Allí estaban, con sus pancartas, explicando a todo el que pasaba que la empresa de Isidoro Álvarez, la misma que ganó 210 millones de euros de beneficios en el ejercicio anterior, tiraniza a sus empleados sin escrúpulos, que tras las caras amables que atienden en un mostrador hay siervos, presionados y perseguidos para seguir llenándose los bolsillos.
Agobiada por la masa de consumidores que me rodeaba, caminaba hacia el autobús -el Metro anda de huelga, para pedir que se cumpla su convenio, el firmado y pactado, no se olvide-, cuando un enorme cartel, colgado de un edificio junto a la Plaza Mayor, me abrió los ojos: SE VENDE PARQUE DE BOMBEROS. ¡Qué ilusión le haría a mi sobrino!, me dije pensando en un juguete.
Pero, ¡Oh, sorpresa!, no lo era. Se vende uno real, de cientos de metros cuadrados, en la zona más cotizada de la ciudad. Mi mente de ‘sapiens ‘ pronto lo vio claro: en un país que se vende todo (hospitales, residencias de ancianos, el agua, los parques naturales protegidos…) ¿por qué no también los parques de bomberos?
Así que me acerqué a preguntar a los profesionales y ha sido como me he enterado de que el Parque Número 6, justo junto a la Casa de la Carnicería de la Plaza Mayor, no está en venta para cualquiera: sólo se vende para construir un hotel de lujo y que parece ser que anda interesada la cadena del Hotel Ritz, con la que mi bolsillo no puede competir. Eso me lo apuntan los vecinos. Me cuentan también que hay una recogida de firmas a través de Change.org, algo que surgió cuando estaba yo fuera del país, a comienzos de diciembre.
Los bomberos (y son 15 los destinados a este Parque) están que trinan desde entonces porque resulta que este Parque trabaja en la zona de mayor densidad de población de la ciudad, tanto de habitantes como de turistas, y su ‘venta’ y ‘reconversión’ dejarán a cientos de miles de personas mucho más desprotegidas. «Se fundó en 1884, hace casi 130 años y es el más emblemático de Madrid. Aquí tenemos dos camiones que han sido los primeros en llegar a incendios tan graves como el de Alcalá 20. Además, estamos rodeados de casas con estructuras de madera, de conventos y monumentos que van a quedar en situación de inseguridad», me explica uno de los bomberos. «Profesionalmente, es una barbaridad», apostilla.
Efectivamente, si hubiera un fuego en las Cortes, en la Puerta del Sol, en el Rastro, en el Teatro Real, este puñado de bomberos podrían salvar muchas vidas. ¿Cómo es posible que alguien piense en eliminarlo así, sin más? «Bueno, al principio pensaron en hacer uno nuevo en la calle de San Bernardo porque en todo el centro sólo quedarían los parques de Puerta de Toledo y de Santa Engracia, pero ahora con la crisis han parado el proyecto, y este edificio ya ha salido a subasta», continúan explicándome.
Cierto es que a estas alturas no debería sorprenderme la incapacidad de nuestros políticos. Total, si nos achicharramos del todo, eso que se ahorrarán en cuidados hospitalarios, en fármacos, en pensiones de incapacidad…. Podría argumentarse que 50.o00 vecinos ya han firmado en contra del desmantelamiento de este Parque en un mes, desde que instalaron una mesa a la puerta con este fin, pero ¿que son 50.000 vecinos frente al argumento de la crisis? Pecata minuta.
Así que vuelvo a casa con las manos vacías, pensando que si en 2012 estábamos quemados por los políticos incompetentes, en 2013 vamos a acabar achicharrados, literalmente.
Vaya poca vergüenza…
Me gustaMe gusta
Pues sí. Ya no hay límites.
Me gustaMe gusta