Pocas experiencias vitales son tan impactantes como dormir bajo las estrellas en el lugar donde hace más de dos millones de años un primate, pariente de los chimpancés, comenzó a caminar. Es la Garganta de Olduvai, en Tanzania.
En ese escenario único, en el que se escuchan las hienas y se sienten bajo la colchoneta los restos fosilizados de nuestros ancestros, la vida circula lentamente, pero con una intensidad que nos diluye en la naturaleza. Así lo viví en las dos expediciones que me llevaron a los pies del Kilimanjaro, una de safari por sus parques nacionales y otra a visitar excavaciones paleontológicas, que relato en el Blog y la Tierra de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente.
La Fundación ha organizado un viaje para este otoño en el que se seguirán las rutas que marcó el conocido naturalista en el país africano, allá por los años 60. Desde la reserva privada de Sinya y el Parque Nacional del Lago Manyara, al cráter del Ngorongoro, y la sabana del Serengeti. De camino la Garganta de Olduvai, donde un proyecto de investigación español ha logrado asentarse.