ROSA M. TRISTÁN
Comparto aquí la entrevista que recientemente hice a Justa Montero, una luchadora incansable por los derechos de la mujer, esos por los que hay que seguir peleando, hombres y mujeres, ahora más que nunca.
Publicado en periódico ESCUELA)
Justa Montero lleva toda la vida peleando por la igualdad de género. Miembro de la Asamblea Feminista y representante histórica del movimiento en España, esta incansable luchadora fue una de las primeras mujeres en reclamar derechos que hoy disfrutan todas las españolas. Ya desde 1974, cuando estaba en la universidad, Montero comenzó a trabajar con organizaciones de mujeres y también estuvo en los primeros grupos de barrios de Madrid en los que se asesoraba a las mujeres sobre anticonceptivos o sobre aborto, en un momento en el que difundirlos suponía largas condenas de cárcel. Mucho tiempo ha pasado desde entonces, pero ahora, medio siglo después, vuelve a ser testigo de una nueva vuelta de tuerca ideológica que, asegura, “las mujeres no van a tolerar”. Recibe a ESCUELA el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, una fecha emblemática para hacer balance.
Hemos olvidado la historia, pero usted se jugó su libertad por defender algo hoy tan cotidiano como son los anticonceptivos. ¿Cómo vivió aquellos momentos?
El feminismo incluyó desde su origen el derecho al control del propio cuerpo de las mujeres. Luchábamos para que nuestros derechos estuvieran en las leyes, pero también para cambiar la idea general que nos negaba la sexualidad porque estábamos destinadas a casarnos y ser madres. Tras el final de la dictadura, resultaba irrisorio que estuvieran prohibidos los anticonceptivos cuando estaban normalizados en todos países del entorno. Y cuando finalmente se autorizaron, nos centramos en la batalla por el aborto. Anticonceptivos y aborto eran asuntos que se planteaban de forma integral porque el movimiento feminista defendió siempre que era necesaria una educación sexual que recogiera las diferentes identidades sexuales, que considerara como un sujeto a la mujer.
¿Cuál es el balance 50 años después?
Creo que ha habido una evolución. Hemos vivido una época en la que sindicatos, organizaciones feministas y docentes en general han impulsado la educación sexual como algo transversal. Hubo unos años en los que se despertó el interés, pero luego ha ido disminuyendo y ahora es un asunto que depende de los centros, de que haya docentes predispuestos, del tiempo que deja el currículo. No se ha logrado incluir la educación sexual como algo curricular e integral. Es más, lo que podía ser una vía de entrada para estos contenidos, como era Educación para la Ciudadanía, se la ha cargado el ministro de Educación.
¿Cree que sería necesaria una asignatura concreta sobre educación sexual?
La transversalidad tiene más sentido porque es algo que debería atenderse en todas las etapas educativas. Y no hay que olvidar que no sólo en la escuela se aprende, también están los padres, los medios de comunicación, los juegos…. La educación sexual no se puede resolver con un taller.
¿Están implicadas hoy las jóvenes en la lucha por la igualdad de género?
Con respecto al pasado hay una diferencia fundamental. En la Transición, teníamos limitados todos los derechos en una realidad machista y patriarcal. Y eso generó un movimiento muy potente. Después, a lo largo de los años, se han conseguido muchas cosas. Aunque es cierto que aún nos falta para alcanzar la igualdad real, en el ámbito familiar, escolar y universitario sí ha habido igualación de oportunidades. Las dificultades surgen al llegar al mundo laboral, donde sigue vigente un sistema indirecto de discriminación. De hecho, la brecha salarial sigue siendo del 22 y no accedemos a los mismos puestos profesionales. Además, hay muchas muertes de mujeres por violencia machista. Son desigualdades que se agudizan con la crisis económica y con un retroceso ideológico que está provocando la reacción de muchas jóvenes.
¿Qué destacaría de ese retroceso? ¿En qué afecta a la igualdad?
Declaraciones como las del ministro de Justicia, anunciando que va a modificar la ley del aborto, son entendidas por las mujeres como una pérdida del control sobre nuestro cuerpo, un retroceso en los derechos adquiridos. Y afecta también el recorte en los gastos sociales, porque aumenta el tiempo dedicado por las mujeres a ser cuidadoras de dependientes, que impide el acceso de los hijos a la Educación Infantil. Y hay que recordar que los avances han sido gracias al movimiento feminista. No ha habido una evolución natural de la sociedad hacia la igualdad. Ahora, junto a la crisis, nos encontramos también la ofensiva ideológica. Cuando nos dicen que el derecho por excelencia de la mujer es ser madre, no lo hacen porque crean que vamos a volver a casa. Tratan de legitimar otras medidas. Pero somos varias generaciones de mujeres que vivimos otro mundo. Y entre las jóvenes, hay un sector tiene la ilusión de la igualdad y otras que reaccionan.
¿Habrá un resurgir del movimiento feminista?
Siempre ha estado ahí. En diciembre 2009, la Coordinadora de Organizaciones Feministas organizamos unas jornadas de activistas en Granada y acudieron 3.000 mujeres. Existe la percepción de que el feminismo no tiene capacidad, pero es que está fragmentado y trabaja en muchos ámbitos. Sigue siendo una referencia al margen de qué expresión den las mujeres a ese feminismo; unas lo hacen desde el ámbito académico, otras el cultural, el laboral o el político. Es una fuerza que rebrotará con fuerza si hay recortes de derechos.
Sin embargo, muchas mujeres rehúyen del calificativo de feminista
Porque se ha querido estigmatizar. Se nos ha puesto el estereotipo de mujeres ‘anti-hombre’, individualistas… Estamos hartas de ver cómo muchas noticias tergiversan el mensaje del feminismo. Y sabemos que contamos con enemigos potentes porque es un movimiento que implica cambios personales, institucionales, en las políticas económicas… Es trasgresor. Pero incluso las mujeres que rehúyen la palabra, reclaman igualdad.
¿Qué respondería a políticas que, como María Dolores de Cospedal, defienden que hablar de cuotas para facilitar la paridad en machista?
Hablan desde una posición de poder profundamente autoritaria. Si lo que se prima es la excelencia personal, no se entiende que estando las mujeres mejor formadas, sacando mejores notas, no tengan más presencia en los espacios públicos. Eso ocurre porque en sus trayectorias hay obstáculos que no pueden superar. Estas mujeres políticas hablan desde posiciones neoliberales. Y si tienen hijos, tienen dinero para resolver su compatibilidad profesional y familiar, algo que no ocurre a la mayoría. Para colmo son ellas las que aplican recortes que impiden a las mujeres estar en los espacios públicos.
¿Qué opina de que parte de sus impuestos subvencione colegios que separan a niños y niñas?
Otra vuelta atrás. Fue un gran progreso pasar del sistema franquista, que dividía por sexos, a una enseñanza mixta. Pero medidas como privatizar y segregar niños y niñas no son casuales. Quieren un modelo de educación para un modelo de sociedad clasista y sexista. Y no es igual educarte desde pequeño en una educación normalizada con personas de otro sexo que encontrártelos sin haber vivido relacione en igualdad. Es algo muy grave.
Estupenda entrevista. Enhorabuena.
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