Cuentan los investigadores catalanes Eudald Carbonell y Jordi Agustí que estamos en un momento de crisis estructural, de un sistema, el capitalista, que está al borde del colapso. Pero a diferencia con las crisis del pasado, ahora nuestra especie tiene la responsabilidad y, sobre todo, la capacidad para que el resultado sea distinto al que se avecina. Este es el tema central de ocho apasionantes conversaciones entre ambos recogidas en el libro que comparten ambos científicos: «La evolución sin sentido» (Ed. Península), que acaban de presentar. Las mantuvieron en 2009, pero son de plena actualidad. Como si hubieran tenido acceso a una máquina del tiempo…
A ambos tengo la fortuna de conocerlos hace ya muchos años, y hemos hablado a menudo de unos humanos que van a la deriva , también sin sentido. A Jordi Agustí, le conocí en las excavaciones de Orce, donde ejerció de guía excepcional conmigo, entonces una periodista ‘novata’ en el mundo de la Paleontología; a Carbonell me lo encontré en los yacimientos de Atapuerca, y allí nos volvemos a ver cada año.
Arqueólogo y paleontólogo parten en este libro de un objetivo común. «Decidimos reflexionar sobre esta crisis de sistema, de valores, pero no empezando por África sino haciendo moviola hacia atrás para contar la evolución hasta llegar a este punto en el que estamos, con el fin de generar discusión y debate, nuevas preguntas en los lectores», me cuenta Carbonell desde la Fundación Atapuerca, en Burgos, donde preparan ya una campaña que cuenta con un 40% menos de financiación que hace dos años.
De las conversaciones, editadas con un estilo fresco y lleno de contenido (y dirigida por las preguntas de Yolanda García), se desprende que estamos en un momento decisivo de cambio y que el futuro pasa por lo que Carbonell llama «progreso consciente y evolución responsable». Y me lo resume en pocas palabras: «La evolución ha sido producto del azar, sin un para qué; así fue como surgió la autoconsciencia en los ‘Homo sapiens’,y ahora somos el único animal que puede darla sentido, el único que puede monitorizar lo que pasa en el planeta, y escribirlo, y controlarlo. Hoy sabemos que el crecimiento desmedido ha generado la crisis y de seguir así el sistema colapsará, es la opción del desastre; pero también tenemos la de generar una especie humana cooperativa, solidaria, creativa, y hacerlo mediante una selección cultural que sustituya a la natural«.
También es fresca y llena de contenido la entrevista que mantenemos a través de las ondas del móvil, uno de esos inventos del ‘Homo technikós’ del que hablan en esta obra, presentada en el Museo de la Evolución Humana de Burgos esta tarde (12 de junio) .
Y de ella surge la reflexión del arqueólogo (como sabéis, codirector de las excavaciones en la Sierra de Atapuerca y director de la Fundación Atapuerca) sobre hacia dónde debemos ir, sí o sí: «En la Historia fuimos cambiando de sistema sin planificarlo: del esclavismo al feudalismo y de éste al capitalismo con la Revolución Industrial. Sólo en el comunismo se quiso planificar la sociedad, y fracasó por las personas que lo intentaron, no por sus objetivos, que eran buenos. Ahora el capitalismo está en fase de destrucción, colapsando, y no construimos nada, pero debemos hacerlo, si no perderemos el 30% de la especie», augura.
Pero Eudald es sobre todo un optimista, no se quiere rendir al desánimo, y por ello apuesta por el futuro de «una sociedad del conocimiento, bien informada, que se aprovecha del avance científico, con una nueva conciencia». Y en esa sociedad a la que dice debemos aspirar, los procesos se dirigirán por la reflexión individual respecto a lo colectivo. «Tendrá que ser un sistema sin líderes, que son un subproducto de la evolución de los mamíferos, pero que una sociedad evolucionada no necesita. Y los investigadores tendrán un papel relevante porque aportarán conocimiento, y serán las personas más capaces las que se ocupen del desarrollo, de forma inteligente, y no como ahora que todo está en manos de la partitocracia, el corporativismo, de intereses particuales», argumenta.
Por desgracia, los políticos a los que ha transmitido este mensaje no parece que le hayan hecho mucho caso, pero aún así no pierde la esperanza.
Más pesimista se muestra Jordi Agustí, paleontólogo del IPHES (Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social), donde trabaja con Carbonell. Me lo cuenta desde el tren que le lleva a Burgos, en una conversación entrecortada al vaivén de la cobertura: «No se si se hunde el sistema, pero si no lo hace, no tardará», augura.
UNA CRISIS ‘ENDÓGENA’
Agustí hace una reflexión sobre una crisis que es muy diferente a otras: «Las anteriores se debieron a factores externos como el clima, la falta de alimentos, la caída de un meteorito. El problema es que ahora la crisis la genera el propio sistema y es un nuevo modelo al que no sabemos si podremos hacer frente, necesitamos nuevas soluciones«, apunta.
El problema, añade, es que, al contrario que su colega, no ve una solución: «Las otras podían solucionarse con tecnología, pero ahora el sistema es tan complejo que escapa a nuestra capacidad de reacción. No hay un núcleo de decisión, sino que están muy diversificados por el planeta; baste recordar a algunos países emergentes. Frente a ello, se vuelven a utilizar recetas del pasado que no sirven. Igual es que tiene que haber una crisis profunda porque la evolución ni tiene sentido ni tiene por qué tenerlo», concluye.
Basten estas pinceladas, que me han permitido volver a contactar con estos ‘sapiens’, para animar a leer ‘La evolución sin sentido’, a ver si el mensaje y sus reflexiones ‘calan hondo’ y comenzamos a trabajar juntos, y no tele-dirigidos, hacia una especie realmente inteligente, que será la que sea consciente y vaya por el camino de esa ‘evolución responsable’. Progreso si, pero informado por favor. Leer este libro, de poco más de 150 páginas, nos ayudará en ello.
“Ahora el capitalismo está en fase de destrucción, colapsando, y no construimos nada, pero debemos hacerlo, si no perderemos el 30% de la especie…”
En un mundo donde los sistemas biológicos, sociales y económicos, se rigen por sistemas no lineales caóticos, no como los sistemas físicos lineales y absolutamente predecibles resolviendo una ecuación, en el que hoy hacen una previsión de crecimiento económico a seis meses vista y dos meses después se ha de revisar, normalmente a la baja… no entiendo en que se basan para hacer una previsión de pérdida del 30% de la especie… porque no del 5 % o del 50 o del 100%.
Critico no porque yo tenga la respuesta, si no porque creo que esa predicción no se puede hacer… simplemente
Un saludo a todos
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Interesantes las reflexiones de Carbonell y Agustí (¡qué gran verdad lo de los líderes como subproducto de la evolución de los mamíferos!), pero es una lástima que no lleguen más que a una muy exigua minoría de personas. Precisamente ahora, cuando más necesitamos que la sociedad se empape de ciencia – y ésta, de las verdaderas necesidades sociales – es cuando la enésima reforma educativa de nuestro país hace desaparecer del currículo de Bachillerato las asignaturas que más pueden hacer por esa interacción: Ciencia para el Mundo Contemporáneo y Ciencias de la Tierra y Medioambientales.
Lamentablemente, parece que volvemos a aquellos tiempos en que academias y universidades cedían su puesto a escuelas de tauromaquia.
¡Qué tristeza!
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Querida Rosa,
Muchas gracias por dar a conocer este libro de mis buenos amigos Eudald y Jordi. Si una gran mayoría de seres humanos tuvieran ocasión de leer, comprender, digerir y practicar lo que se cuenta en el primer capítulo de este libro las cosas podrían cambiar. Lamentablemente, los mensajes de Jordi y Eudald acaban siendo conocidos por una insignificante minoría. El resto de los seres humanos estamos ciegos, sordos y mudos ante lo que se nos viene encima. Lo que importa es la supervivencia del día a día y no se trata de culpar a nadie por ello. Quizá muy pronto la crisis económica actual nos parecerá un evento sin relevancia ante la verdadera CRISIS (con mayúsculas) que está por llegar.
Un abrazo
José María Bermúdez de Castro
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Muchas gracias, Rosa, por esta recomendación tan interesante!
Un beso,
Renata
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