Un Museo de Ciencia en Sevilla,una buena noticia


Casa de las Ciencias de Sevilla

Casa de las Ciencias de Sevilla

Con la que está cayendo, que se logre impulsar un museo dedicado a la ciencia es una más que buena noticia. Es la remozada Casa de la Ciencia de Sevilla, donde con poco presupuesto pero muchas ganas, el biólogo y actual responsable del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Andalucía ha puesto en marcha un proyecto marcado por la divulgación científica, con un importante sello medioambiental, en esta comunidad autónoma.

Y llega en un buen momento. Justo cuando la ciencia en España anda de capa caída y son tantos los recortes por aquí y por allá que la sociedad no es del todo consciente de que estamos tirando el futuro por la borda, al permitir que nuestros mejores investigadores se vayan o pasen a formar parte de la que todos llaman ya la empresa más grande del país. O lo que es peor, acaban endeudados por culpa de Hacienda.

«Quiero que se convierta en un centro en el que tenga cabida tanto la inversión pública, que no es mucha dadas las circunstancias económicas, como la privada. Estoy muy ilusionado con las actividades que estamos preparando, algunas tan espectaculares como llenar Sevilla de ballenas», me comenta Ferrer, que ya ha logrado para este museo importantes colecciones.

Pero antes de hablar del contenido conviene saber que la Casa de las Ciencias se encuentra en un fantástico edificio, que fue el Pabellón de Perú, en la Exposición Iberoamericana de 1929, obra del cordobés Manuel Piqueras Cotolí (1885 – 1937). Desde 2008, ya tenía un contenido científico propiciado por el CSIC (en 2011 se incorporó la Junta de Andalucía), pero andaba de capa caída, apenas 1.800 metros cuadrados sin actividades, sin casi contenido. De hecho, ni los sevillanos sabían de su existencia.

Ahora, Ferrer y su equipo quieren convertirlo en un auténtico museo, con una superficie ampliada a unos 4.500 metros cuadrados para exposiciones en los que se podrá visitar espectaculares colecciones de cetáceos (tanto esqueletos fósiles como reproducciones en resina), minerales,  invertebrados y meteoritos. Habrá también un espacio dedicado a la Energía, un planetario y un mariposario.

Miguel Ferrer, que es un científico de los que no paran, y que también dirige la Fundación Migres, sueña con el día en el que, además de los propios ciudadanos, los muchos turistas que visitan esta ciudad incluyan en sus recorridos el nuevo espacio para la ciencia.

Bienvenido sea, Miguel. Sólo sabiendo los importantes logros de nuestros científicos, y los de fuera, seremos conscientes de lo que estamos haciendo.

 

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