Dicen los investigadores del reino animal que el consenso favorece la toma de decisiones, aún entre animales que no tienen un cerebro tan desarrollado como el del ser humano. De hecho, reduce el margen de error en la opción elegida.
Este consenso, sin embargo, no siempre ha estado presente en nuestra historia como especie, aunque sí en sus orígenes. Es más, hoy los dirigentes ya no buscan el consenso de los invididuos que componen el grupo, sino que, una vez conseguida una mayoría representativa (algo que en España es cada cuatro años), deciden el rumbo hacia el que hay que ir para conseguir ‘mejores pastos’ en solitario.
Y si luego no hay pastos, ni agua para beber, curiosamente no cambian en rumbo, sino que siguen adelante, incapaces de reconocer que se han equivocado, lo que puede llevar al exterminio de esos humanos. Al final, lo que tenía la apariencia de ser fruto del consenso social se convierte en un sistema que se parece bastante más al de las manadas de lobos, donde es uno el que decide y los demás obedecen.
De estos asuntos trata el reportaje que publiqué en EL MUNDO y del que aquí incluyo en enlace con su PDF.
WEB18NO – Madrid – EM2 CIENCIA – pag 56