«Bienvenido Mr. Marshall»… para la ciencia española


ROSA M. TRISTÁN (Publicado en EL HUFFINGTON POST)

Los fósiles de ‘Homo ergaster’ hallados en Olduvai envejecen  200.000 años este ancestro humano. 

Apuntan un nuevo escenario evolutivo de la especie

Un equipo de investigadores españoles ha encontrado restos de un ‘Homo ergaster’  en la Garganta de Olduvai (Tanzania) que son los más antiguos que se conocen hasta ahora. El hallazgo, que será publicado en unos meses, es de un individuo 200.000 años más antiguo que el congénere más viejo que se conocía hasta ahora, acercándose a los dos millones de años. La noticia del hallazgo la podéis leer en el link de El HUFFINGTON POST, pero en este Laboratorio para Sapiens quiero resaltar la situación de este proyecto…y la ‘ayuda americana’.

Investigadores de IDEA, en el yacimiento PTK, en la Garganta de Olduvai,  donde se encontró el 'Homo ergaster' más antiguo. |IDEA

Investigadores de IDEA, en el yacimiento PTK, en la Garganta de Olduvai, donde se encontró el ‘Homo ergaster’ más antiguo. |IDEA

Promovido por Instituto de Evolución en África (IDEA), el proyecto español en la Cuna de la Humanidad surgió por el empeño personal del arqueólogo Manuel Domínguez-Rodrigo, que lleva casi media vida excavando en este continente, al que más tarde se unió Enrique Baquedado, director del Museo Arqueológico de Madrid.  IDEA surgió después de que Domínguez-Rodrigo se convenciera definitivamente de que en la Universidad Complutense, donde es profesor de Prehistoria, nadie apostaba por su trabajo, así que si querían conservar su posición en Tanzania (un lugar muy ‘goloso’ para universidades de todo el mundo) debían buscar ayuda por otro lado.

Y a eso se puso Baquedano, convencido de que merecía la pena el esfuerzo. Mientras por un lado se presentaba el proyecto al Ministerio de Cultura, que es quien gestiona las misiones arqueológicas en el extranjero, por el otro se conseguía, en 2010, que la Comunidad de Madrid financiara, como proyecto al desarrollo de la ONG Cives Mundi en la zona (en la que viven comunidades masais en el límite de la supervivencia) la construcción de una estación científica en condiciones. No sólo serviría para hacer investigación, sino que daría trabajo a los masais.

Estación Científica en Olduvai.

Hasta entonces, y así pude comprobarlo en una visita, los investigadores dormían en el duro suelo durante las campañas, se duchaban por turnos por falta de agua y no tenían más que la sombra de una acacia para trabajar con los hallazgos de las mañanas.

He ido siguiendo muy de cerca cómo se fue diseñando la estación como espacio de trabajo y ocupación; cómo sus muros fueron levantándose sobre una colina bajo la atenta mirada de las jirafas, y también de los americanos que no veían, ni ven, que alguien vaya allí a hacerles sombra. !Como si la herencia de los Leakey fuera solo suya! Y, finalmente, cómo finalmente se inauguraba con el nombre de dos ilustres: Emiliano Aguirre y el tanzano Amini Muturi.

Por fin parecía que el sueño del equipo se hacía realidad, que estudiantes españoles podrían viajar a Olduvai y crear escuela. Pero no ha sido así.

ALUMNOS DE ESTADOS UNIDOS PARA FINANCIARSE

De hecho, este año los españoles tuvieron que viajar este verano sin ningún tipo de ayuda pública, porque el Ministro de Hacienda boicoteo una subvención que tenían preasignada. Al final, de los 96 miembros del equipo, los 26  españoles se tuvieron que pagar los gastos generados por su trabajo, unos 2.000 euros, de su bolsillo.

Así las cosas, y para poder seguir manteniendo las campañas en la Estación Científica, que se financió con 250.000 euros de dinero público de la Comunidad de Madrid, han llegado a un acuerdo con la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos) para crear allí una escuela de campo destinada a sus alumnos.

Manuel Domínguez-Rodrigo, junto al yacimiento Zin, en Olduvai. |Rosa M. Tristán

Manuel Domínguez-Rodrigo, junto al yacimiento Zin, en Olduvai. |Rosa M. Tristán

Esta universidad enviará a 15 estudiantes cada año que, a cambio de 5.000 dólares, podrán excavar en Olduvai y en Laetoli y conseguir cinco créditos para dos asignaturas, además de recibir clases de profesores de primera. Todo un lujo que se escapa de manos españolas. “Con ese dinero ya no dependemos exclusivamente de las subvenciones públicas, aunque es muy triste que al final sean los americanos quienes se aprovechen de las instalaciones que hemos hecho nosotros, y donde podría formar a nuestros jóvenes”, se queja el investigador, al que el Ministerio de Hacienda ya dejó el año pasado en la estacada y que tampoco recibe apoyos en la Universidad Complutense, donde es docente. “Tenemos una universidad mediocre, endogámica, como todas las españolas, que no investiga ni deja investigar”, denuncia.

Por todo ello, y aunque volverá a pedir dinero al Ministerio de Cultura como misión arqueológica en el extranjero, Domínguez Rodrigo no se fía de que su trabajo se valore, pese a los muchos hallazgos de estos últimos años . Y no lo hace porque asegura que en este país no se tienen en cuenta los más de 40 artículos de impacto, publicados en revistas científicas de gran prestigio, que acumula el proyecto, número que alcanza el centenar a nivel personal.

Es la cara y la cruz de la investigación científica española: grandes logros científicos que sobreviven ‘a pesar’ de las zancadillas que se encuentran en el camino. Y lo que es peor, recursos ya invertidos que ‘regalamos’ a otros que saben aprovecharse de la circunstancia.

Un comentario

  1. Pingback: Científicos españoles…camino de África | Laboratorio para Sapiens

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