Fósiles humanos, en el ojo del huracán


ROSA M. TRISTÁN

Revuelta anda la Paleontología estos días. «Si Louis Leakey levantara la cabeza, le daba un soponcio«, me comentaba recientemente un amigo paleontólogo. Y seguramente tiene razón porque la publicación de la portada en ‘Science’ del yacimiento de Dmanisi (en Georgia) y su espectacular Cráneo 5 (como el Miguelón de Atapuerca) con 1,8 millones de años está levantando mucha polvareda. Que la ciencia es debate y discusión, que las premisas se tumban cada día y que las hipótesis deben ser arriesgadas, es innegable Pero cada vez son más los que denuncian que en ocasiones el sensacionalismo en revistas que tiene un gran prestigio prima sobre el rigor, haciendo un flaco favor a la Ciencia. Algunos, incluso, prefieren publicar en otras menos ‘famosas’ pero en las que todo lo publicado está ‘atado y bien atado’.

El espectacular Cráneo 5 de Dmanisis, aún semi-enterrado. |Science

El espectacular Cráneo 5 de Dmanisi, aún semi-enterrado. |Science

Vídeo del hallazgo en Dmanisi

Y ponen como ejemplo la publicación del yacimiento de Dmanisi, dirigido por David Lordkipanidze,  que se ha vendido como ‘la revolución de la historia de la evolución humana’. Desde hace 20 años, llevan excavando en este hermoso lugar de Eurasia, sacando a la luz restos de cinco individuos, o quizás más: una hembra joven, un adolescente, dos machos adultos y un anciano desdentado. El cráneo de la portada de ‘Science’ se encontró en 2005 (la mandíbula, en el 2000) y han tardado ocho años en publicarlo. Con un cerebro similar al de un chimpancé (un tercio que el nuestro, los ‘sapiens’) afirman que perteneció a un ‘Homo erectus’ o ‘ergaster’ (su versión africana)  en el que ven ragos del anterior ‘Homo habilis’ y del ‘Homo rudolfensis. Un tres en uno.

Ya se sabía que era la primera migración humana (salió en la revista PNAS) desde hace un par de años, como publiqué en EL MUNDO, pero esta interpretación de los fósiles del yacimiento viene a decir que el ser humano tuvo desde su origen un linaje único, que no hubo ‘ensayos’ fallidos, ramificaciones que acabaron por desaparecer. Los cinco individuos, aseguran, pese a sus grandes diferencias en tamaño, son de una misma especie, y  son distintos entre si porque también los humanos modernos lo somos. Todos, dicen, murieron a la vez por culpa de una erupción volcánica que asoló la zona.

Leakey ya no resucitará, pero a los paleontólogos que conocen los fósiles de Dmanisi esta interpretación les ‘chirría’. «En ese yacimiento siempre ha habido problemas con los estudios estatigráficos. He revisado toda la bibliografía, y en diferentes estudios han publicado fechas distintas. No es verdad que todos los restos se encontraran en el mismo nivel, y eso significa que pueden ser diferentes especies en fechas distintas. Por otro lado, el investigador británico Matthew Skinner ya publicó en 2006 que esas diferencias entre unos individuos y otros eran mayores que las que hay entre los machos y las hembras de gorilas y eso no tiene explicación», me argumenta José María Bermúdez de Castro, codirector en Atapuerca que en el año 2000 conoció Dmanisi de la mano de Lordkipanidze y que tiene preparado, precisamente, un artículo sobre la morfología de las mandíbulas georgianas.

«Con este trabajo dan la vuelta a todos los estudios sobre la evolución humana de los últimos 40 años. Los suizos que colaboraran en Dmanisi los últimos años tienen técnicas increíbles, pero les falta sentido biológico, reflexionar sobre las barreras geográficas, los cambios climáticos de hace dos millones de años, la variabilidad humana. No parece posible que en un millón de años no evolucionara la especie. ¿Por qué no pudo haber dos especies diferentes allí? Ahora, deberían permitir que otros expertos internacionales vieran los fosiles para ver si replican sus conclusiones. Los paleontólogos somos muy celosos para abrir los laboratorios a otros, pero sólo el debate permite confirmar resultados. Desde luego, en el Museo de la Evolución no vamos a cambiar las etiquetas de las especies», asegura el codirector de Atapuerca.

Tampoco Manuel Domínguez-Rodrigo, que trabaja en un yacimiento en Olduvai, se lo acaba de creer, y también es muy crítico con el ‘sensacionalismo’ de medios que antes eran más serios:  «Los individuos de Dmanisi miden metro y medio. Son muy pequeños y todos los fósiles en África de ‘erectus’ son mucho mayores. Serían como los pigmeos actuales para nosotros, pero allí no tiene sentido. Los cráneos de Georgia se han depositado en miles de años, no todos a la vez. Es más, tienen un problema de tafonomía porque no saben cómo se ha formado el yacimiento. Y, además, la variabilidad entre sus cráneos es exagerada, tiene una trampa porque han metido en un saco a un individuo desdentado, al que le cambió su morfología al reabsorberse el hueso en vida
y a un niño sin desarrollar
» ¿Y cómo lo sacan en ‘Science’? «Pues porque les ha quedado una portada estupenda, pero así no se hacen las cosas», afirma.

También Juan Luis Arsuaga, paleontólogo codirector en Atapuerca, cree que «se ha estirado demasiado el chicle», como señalaba en La Información.

Aprovecho para preguntar también a Aida Gómez, española que trabaja en la Univesidad George Washintong de Estados Unidos, y acaba de publicar otro interesante artículos en PNAS. Desde allí, recuerda que «el debate sobre si es una especie no es nuevo en el campo de la Paleoantropología y, desgraciadamente, tiene difícil solución porque la información que tenemos es muy limitada». «En mi opinión, el debate sobre no es sobre biología, sino sobre taxonomía (herramienta que nos permite clasificar en categorías la diversidad biológica). Por lo tanto, aceptar ‘H. erectus’ como una especie extremadamente diversa o subdividirla no cambia el hecho de que distintas poblaciones de homínidos que han vivido en distintas áreas y épocas han tenido, forzosamente, diferentes relaciones con los grupos de homínidos anteriores y posteriores», argumenta.

EL ESLABÓN QUE NO APARECE

Aida es primera autora del interesante trabajo realizado con 1.200 piezas dentales de 13 homínidos diferentes (una tesis que hizo en colaboración con el CENIEH), a los que aplicó una técnica de morfología geométrica. Su conclusión es que el ancestro común de neandertales y ‘sapiens’ vivió hace un millón de años, y aún está sin identificar. «Lo que ella nos descubre es cómo tiene que ser ese ancestro, que no es como creíamos conocerle. conocemos. Probablemente vivió en el Próximo Oriente (Siria, Irak, Turquía…) y es una zona donde por cuestiones políticas es muy difícil excavar. Pudo ocurrir que de los homínidos que ‘ergaster’, que quedaron en África tras salida de los que serían ‘erectus’, evolucionaran hasta esa especie ancestral, que no es el ‘Homo heidelbergensis’, como se pensaba, que por otro lado incluye demasiados fósiles», explica Bermúdez de Castro.

Aida-Gómez-Robles. |George Washington University

Aida-Gómez-Robles. |George Washington University

Aida, por su parte, me cuenta que este trabajo «descarta que ese ancestro esté en Europa, lo que nos deja como opciones más probables África y Oriente Próximo«. Asia, afirma, no parece una opción probable porque han estudiado fósiles asiáticos que no presentan una forma dental similar a la forma ancestral y porque no parece lógico que la especie ancestral estaba en Asia y que desde allí emigró a Europa donde dio lugar a los Neandertales y de nuevo a África para dar lugar a los ‘Homo sapiens’.

En todo caso, recuerda que su objetivo fue «evaluar si diferentes especies que han sido propuestas en algún momento como posibles ancestros de Neandertales y humanos modernos tienen una forma que es compatible con esa posición filogenética». «Y lo que observamos es que, al menos los posibles candidatos encontrados en Europa presentan importantes similitudes con los Neandertales, lo que implica que pueden estar ya situados en ese linaje, después su divergencia con el nuestro. Eso en principio es independiente de la clasificación de los fósiles, ya que nuestra aproximación metodológica subdivide el registro fósil en poblaciones que son geográfica, cronológica y morfológicamente coherentes».

¿Y a qué se debe que el genoma nos de unas fechas y los dientes fosilizados otras, tan diferentes?
«Los datos sobre la divergencia de Neandertales y humanos modernos de estudios moleculares dan lugar a intervalos muy amplios dependiendo de la tasa de mutación y de la fecha de divergencia entre humanos y chimpancés que se utilice. El último año varias publicaciones han agitado el debate sobre el momento en el que se produjo esta divergencia. Es cierto, sin embargo, que nuestros datos apuntan a una divergencia anterior a las fechas más antiguas de los estudios de ADN y una posible explicación puede ser que la diferenciación morfológica (al menos en piezas dentales) entre poblaciones europeas y africanas se produjo antes de ser especies diferentes».
De momento, la joven investigadora ha dejado los diente por el cerebro y su evolución, que es lo que estudia ahora en Washington, donde seguirá a tenor el panorama científico español: «Mi plaza en la George Washington University es de investigadora postdoctoral. Cuando vi el anuncio en el que buscaba un investigador, le mandé mi solicitud y mi CV. Después  tuvimos una entrevista por Skype en la que me comunicó que me contrataba». Sin burocracia, sin homologaciones ni papeleos.
Dientes estudiados por Aida. |PNAS

Dientes estudiados por Aida. |PNAS

Allí estudia ahora la evolución cerebral, comparando cerebros de chimpancés y humanos, especialmente sus asimetrías: «Los cerebros de los humanos modernos son muy asimétricos, tanto en términos anatómicos como funcionales y determinadas áreas se activan más en un hemisferio que en el otro según las actividades, especialmente las relacionadas con actividades cognitivas complejas, como el lenguaje). Y también me interesa la evolución de la plasticidad cerebral, cambios en su estructura en respuesta a distintas influencias ambientales.
Cuando se la pregunta si quiere volver a trabajar en España, su repuesta es: «Ojalá. La idea de pasar unos años en el extranjero después de terminar mi tesis estuvo siempre en mi cabeza, pero el plan inicial era poder volver a España unos años después. Sin embargo, ya sabemos cómo está la situación de la investigación en España ahora mismo, y las posibilidades de volver parecen menores cada día. Apenas se están contratando investigadores y la mayoría de los de nuestra generación están saliendo de España porque no hay otra opción. De aquí a unos años habrá un colapso tremendo si todos los  que se han ido quieren volver. Aparte de eso, vemos casos como los de los investigadores Ramón y Cajal, investigadores con una carrera sólida a los que no se les está respetando el compromiso de estabilización que existía en la convocatoria de sus plazas. Ante este panorama, la verdad es que la perspectiva de volver a España no es muy tentadora, aunque en términos personales sea la más atractiva«.

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  2. Magnífica publicación. Se están publicando muchas entrevistas a colegas de todo el mundo, y la mayoría muestran su perplejidad antes las conclusiones del trabajo publicado en Science sobre Dmanisi. En primer lugar habrá que dejar claro si en Dmanis hay una o dos poblaciones diferentes. La geología y la estratigrafía son confusas. Luego ya se podrá comparar con el resto de los yacimientos africanos contemporáneos, algunos de los cuales han quedado fuera de la comparación, según creo de manera deliberada.
    También es muy interesante que hayas contado como una española tan brillante como Aida Gómez no podrá retornar a su país a investigar, como otros muchos en su situación.
    Ánimo a todos/as

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    • Articulo excelente. Documentado. Critico. Y ademas de facil lectura. Cite el articulo de Science en una conferencia de clausura de un congreso. Y creo que debo rectificar alguna cosa. Enhorabuena Rosa y gracias por el trabajo bien hecho!

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