El meteorito de Cabañeros, escondido bajo la cebada


Los investigadores Rafael Lozano, Juan Carlos Gutiérrez Marco, Eleuterio Baena, junto a Ramón Asensio López (a la derecha) con el meteorito en el lugar donde se encontró. |ROSA M. TRISTÁN

Los investigadores Rafael Lozano, Juan Carlos Gutiérrez Marco, Eleuterio Baena, junto a Ramón Asensio López (a la derecha) con el meteorito en el lugar donde se encontró. |ROSA M. TRISTÁN

ROSA M. TRISTÁN

RETUERTA DE BULLAQUE (CIUDAD REAL).  Apenas tenía 15 años cuando Ramón Asensio López, mientras buscaba ‘bichos’ en una finca familiar, se topó con una extraña piedra, de color negruzco, que fue incapaz de mover del sitio. Treinta años después, científicos del CSIC y del Instituto Geológico Minero de España (IGME) acaban de descubrir que se trata de un extraordinario meteorito metálico (siderito) de casi 100 kilos de peso, que cayó hace miles de años en la comarca y permaneció enterrado hasta que se topó con Ramón. En España, sólo se habían encontrado tres auténticos meteoritos metálicos antes que este y en todo el mundo tan sólo se conocen 84.



Con el Meteorito de Retuerta de Bullaque y Juan Carlos Gutiérrez Marco.

La familia Asensio López no tenían ni idea del tesoro extraterrestre que tenía en sus manos, hasta que hace unos meses vieron una noticia en televisión. Debajo de la encina donde lo encontró, junto al Parque Nacional de Cabañeros, Ramón va relatando los avatares del bautizado como Meteorito de Retuerta de Bullaque, el municipio manchego al que pertenece la finca. «Al principio lo usamos para hacer apuestas por su peso, pero luego decidimos darlo una utilidad y lo poníamos encima de los jamones para prensarlos. Un día, al ver una noticia sobre la subasta de un meteorito pensamos en contactar con un geólogo. Ha sido una gran sorpresa saber que sí lo es 30 años después de tenerlo en casa».

DE PRENSA DE JAMONES A ROCA EXTRATERRETRE

Fue así como la existencia de pedazo de material extraterrestre llegó a manos del geólogo y paleontólogo Juan Carlos Gutiérrez-Marco, del Instituto de Geociencias del CSIC, que tras un primer vistazo a su morfología externa comprobó que no se trataba de una de tantas solicitudes peregrinas. Su densidad superior a 8 gramos por centímetro cúbico y su morfología externa eran pruebas evidentes de su procedencia cósmica, así que contacto con Rafael Lozano, Jesús Reyes y Eleuterio Baena, del IGME, que en un pueblo cercano a Retuerta lograron partir un trozo para analizarlo. El mecánico que lo cortó no daba crédito a la dureza del aquel  ‘extraño hierro’ que le llevaban, dado su pequeño tamaño: 45 x 31 x 20 centímetros.

«Comprobamos que se trataba de una octaedrita gruesa. En el corte se distinguen aleaciones de hierro y níquel (taenita y kamacita) y carburo (cohenita) que cristalizaron a una elevada presión y temperatura. Forman las llamadas figuras de Widmanstätten. También hay minerales raros como es la troilita y un fosfuro de hierro y níquel. En la corteza de fusión, que es la parte que se quemó al pasar la corteza terrestre, detectamos cloruro de hierro y níquel, y ese cloro procede de los jamones que se prensaron con el meteorito», explica Lozano mostrando el pedazo que tiene en sus manos. Los  numerosos regmaglifos (oquedades superficiales) son  fruto del rozamiento con el aire.

EL PRIMER METEORITO PREHISTÓRICO CONOCIDO EN ESPAÑA

La encina bajo la que se encontró está situada en un antiguo abanico torrencial; por los estudios geológicos se ha averiguado que cayó en el Pleistoceno Medio o Superior, pero Gutiérrez-Marco reconoce que es imposible saber con cierta precisión una fecha. «Esta planicie -explica señalando el horizonte- tiene un asiento geológico de 800.000 años máximo, pero no tenemos constancia de la edad mínima. Lo que sabemos es que estuvo enterrado durante los tiempos en los que el hierro ha sido muy importante, desde el Neolítico en adelante, porque en otro caso lo hubieran fundido», arguIMG_6958menta. «Podría haber caído hace unos 100.000 años«, aventura.

¿Y de dónde vino? Como otros meteoritos metálicos, se cree que es un pedazo del núcleo de un planetoide del Cinturón de Asteroides, situado entre Marte y Júpiter, que chocó con un cometa, u otro objeto celeste, para acabar contra la Tierra.

¿Y adónde irá? Pues la Ley de Patrimonio Natural, aprobaba en 2007, reconoce los meteoritos como patrimonio geológico, pero en su articulado no se mencionan, ni tampoco se especifican sanciones por apropiación indebida, por lo que hoy por hoy es legal su propiedad privada y su compra-venta al mejor postor. Antes de la aprobación de la ley , desde el IGME se enviaron al Congreso de los Diputados varios folios con las medidas de  protección para meteoritos que los científicos creían necesarias. Sólo lograron una mención en el capítulo de definiciones de Patrimonio, no en el articulado. Hoy, cualquier persona que encuentre uno puede hacer un buen negocio con él. Es difícil encontrar la explicación de esta omisión, salvo el desinterés de los políticos por la ciencia.

Así que, un buen negocio es lo que está esperando la familia Asensio López: sacar un dinerillo vendiéndolo al mejor postor, ya sea en España o fuera. «Tenemos ya algunos interesados», responde misterioso el hermano de Ramón, Faustino, mientras mete el meteorito en una caja de fruta y lo guarda de nuevo en el almacén del bar Las Terrazas.

Afortunadamente, a cambio del estudio geológico, los investigadores del IGME se quedaron con el trozo estudiado, un holotipo que en estos días se expone ya en el Museo Geominero y que ha servido para inscribirlo en el registro como el meteorito número 29 confirmado en España. Es ahí donde todo el mundo podrá ir a verlo. Como sidereto es el cuarto, después del de Colomera (Granada, 1912), Quesa (Valencia,1898) y La Almunia (Zaragoza, 1950), si bien este último está en Alemania.

Eleuterrio Baena, con el original y la copia que ha realizado.

Eleuterio Baena, con el original y la copia que ha realizado. |R.M.T.

Por otro lado, Eleuterio Baena, experto restaurador y conservador del IGME, aplicando una técnica propia, que ha sido patentada por este Instituto, ha realizado varias copias absolutamente fidedignas del meteorito, una de las cuales se expondrá en un museo del Parque Nacional de Cabañeros, otra en el Museo Geominero junto al pedazo original y la tercera en el Bar Las Terrazas de Retueta de Bullaque.

De vuelta de Cabañeros,  y como postre, una visita a la casa rural Boquerón de Estena, cuyos propietarios tienen un pequeño museo geológico en cuyos muros luce la reproducción de crucianas (las huellas fosilizadas de trilobites de hace 500 millones de años) más grande del mundo. Todo lo que hay allí son piedras terrestres, pero como el meteorito del Bar Las Terrazas, están llenas de historias.

  1. Pingback: La abuelita que guardaba un meteorito en un cajón | Laboratorio para Sapiens

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