Son los gritos de la Tierra. Un ‘Basta ya’ que hace mover los cimientos de las casas, cambia las cosas de sitio y nos hace temblar de miedo. Los seísmos provocados por el macro-proyecto Castor frente a la costa de Vinarós (Castellón) son la protesta de un planeta vivo que ya ha aguantado demasiado de esa especie: una de las 8.700.000 que la habitan, pero que en su afán de expandirse empezó destrozando su corteza y ahora manipula sus entrañas, agujereando, extrayendo o cambiando de sitio lo que dentro tiene.