Por más que lo intente, no logro acostumbrarme a ver cómo este país se va al garete. Es algo que en el caso de la investigación raya el absurdo. No sólo no hay fondos para investigar en España, no sólo nos permitimos rechazar fondos europeos, no sólo dejamos que los mejores investigadores se vayan, sino que desaprovechamos aquello que ya está funcionando y tiene un futuro prometedor y brillante. Es lo que está pasando con el Proyecto Olduvai, codirigido por dos arqueólogos españoles: Manuel Domínguez-Rodrigo (profesor en la Universidad Complutense) y Enrique Baquedano (director del Museo Arqueológico de Madrid).
El pasado año, tras casi dos décadas de trabajo en el continente, su grupo de investigación, del que también forma parte el tanzano Audax Mbulla y el antropólogo de Wisconsin Henry Bunn, inauguraban una estación científica en la Garganta de Olduvai, la Cuna de la Humanidad para la UNESCO. Era el primer paso para asentarse de forma definitiva en Tanzania, para el estudio de unos yacimientos (siete) que esconden muchas claves sobre el origen humano.
Yo tuve la suerte de visitarles hace ahora justo tres años y publicar un amplio reportaje en EL MUNDO sobre aquella aventura, porque un viaje así siempre lo es. Y compartí por unas noches el duro suelo de la sabana, dentro de una tienda de campaña; y el rancho sin lujos; y la escasez de agua para la ducha por turnos; y el calor; y el polvo:.. Pero por encima de todo la belleza del entorno, de un trabajo apasionante en cuya ‘sede’ cada mañana te esperan las jirafas. De saber que pisas el lugar donde empezó el cambio que dio origen a nuestra especie ‘Homo sapiens’. Entonces la estación era aún una quimera, pero me enseñaron ilusionados el paraje donde se levantaría después.
No fue fácil reunir los fondos para levantar un edificio que, enmarcado en el Parque Nacional de Ngorongoro, debía ser sostenible, retornable y sobre todo útil para la ciencia. Pero con la misma pasión que les hace volver cada año a África, los miembros del equipo lograron en 2012 la financiación necesaria de la Comunidad de Madrid, 300.000 euros, tras presentar un proyecto de cooperación al desarrollo: se trata, a fin de cuentas, de potenciar la formación científica de los tanzanos, a la vez que se ayuda a las poblaciones masaai de los alrededores. «Construir un edificio sostenible en un lugar tan alejado de la civilización es muy costoso», reconocía a este Laboratorio para Sapiens Domínguez-Rodrigo antes de partir. «Sería una pena que, después de pagarlo, se lo quedaran los americanos, que trabajan cerca». Y es que este año ya no habido ni un euro para su mantenimiento, nada ha querido saber la Comunidad del proyecto.

El calor y polvo hacen que el trabajo en Olduvai sea muy duro. En la foto, Manuel Domínguez-Rodrigo supervisando el trabajo.|R.M.T.
Para financiar su trabajo científico, los codirectores pidieron un Proyecto Nacional de Investigación del 2012, y se lo habían concedido, hasta que Cristóbal Montoro se cruzó en su camino y decidió que, por un problema con el déficit de las comunidades autónomas, que poco o nada tenía que ver con el origen humano, no recibieran nunca ese dinero. El director general de Bellas Artes, Jesús Prieto, reconoció después que la Comunidad de Madrid no tenía déficit, pero no hizo nada por solucionar el error. Desidia absoluta la de ese señor.
Menos mal que, previsores, los directores habían ‘ahorrado’ del presupuesto del año anterior unos 15.000 euros, aunque ese desfalco oficial les impidió pagar el adelanto de 30.000 euros que había hecho la Universidad de Alcalá de Henares. Y por cierto, llama poderosamente la atención cómo la Complutense está al margen de este proyecto, cuando su promotor es un profesor suyo.
Este lunes, 10 de julio, Domínguez-Rodrigo viaja a los pies del Kilimanjaro. Será el primero en llegar de un equipo de 33 personas, 21 de ellas españolas que tienen que pagar los billetes de avión de su bolsillo, así como el permiso para poder excavar. Entre ellos Baquedano y el geólogo Alfredo Pérez, director del Centro Nacional de Investigación en Evolución Humana (CENIEH). Y es que los 15.000 euros de los que disponen para la campaña tan sólo alcanzará para pagar los vehículos, la comida, el agua… En fin, la infraestructura básica durante las seis semanas que estarán picando de sol a sol en Olduvai.
Antes de subir al avión, me comentaba que viajan ilusionados por las sorpresas que puedan encontrar en el yacimiento nuevo que descubrieron el año pasado, que está sobre otro, el FLK, de hace 1,8 millones de años y que podría tener con restos muy similares. Se llama Philip Tobías Korongo (PTK) en honor al paleoantropólogo sudafricano, que murió durante la excavación.»Tiene muy buena pinta, a escasos 500 metros de donde Mary Leakey encontró el cráneo del Zijanthropus boisei (o Paranthropus)», apunta el arqueólogo. Precisamente, en la campaña pasada encontraron otras partes del cuerpo de este homínido, conocido como ‘El Cascanueces’ por la dureza de los frutos que comía y que convivió con el Homo ergaster, nuestro antepasado directo. En breve podremos ver su publicación en una revista científica de gran impacto.
Pero además de encontrar fósiles, al más puro CSI Las Vegas han logrado reconstruir el paisaje en el que vivían los homínidos en aquellas fechas gracias con un innovador método de la Universidad de Pennsylvania (EEUU): «Se analizan los marcadores bioquímicos de los sedimentos; podemos saber las plantas que había por los ácidos grasos que dejaron en los suelos. Es la primera vez que este método se utiliza en África y hemos comprobado que funciona», explicaba el arqueólogo, cuendo ya estaba con las maleta hechas.
Ahora, The Olduvai Gorge Research Project acaba de inaugurar una espléndida web sobre sus investigaciones, como la del niño anémico, y lo primero que llama la atención es que está solo en inglés. ¿Por qué? Pues porque aunque es un proyecto surgido en España resulta que no han tenido presupuesto para poder traducirlo. ¿A alguien le importa?
Me cuenta Domínguez-Rodrigo que, aún así, lo peor está por venir, porque para el año que viene ya no tienen ahorros. Por ello, el equipo ha puesto en marcha una ‘Escuela de Campo’: ha abierto la posibilidad de que estudiantes de todo el mundo vayan a excavar en los yacimientos, donde seguirán un curso intensivo de arqueología, tafonomía, ecología, paleobotánica… mientras están acampados en un lugar privilegiado: la zona en la que hace seis millones de años un pariente del chimpancé decidió mirar al horizonte poniéndose sobre dos patas… y debió gustarle lo que vió. También podrían ir al yacimiento de Laetoli, donde una pariente de ‘Lucy’ dejó sus huellas, como publiqué hace un año en EL MUNDO .
Son cursos caros, pero en el Instituto de Evolución en África ( IDEA), que es la pata española del Olduvai Gorge Project, tiene claro que su objetivo son alumnos de alto nivel adquisitivo, que pueden ayudar a tapar el agujero que la miserable política científica española les ha dejado. Incluso se plantean ser visitados por turistas en el futuro. Todo total de poder seguir adelante con una investigación en la que se han necesitado muchos muchos años para lograr hacerse un hueco en el competitivo y exclusivo mundo de la paleontología africana, tomada por los anglosajones. Y los frutos, en volumen de publicaciones científicas, son más que considerables.
Pero, como decía al principio, lo que pasa en este país no tiene lógica ni fundamento. Y mientras el dinero público se sigue derrochando sin sonrojo, tenemos a investigadores españoles, como los de Olduvai, que no quieren tirar la toalla y se empeñan personalmente en mantener el pabellón de España alto más allá de nuestras fronteras. Por lo menos, que se sepa.
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El reto de excavar en Olduvai sin dinero, o cómo pelear por un proyecto | Laboratorio para Sapiens, interesante. Me encanta vuestra web.
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Vaya, no lo sabía, me he quedado de piedra. Venga, ánimo. Estoy segura de que muchos alumnos con nivel adquisitivo visitarán aquello. Quizá sería bueno difundirlo a tope en todas las redes sociales(la escuela de campo). Los chinos(hasta que les llegue la crisis, queda un poco), son un mercado interesante. No se os olvide el mercado del norte de Europa, difundir la escuela de campo a través de las diferentes instituciones universitarias (se contacta con los departamentos y se coloca la invitación, para que los profes lo comenten a sus alumnos, lo harán sin problema, porque el proyecto es muyyy interesante. Bueno, todos lo son. Alumnos y turistas, claro que sí, como lo hacen en Catalhöyük (os paso el link y así tomáis más ideas para la escuela de campo).
http://www.catalhoyuk.com/
http://www.su.se (stockholm)
http://www.lunduniversity.lu.se/international-students
http://www.uu.se (uppsala)
http://blog.universitypositions.eu/universities/ (aquí todas las univeridades del norte, Noruega, Suecia, Finlandia y Danmark) Casi todas tienen sus páginas en facebook, es lo más rápido. Se coloca allí y ya está. De seguro que algún alumno con dinero se puede pillar por aquí.
Mucha suerte!
Amaya
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Rosa, desde Africa muchas gracias por tu reportaje esplendido.
Manuel Domínguez-Rodrigo
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Rosa ,te ha quedado un artículo muy completo que refleja la realidad actual de la investigación española de alto nivel.Nos falta criterio para mantener la investigación de excelencia.Hay que ser Darwinista con los equipos que producen no sólo ciencia, también proyección de lo que ahora se llama Marca ESpaña.
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Hola Rosa,
Es lamentable. La ciencia no interesa. !Que inventen ellos!, que las les compraremos los bienes de equipo con las patentes de españoles en el extranjero. De traca y pandereta, que de eso si sabemos. Bueno, que ya inventamos el botijo y con esto hemos cumplido.
Un abrazo y ánimo
José María Bermúdez de Castro
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La ciencia es el terror del dogma. La ciencia exige pensar libremente, seguir lo que los datos indican, lo que dice el experimento. El dogma es la afirmación gratuita que alguien dice le ha sido revelada por un ser superior. No tenenemos las menores garantías de que lo que dice el dogma tenga algo que ver con la realidad, ni mucho menos razones para creer la afirmación del que lo proclama de ser un interlocutor privilegiado. Pero si se agacha la cabeza para aceptar el dogma, se agacha ya para todo, y los que lo detentan tienen asegurados esclavos físicos e intelectuales de por vida, y como cualquier esclavo, trabajando para el dueño sin cobrar: El sueño de cualquier macho dominante de la tribu.
Por lo tanto la ciencia -DEBE- ser destruida, a conciencia y cuanto antes, pues es la única garantía de libertad del ser humano.
¿Nos extrañamos de lo que está pasando?
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