Museos que llevan la ciencia a las aulas, y no a la inversa


Reportaje Parque de las Ciencias de Granada

Reportaje Parque de las Ciencias de G

Reportaje Parque de las Ciencias de Granada

El pasado 27 de septiembre, en ESCUELA, publiqué un reportaje en el que se diseccionan las posibilidades que ofrece el Parque de las Ciencias de Granada para los docentes de toda España que, a pesar de los recorte en Educación, y la desesperanza que generan, aún buscan alternativas atractivas para que sus alumnos se acerquen a la ciencias.

Este año, el museo granadino prepara, además, una gran exposición sobre el cerebro, que se suma a las otras que se analizan en este reportaje, especialmente aquellas que salen de los muros de sus instalaciones para acercarse a los colegios.   A continuación el texto del reportaje completo:

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Humanos y chimpancés, fetos distintos a las 22 semanas


  Compartimos con ellos el 99% del ADN, pero hasta ahora no conocíamos en qué momento de nuestro desarrollo biológico toman derroteros distintos desde hace más de siete millones de años. Mirando la imagen de la derecha, es difícil distinguir cuál es el feto de chimpancé y cual el humano.
Esa bifurcación de caminos, según han revelado científicos de la Universidad de Kioto,  ocurre a las 22 semanas desde el inicio del embarazo porque sería a esa edad cuando el cerebro de un feto de chimpancé deja de crecer, mientras que nuestro sigue aumentando de tamaño hasta pesar ese kilo y medio que tan doloroso hace el parto humano.
La investigación que revela este dato ha sido publicado en la revista ‘Current Biology’ de esta semana por Satoshi Hirata y sus colegas Tomoko Sakai y Hideko Takeshita. Su trabajo nos descubre que al principio el cerebro crece muy rápido dentro del útero en ambas especies de primates, pero con cinco meses y una semana de gestación, el de los chimpancés se estabiliza, mientras que el humano sigue en aumento acelerado durante otros dos meses, o más. (el tiempo de gestación humana sólo es ligeramente superior al de los chimpancés, 38 semanas versus 33 o 34 semanas).

VíDEO. Ecografía de un chimpancé

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores tomaron imágenes en ultrasonido 3D de dos chimpancés embarazados de 14 a 34 semanas de gestación. Luego, la compararon con las de fetos humanos de esas mismas edades.
«Aclarar estas diferencias cerebrales proporcionará claves importantes para comprender el sofisticado comportamiento de los humanos modernos», ha señalado Sathosi.
A lo mejor también nos aclara por qué si hasta las 22 semanas, nada nos diferencia de un chimpancé, se ponen tantas trabas para que las mujeres paran cuando desean, y no cuando venga estipulado en una ley.
Aborto limitado a la semana 14
Llama la atención que los abortos sólo se permitan, en la ley vigente desde 2010, hasta la semana 14 de gestación, salvo en los casos de malformaciones muy graves del feto o que éste sea inviable. Pero aún llama más la atención que esa legislación quiera revocarse, para hacerla todavía más restrictiva.
Pese a la creencia general de que el aborto es libre en este país, nada más lejos de la realidad. Un estudio reciente del grupo Mujeres ante el Congreso refleja que mueren 30 veces más madres en países con leyes que limitan este derecho. Sin embargo, casi todas ellas (y sus parejas)  deciden la interrupción en los primeros meses de embarazo. Sólo un 1,54% aborta a partir de la semana 22, que sería cuando feto humano y de chimpancé comienzan a diferenciarse.
Así, y pese a que ambos serían iguales hasta entonces, a los que promueven eliminar ese derecho a decidir de los padres no se les ocurría denunciar la práctica de abortos en  chimpancés.
El tamaño del cerebro es lo que complica tanto el parto humano, como explica Juan Luis Arsuaga en su último libro, ‘El primer viaje de nuestra vida‘. Es una pena que, una vez desarrollado plenamente en la edad adulta, se utilice para manipular y coartar libertades. Eso es una auténtica involución.

Escuelas ‘con armarios’, niños en la cuerda floja


El riesgo de suicidio entre escolares homosexuales triplica la media: un 43%

-Rubén: “Con 8 años sufrí las primeras agresiones de mis compañeros e intenté suicidarme”

-Un 60% de los escolares homosexuales sufre acoso homofóbico en los centros de enseñanza

Un reciente artículo en la revista ‘Nature’ recordaba que la homosexualidad es un comportamiento que existe en un gran número de animales, desde los nematodos, a los albatros y desde luego en primates como los humanos. Es minoritario, pero natural. Sin embargo, decenas de miles de escolares españoles sufren el acoso homofóbico de sus compañeros, como refleja este reportaje publicado en el periódico semanal ‘ESCUELA». La crisis de identidad sexual puede llevarles a intentar quitarse la vida.

Periódico ESCUELA

Periódico ESCUELA

“Me tragué un montón de pastillas. Quería matarme, pero no lo conseguí, afortunadamente. Pero sufría mucho y no quería ni salir de casa. Pasé por todos los institutos de Guadix (Granada) y todas las clases; el acoso era brutal porque nunca oculté que soy gay. Una vez, me bajaron el pantalón en el aula y me tiraban bolígrafos, tizas…Algún profesor me apoyó, pero en general no querían problemas y cuando algún compañero me agredía con violencia, y se le castigaba, los padres echaban en cara que por qué tenían sus hijos que estar conmigo”. Estremece el testimonio de Rubén, un joven de 21 años que, finalmente, tuvo que esperar a ser mayor de edad para continuar con el Bachillerato.

Rubén fue uno de los miles de niños y adolescentes que sufren homofobia en los centros educativos españoles. Hasta un 43% de los homosexuales  y bisexuales reconoce que se ha planteado el suicidio durante su etapa de escolarización, un 35%  llegó a planificarlo y un escalofriante 17%, como Rubén, lo puso en práctica. Así lo refleja un estudio sociológico presentado esta semana por la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), empeñada este curso en “sacar del armario de las aulas” a escolares que, lejos de estar integrados, siguen pasando por un suplicio.

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¿No hay ‘parrilla’ para la ciencia?


La autora con Juan Luis Arsuaga en Pinilla del Valle.

La autora con Juan Luis Arsuaga en Pinilla del Valle.

  • ARSUAGA RECLAMA ESPACIO EN TV PARA CIENTÍFICOS ESPAÑOLES
  • PROPONE REALIZAR UNA GRAN EXPOSICIÓN DE IMPACTO INTERNACIONAL 

PINILLA DEL VALLE. Un montón de cuernos de uros prehistóricos se acumulan en lo que fue una cueva, pero que se hundió y hoy es un yacimiento conocido como La Des-Cubierta. El paleontólogo Juan Luis Arsuaga examina unos fósiles. «Uhmm, esto parece una mandíbula de cérvido», comenta a los investigadores que le rodean.

Estamos en el yacimiento  de Pinilla del Valle, que codirige con Enrique Baquedano y Alfredo Pérez, donde llevan 10 años trabajando en busca de restos de los neandertales que vivieron en ese valle, en los aldeñados de Navacerrada.

«Pensamos que esa acumulación de cuernos puede ser un enterramiento hecho a propósito porque sino… ¿Qué sentido tiene que estén todos amontonados?», se pregunta. El año pasado, en este lugar del Calvero de la Higuera encontraron unos dientes de niña neandertal, de la que confían hallar nuevos fósiles.

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Conoce el reparto de la ‘tarta’ científica del año


Una ‘tarta’ pequeña de la que alguno comerá un buen trozo, otros poco y, en general, incluso existe la posibilidad de que se la cercenen casi sin probar bocado, a no ser que paguen por adelantado. Este es el panorama que se presenta ante los investigadores que trabajan en el área de Ciencias de la Tierra y Recursos Hídricos, tras la preselección de los proyectos que este año serán financiados por la Secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación.

Museo Nacional de Ciencias Naturales | CSIC

Museo Nacional de Ciencias Naturales | CSIC

En total, se han aprobado 68 proyectos y subproyectos, de los 196 que fueron presentados. El gasto público será de 6.355.000 euros y los que más contentos están son los miembros del equipo de Atapuerca, que con 1.213.000 euros se llevan casi la quinta parte del total de la partida (un 19%). Hasta el viernes, día 7 de septiembre, estaban con el alma en vilo, pues este año de crisis tocaba renovar su financiación y no tenían todas consigo.

El varapalo más grande es el que han sufrido los investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que presentó 28 proyectos y sólo le han aprobado una decena (casi un tercio): en total, 894.000 euros. En el Museo Nacional de Ciencias Naturales muchos se han llevado un buen disgusto.

Aunque, según me aseguran algunos científicos ‘afortunados’, los presupuestos fueron «muy muy» ajustados, lo cierto es que lo concedido es casi un 15% menor a lo pedido. «No se dónde vamos a aplica ese recorte»,me asegura un afectado, que prefiere el anonimato. Sólo 20 superan los 100.000 euros y hay alguno de 15.000, dinero con el que se tendrán que apañar para evaluar en la Universidad de Valencia el secuestro de CO2 en las huertas de la comunidad.

Pero lo más llamativo, si cabe, es que ese dinero quizás llegue o quizás no, porque en el Anexo  II, apartado B) referido al pago de las anualidades del la resolución deja claro que: «El pago de las anualidades estará condicionado a las disponibilidades presupuestarias» y en un país al borde de pedir un rescate no son palabras muy halagüeñas, precisamente.

Cartas contradictorias en el CSIC

Para terminar de rizar el rizo, el vicepresidente de Investigación del CSIC, Antonio Figueras, envío esta semana una carta a todos los investigadores señalándoles que se había superado la crisis de liquidez de julio y que pueden realizar los gastos de sus presupuestos, incluso señalando que su pago será prioritario. Pero al mismo tiempo, a los directores de cada centro ha enviado otra misiva diciéndoles que «la tesorería de los centros se reduce un 50%», según ha informado la gerencia de uno de ellos. Así que les conmina a dar prioridad a los proyectos que terminan este año a la hora de pagar…. y los demás que esperen sentados hasta que la situación «se normalice», algo que no tienen visos de ocurrir.

Y si alguno quiere ir a un congreso, a debatir con colegas o presentar resultados, o necesita viajar para que su proyecto pueda realizarse, debe adelantar la mitad de los gastos, que el CSIC sólo lo hará con la otra mitad. Vamos, que hay que invertir los ahorros, si se tienen, para poder seguir investigando.