Mujeres, ciencia y recortes, reunidos en Sol


ROSA M. TRISTÁN

La joven bioquímia Begoña Sot no pudo callarse y lo soltó, emocionada y nerviosa, pero lo dijo: «Programas y becas del Estado y las comunidades autónomas me han permitido estar aquí. Ahora han sido recortados. Espero que se refuercen para que otras jóvenes puedan subir a este estrado en el futuro«. Delante de ella, la secretaria de Estado de Investigación, Carmen Vela, y el presidente de la Comunidad, Ignacio González, y Margarita Salas y el presidente de L’OREAL España, François-Xavier Fenart, cuya empresa acababa de entregarle una ayuda de 15.000 euros para continuar investigando. El aplauso fue tremendo. Mucho mayor que el dedicado a cualquier otro, desde luego infinitamente más sonoro que el que recibieron Vela o el propio González, que ‘jugaba’ en casa.

Sot es una de las cinco jóvenes investigadoras españolas a las que el programa L’OREAL-Unesco For Women in Science ayudará con un dinero que en estos tiempos de ‘vacas flacas’ viene más que bien. Y con ese dinero aún caliente, me reconocía que no descarta irse de España si no logra consolidar su puesto de trabajo. Así están las cosas.

Su crítica fue la única discordante en un acto en el que tres investigadoras, María Blasco, María Vallet-Regí y Capitolina Díez, habían estado previamente comentando el papel de la mujer en la Ciencia. Nada nuevo en las reivindicaciones, ni siquiera una referencia a cómo la crisis acentúa la desigualdad; lo único que llamó la atención es que Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) criticara que en este centro sólo un 20% de los puestos directivos los ocupan mujeres… En sus manos está cambiar ese porcentaje.

VIII Edición L'Oréal UNESCO For Women in Science

VIII Edición L’Oréal UNESCO For Women in Science

A Vela no le quedó más remedio que recoger ‘el guante’ que le había lanzado la ‘premiada’ L’OREAL y asegurar que también está en su ánimo mejorar la situación de la ciencia, que es su preocupación y que está comprometida en ello, aunque hasta ahora no es que la hayan hecho mucho caso en su Gobierno. Palabras de apoyo a la Ciencia también dijo el presidente madrileño, porque siempre queda bien hablar de investigación como clave del desarrollo, aunque luego se recorte el presupuesto de las universidades, y por tanto los dineros disponibles para esa Ciencia que así, en mayúsculas, resuena muy bien entre las paredes de la Casa de Correos.

Son palabras de esas que no se cree ya nadie. De hecho, en el Pleno del Congreso acaba de ser rechazada la enmienda a los presupuestos para I+D que apoyaban todos los partidos políticos, menos el PP, en la que se recogían las peticiones del colectivo Carta por la Ciencia. En total, suponía 650 millones de euros más para 2014, de los que 459 millones irían para los centros de investigación y el resto para personal.

Y mientras se rechaza esta enmienda, como era previsible debido a la mayoría absoluta del PP, se pretende que aumenten exponencialmente los fondos para la ciencia que lleguen desde Europa: si en el VII Programa Marco de la UE se consiguieron 425 millones de euros, ahora se quiere alcanzar los 900 millones. Un reto con unos centros de investigación que andan sobreviviendo al borde de la miseria.

Margarita Salas, que ha sido jurado en estos premios, me reconocía en el acto ‘FOR WOMEN IN SCIENCE’ que ha tenido que prestar dinero a científicos muy valiosos del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa para que no abandonen sus proyectos, y que incluso teme por el suyo, que tiene que renovar el año que viene dentro del Plan Nacional. «Si ha tardado 10 meses en salir el de este año, nadie sabe qué pasará al siguiente», me comentaba.

Begoña Sot, a sus 38 años, casada y sin hijos («porque investigar es muy esclavo, a ver si ahora con la ayuda….») no se refería con su denuncia pública a su propia situación. Ella disfruta de un contrato Ramón y Cajal desde 2011 (aún le quedan más de tres años). Volvió de Alemania, donde llevaba tres años y medio. Al conseguir el contrato, se trasladó con su proyecto (trabaja con proteínas relacionadas con el Alzheimer y el Parkinson) del CSIC al Instituto Madrileño de Estudios Avanzados (IMDEA) «porque en el CSIC no salen plazas y el futuro era negro».

Y ahí está, muy contenta de momento porque los 15.000 euros de la empresa francesa le vienen de perlas para afianzar su proyecto, en el que, por cierto, trabaja sola o con algún alumno de un master (por tres meses) porque ya prácticamente no hay becas predoctorales FPI. Pero también tiene claro que si al acabar el contrato no tiene plaza, se irá al extranjero, como tantos y tantas. «Estuve pensando mucho si aludía al problema o no al recoger la distinción, pero tenía que hacerlo. Hay demasiada gente con sus tesis acabadas, con 30 años, y en el paro, con un futuro muy incierto. Carmen Vela tiene buenas intenciones, pero no le dejan hacer nada», aseguraba.

Así,y  aunque en el acto no estaban presentes las pancartas que recuerdan a la responsable de I+D que «Sin ciencia no hay futuro», algo que sabe muy bien, al final los recortes se hicieron presentes en el micrófono principal de la Real Casa de Correos.

Por cierto, las becadas de este año han sido: Marta Alonso, reconocida por el desarrollo de nuevas terapias para tumores cerebrales infantiles; la mencionada Begoña Sot, que estudia las proteínas implicadas en enfermedades neurodegenerativas; María Ángeles Tormo, destacada por el estudio de la bacteria «Staphylococcus aureus», causante de importantesinfecciones tanto en humanos como en animales; Laura Herrero, que busca nuevos tratamientos para la obesidad y la diabetes tipo 2, y Reyes Benlloch, por sus estudios sobre las proteínas fotorreceptoras en plantas.

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