la mitad acaban apuntándose porque sienten menos estrés viendo al profesor por la pantalla que en las clases presenciales. Es un refuerzo que no se asocia con el colegio, sino con algo más interactivo y más flexible en los horarios. Y como el profesor y el alumno están en contacto visual, si el alumno se despista y no atiende siempre se puede llamar al padre o la madre para que dé un toque atención. Eso es algo que ocurre igual si estás en el domicilio”.

Donde reconoce que tiene menos demanda, hasta ahora, es en Primaria, porque son minoría los padres españoles que a edades muy tempranas quieren que sus hijos pasen tiempo delante de un ordenador, si pueden evitarlo. “Por el contrario, en Secundaria y Bachillerato estamos teniendo muy buenos resultados y ya recibimos llamadas desde Latinoamérica”, señala.

Antes de cerrar el reportaje, una última ojeada a la web tusclasesparticulares.com permite comprobar que los 92.000 anuncios de hace un par de días se han convertido en más de 100.000 en toda España, 23.000 de ellos en la Comunidad de Madrid. Es como la Bolsa de Valores, variable por momentos, pero en este caso siempre al alza. Uno de las últimas en ofrecerse para dar clases de ciencias a domicilio, hace apenas siete minutos, es de una “estudiante de agro-ambiental” que vive en León. No dice nada de su experiencia docente. Pide 7 euros la hora. Suma y baja.

 

  1. no he tenido yo profesores malisimos en institutos y hasta en ciclos superiores donde el profesor estudiaba una hora en clase mientras no haciamos nada y luego la siguiente hora nos daba lo que habia estudiado por que no tenía conocimientos de las nuevas tecnologias (Programacion Android estabamos dando) Yo he dado clases particulares y todos me dicen que hago bien mi trabajo y me llaman para la segunda y me suelen hechar pestes del funcionario con X años de experiencia que les da clase en su insti que piensa que sus alumnos tienen su nivel y no sabe enfocarse al nivel de ellos a la hora de explicar algo desde cero en lugar de eso lo explica dando por hecho que es facil. No todos los alumnos que he tenido tenían malos profesores pero diría que un 50% malos y 30% poco empatizantes.

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  2. Lo docencia «regulada» no es garantía de nada. ¿Cuántos profesores hay en colegios, insitutos y universidades que son meros funcionarios, sin capacidad para empatizar con los alumnos, desganados (por los motivos que sea), o que directamente no poseen conocimientos actualizados ni sobresalientes en la materia que imparten? Yo no llegué a terminar la licenciatura en Filología Inglesa (por razones totalmente ajenas a mi capacidad intelectual), y sin embargo he trabajado con licenciados o diplomados en Magisterio que dan asco cuando hablan inglés. Una propia compañera, profesora de inglés nativa, me hizo saber que mi nivel de inglés era el mejor que había escuchado en toda la academia. Ahora ya no trabajo allí, estaban perdiendo dinero porque el mercado de academias se está saturando… ¿qué debo hacer, quedarme en el paro y resignarme? Pues va a ser que no, mi vocación es enseñar inglés, es lo que me apasiona, y aunque me cueste abrirme paso y al principio genere pocos ingresos, prefiero mil veces dar clases particulares o en grupos muy reducidos que en una academia con 10, 15 o 20 alumnos por clase (por no hablar de las aulas de colegios e institutos, con 25, 30 o más alumnos). Es imposible que así los alumnos saquen el máximo provecho cuando tienen necesidades, gustos y niveles tan dispares. Me parece que en su artículo priman la sobregeneralización y el temor a la competencia. Tranquilos, hay alumnos para todos y cada cual que elija lo que pueda, lo que más le convenga y lo que le dé la gana. Al menos con las clases particulares uno elige libremente y puede retractarse o no en base a los resultados, sin invertir demasiado dinero. En una academia igual te has gastado una pasta para todo el mes o todo el curso y al final no ha servido de nada. Y en un colegio, instituto o universidad es que directamente no puedes elegir. Y por cierto, en la academia me pagaban 9 euros la hora por dar clases grupales (incluyendo desplazamientos, preparación de las clases, etc., etc.), pero como es un negocio «legal» supongo que no diréis que estaba mal pagado, ¿no? Saludos.

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  3. Entiendo que os moleste el intrusismo porque os quedais sin trabajo pero no es verdad lo que decis los padres no son tontos si sus hijos no aprueban suben la nota ,mejoran a largo plazo no empatizas con el alumno no detectas problemas no repites clase ,que pueden sacar los malos profesores una clase suelta?lo siento por vuestros negocios pero como licenciada en paro lo seguire haciendo pensad en otro negocio porque los profes que funcionamos os quitamos el trabajo y es una competencia completamente leal te puedes dar de alta de autonomo y sino funcionas te echan lo siento la seleccion tan dura pero no garantizais nada

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