Cómplices para «Pensar en tiempos oscuros»


ROSA M. TRISTÁN

Un público variopinto, de la Universidad y de las calles de Lavapiés, el barrio más multicultural de Madrid, se dio cita el otro día en la Casa Encendida para disfrutar de una puesta en escena especial: Pioneras de la Ciencia, una obra dramática salida del laboratorio teatral de José Sanchís Sinisterra, un proyecto creativo (Nuevo Teatro Fronterizo) también especial que, como tantas cosas, está amenazado de muerte. Como dijo el dramaturgo, se trata de «pensar en tiempos oscuros», y lo ponen muy difícil.

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Pero volvamos a las Pioneras. La ciencia en femenino sobre un escenario y entre candilejas; lo nunca visto. La idea ya me la contó el Premio Nacional de Teatro en una entrevista hace unos meses: del libro con el mismo nombre de Carmen Magallón habían elegido cinco científicas de comienzos del siglo XX para contar su vida, sus éxitos y sus penalidades, que son muy similares a los del siglo XXI.

Las seleccionadas fueron la médica anarquista Amparo Poch, la pedagoga Margarida Comas, la física Felisa Martín Bravo, la química Teresa Toral y la psicóloga Regina Lago. Todas, asomadas a una barandilla de un ficticio puerto, con la maleta a cuestas, como tantas otras mujeres que hoy se embarcan, ahora en avión, para buscar futuro en otro tipo de exilio, el que se hace para evitar la ‘muerte intelectual’, en cierto modo también ‘político’, porque de política (o despolítica) científica se trata.

«He querido dar voz a mujeres que se hicieron hueco en la ciencia, mujeres que hicieron una larga travesías por el desierto para abandonar la sumisión al varón para investigar, y aunque no descubrieron el Bosón de Higgs ni la penicilina, se desprendieron de un lastre para afirmar su derecho a investigar, que fue un gran mérito», señalaba Sanchís Sinisterra antes de iniciarse una lectura que fue mucho más que eso.

Y a continuación, el dramaturgo fue desgranando las dificultades para resumir tantas vidas en poco tiempo, y cómo las cinco dramaturgas fueron pergeñando un texto que «es fruto de la solidaridad de género«, y los experimentos que se hicieron cortando aquí y allá para al final encontrar lo que buscaban en la probeta: una obra teatral de lujo que quizás nunca vea un gran escenario por falta de presupuesto y una interpretación excepcional  de las cinco mujeres y el hombre que se iban intercambiando, ora padre, ora novio, ora profesor…

Pero con ser lo del escenario de gran calidad, también miré hacia el patio de butacas, para comprobar cómo mujeres de muy diferente condición, muchas de ellas jubiladas y amas de casa del popular barrio madrileño, se empapaban de física, oían hablar de Blas Cabrera y Torres Quevedo, permanecían absortas con conceptos científicos muy alejados de los programas que les destinan en las cadenas de televisión (cadenas para encadenarse, muy bien buscado el nombre).

Y a lo mejor esas espectadoras reflexionaban sobre cómo fue posible que esas mujeres que fueron tan listas, sufrieran, como ellas, la incomprensión de sus familias y colegas. Y lo siguen padeciendo porque hoy muchas científicas, que aún no han terminado de romper ‘el techo de cristal’ , se ven abocadas a renunciar a su profesión, no ya por imperativo familiar, sino por imperativo del Gobierno, que es peor si cabe, con un arma de presión tan eficaz como lo es la falta de presupuesto.

Es la misma penuria que, por desgracia, amenaza de muerte al Nuevo Teatro Fronterizo-La Corsetería, de Sanchís Sinisterra. El director reconocía que ya no tiene cómo mantenerlo abierto, que no hay ayudas, ni convenios, ni mecenas…. Que en este país un centro como el suyo, donde se realizan más de 40 actividades culturales gratuitas, que investiga en teatro, que forma profesionales, que lleva el teatro a las calles…. no tiene apoyo oficial ni se le espera.

Por ello busca el apoyo de los de abajo, de los ciudadanos, que quieran hacerse cómplices de su NTF con cuotas de 10 euros mensuales y así evitar que un día de este mes, o del siguiente,  llegue la policía judicial y les desahucie de su local, cerrando a todos otro espacio de creación y conocimiento. A cambio, estos pequeños mecenas obtendrán invitaciones a espectáculos,  descuentos en libros y talleres, encuentros literarios… Y serán cómplices de una puerta abierta al aprendizaje compartido, a la Cultura con mayúsculas, intrínseca al ser humano.

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