
Fragmentos del cráneo del niño de hace 1,5 millones de años.|PLoS ONE
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Investigadores españoles, liderados por los responsables del Instituto de Evolución en África (IDEA), ha encontrado restos fósiles de un niño que vivió hace 1,5 millones de años en la Garganta de Olduvai (Tanzania), el primero que se halla de esa cronología. Aquel pequeño era anémico, como tantos otros hoy en ese continente. Sin embargo, gracias a esta patología los investigadores han averiguado que ya entonces su fisiología era exactamente como la nuestra, todo un paso en el estudio de la evolución humana.
El hallazgo, que se publica esta semana en la revista científica PLOS ONE, consiste en dos fragmentos cde su cráneo, probablemente de un crío de ‘Homo ergaster’ que no había cumplido aún los dos años de edad y presenta una anemia (la ‘Hiperostosis porotic’), que se produce por falta de consumo de carne. «Lo que nos dice este hallazgo es que ese alimento era fundamental para nuestros ancestros hace un millón y medio de años, que dependían de él para su supervivencia», explica el arqueólogo y director del trabajo Manuel Domínguez-Rodrigo, de la Universidad Complutense de Madrid.

El arqueólogo Policarpo Sánchez, en 2010, en el yacimiento SHK. |Rosa M. Tristán
Si era tan importante, afirma, no podía ser algo que llenara sus estómagos esporádicamente. Tenía que formar parte de la dieta habitual. Ello implica un acceso a grandes cantidades de carne que no habría sido posible si únicamente comieran las sobras de otros carnívoros, es decir, si fueran sólo carroñeros. «Es una evidencia más de que cazaban grandes piezas. Por ello tenían una fisiología igual a la nuestra, luego su origen es muy anterior a lo que se pensaba; además, compartían esa carne, usaban lanzas para conseguirla», argumenta el investigador.
Muerto en el destete
En los trozos de cráneo, encontrados en 2011 en el yacimiento SHK, detectaron que padecía de falta de consumo de vitaminas B9 y B12. La criatura (de la que no se conoce el sexo) murió durante el destete. Y si aún dependía de la leche materna, ésta era nutricionalmente deficiente debido a la falta de consumo de carne por parte de la madre.

Mapa del yacimiento
Durante décadas, los arqueólogos han debatido sobre cuándo la carne pasó a ser importante en la evolución humana. Hay rastro de su consumo hace 2,6 millones de años (huesos con marcas de haber sido cortados), pero ¿era algo excepcional? Algunos investigadores así lo defienden y nos dibujan un origen como carroñeros.
Manuel Domínguez-Rodrigo y su equipo abogan por otra hipótesis: aquellos primeros humanos ya eran cazadores de animales de hasta 300 kilos (cuyos restos han encontrado en algunos de sus campamentos-yacimientos) [Ver aquí reportajes publicados sobre estos yacimientos] porque la carne era esencial. Lo que no podían probar es que los primitivos ‘banquetes’ fueran frecuentes.
«La carne aporta nutrientes, como la colabamina, que son básicos para el desarrollo del sistema nervioso y el cerebro; hoy quien no la consume, logra sus elementos en vegetales y frutas que no existían en la sabana africana», puntualiza el investigador español.
Una anemia del mismo tipo sólo se había detectado en el Neolítico, hace 11.600 años, cuando el ser humano se sedentarizó y aumentó el consumo de cereales, en detrimento de la carne.
El descubrimiento se encuadra dentro del Proyecto de Paleontropología y Paleología de Olduvai (TOPPP, en sus siglas en inglés), que lidera la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad de Valladolid, el Instituto de la Evolución en África (IDEA) de España, la Universidad de Dar es Salaam (Tanzania) y la Universidad de Colorado (Estados Unidos).
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Interesantes conclusiones que nos acercan a los procesos de nuestra evolución y sorprende que de unos restos fósiles tan insignificantes se puedan obtener tanta información.
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Siempre me sorprenden las conclusiones que extraen los científicos con hallazgos como este. Gracias, Rosa, por hacernos fácil esta información.
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